Feelgood, siente el poder

Tras el verano comenzamos el nuevo curso con muchas ganas de vernos y organizar el mayor número de Beers&Politics posibles en Madrid. Para el estreno de la temporada, que será el miércoles 17 de septiembre a las 20:30 horas, os traemos un plan que no podréis rechazar: ver la obra de teatro Feelgood hay crlar posteriormente con el reparto de actores.

Feelgood ha sido una de las sorpresas del año pasado y, tras una exitosa gira por España, regresaba a Madrid el pasado agosto al Teatro Infanta Isabel (Calle Barquillo 24, metro Chueca). Ahora, y hasta el 28 de septiembre, tenemos ocasión de volver a ver esta obra políticamente incorrecta que habla de comunicación política y, pese a haber sido escrita en 2001, trata sobre problemas de actualidad y reflexiona sobre el sistema en el que vivimos preguntándonos qué somos capaces de hacer por conservar el poder.

Tras ver la obra, además de los actores Fran Perea, que hace de dircom del presidente, y Manuela Velasco, que protagoniza a una periodista, casi seguramente también podremos intercambiar opiniones y cervezas con su autor, el ex asesor de Gordon Brown, Alistair Beaton, considerado uno de los mejores escritores satírico-politicos del Reino Unido.

Sinopsis
La obra cuenta las horas previas a la intervención del Presidente del Gobierno ante el Congreso de su partido, entre acusaciones de censura a la libertad de expresión por parte de miembros del partido y por protestas ciudadanas en las puertas del hotel donde se celebra el Congreso. La trama toma un giro inesperado al descubrirse cierto secreto que afecta al propio Presidente.
La obra lleva al espectador de la risa al estupor en décimas de segundo y deja un recuerdo en el público que suele manifestarse al salir del teatro: “¿Cómo he podido reírme de semejante situación?”, es la sensación generalizada en estos casos.
La obra podría subtitularse en España como ‘Feelgood, siente el poder’… Y es que durante la representación el espectador acaricia esa zona desconocida con los dedos. Es algo parecido a mirar por una rendija qué es lo que se cuece en las cocinas del poder. Feelgood apela a una realidad más cruda y más profunda del ser humano: su relación con el poder.

En el diario El Confidencial, Esteban Hernández hizo un resumen, junto una entrevista al ponente, que adjuntamos:

La reunión de Beers & Politics que se celebró en Madrid tuvo como invitado a Alistair Beaton, quien fuera asesor y escritor de discursos al servicio del ex primer ministro británico Gordon Brown, y autor de la muy recomendable obra teatral Feelgood, que se está representando en el Infanta Isabel. Beaton fue el ponente del encuentro, y, conforme a las reglas previstas, fue invitado a las cervezas que quiso (igual que los asistentes) narró sus experiencias en la política y en el teatro sin ninguna cortapisa y contestó a cualquier pregunta que le formuló un público entre en el que se encontraban asesores electorales, actores, políticos como Trinidad Jiménez, miembros de las Nuevas Generaciones del PP y simples curiosos.

La importancia de la autenticidad

Antes, ACyV había conversado con el escocés, que hizo uso con frecuencia de un humor socarrón, como era previsible, y de notable lucidez. Beaton nos aseguró que “todos los políticos quieren un escritor de chistes, que les haga parecer humanos y dé gracia a sus discursos”. Todos, excepto algunos políticos de derechas que son graciosos por sí mismos. Un buen ejemplo es Boris Johnson, el alcalde de Londres, que aspira a liderar el Partido Conservador. “¿Has visto su pelo?”, pregunta el dramaturgo. “Parece que no le presta atención. Pero antes de cada entrevista, antes de que le grabe la cámara, se lleva las manos al pelo y lo desordena. Es un hombre muy inteligente que hace el papel de payaso. Y lo que le gusta a la gente de él es que habla como una persona de verdad”.

Los políticos de izquierda, por el contrario, tienen serios problemas para parecer auténticos. “La gente como Blair o Cameron están rodeados de ayudantes, gente de relaciones públicas y asesores de imagen, todo el rato”, explica Beaton. “Y estos les dicen que no fumen ni beban en cámara. Por ejemplo,Gordon Brown bebe champán. Le encanta. Es lo único que bebe. Apenas le gusta el whisky, pero nunca le vas a ver con una copa de champán en la mano. Sus asesores le han dejado claro que no puede haber champán si hay una cámara en la habitación. Si las hay cámaras, puede haber vaso de agua, vino o whisky. Si no las hay, siempre hay champán”.

La izquierda haría mal en pensar que políticos como Johnson, Farage o Le Pen son estúpidos

Todos estos problemas de representación, sin embargo, no preocupan a los nuevos líderes de la derecha más populista. “El líder del UKIP, Nigel Farage, fuma en cámara y se bebe grandes pintas de cerveza inglesa”, explica Beaton. “Hace todas las cosas poco sanas que los políticos se supone no deben hacer. Pero parece real, auténtico, y la gente piensa ‘oh, es un tío normal, es como yo, voy a votarle porque me entiende’». Pero esto, asegura Beaton, no quiere decir que sus ideas no sean peligrosas: “El fascismo puede ser también un tipo amable en el pub diciéndote ‘soy tu amigo, vótame’”.

En opinión de Beaton, la izquierda haría mal en pensar que políticos como Johnson, Farage o Le Pen son estúpidos. “Son muy listos y es un error pensar que no lo son”, asegura el dramaturgo. “No me importa que los políticos sean estúpidos, puedes reírte de ellos. El blanco verdaderamente difícil es el político inteligente, que es el más peligroso”.

El fracaso de la izquierda, el auge del nacionalismo

Al final, como en Feelgood, los políticos acaban convirtiéndose en (malos) actores. “La presentación acaba siendo lo más importante”, explicó el dramaturgo. “Cuando el envoltorio lo es todo y no hay ideología detrás, la democracia se convierte en una guerra de trajes en los que no hay nadie dentro”. Una pérdida de ideología que, como explica el dramaturgo, es especialmente evidente si miramos lo que ha ocurrido en Estados Unidos: “Cuando Obama llegó al poder todos tuvimos algo esperanza en el cambio, pero ha sido absorbido por el sistema. Es trágico, porque todos teníamos algo de esperanza, máxime yendo detrás de George Bush. Pero no ha logrado casi nada. Y eso es deprimente”.

De un tiempo a esta parte, afirmar que los políticos sólo siguen el dictado de las grandes empresas, se ha convertido en un lugar común, pero Beaton cree que, «pese a lo simplista del planteamiento es algo fundamentalmente cierto». La mayoría de la izquierda se ha adaptado a esa dinámica, perdiendo por el camino su identidad, y también su discurso. Pues no cabe duda que, al menos en lo que respecta a la comunicación política, la derecha está ganando la partida a la izquierda. Algo que Beaton, un izquierdista confeso, reconoce enseguida: “Creo que a la izquierda le falta sentido del humor. No estamos siendo muy honestos. ¿Es la izquierda más hipócrita o menos auténtica? No lo sé. Pero sí creo que en el fondo la izquierda sabe que está fracasando”.

“Desde luego no se están uniendo los trabajadores del mundo, y eso es un fracaso de la izquierda y un éxito de la derecha”, asegura el escritor. “Creo que el concepto de solidaridad de clase ha sido destruido por la moderna cultura de consumo. Se puede tener a las masas tranquilas dándole cosas bonitas. Toma un IPad, un videojuego, un juguete… Todo esto mantiene alejada a  la gente de lo que es importante, pues les han convencido de que serán felices si compran cosas y tienen cosas”.

El fracaso teórico (primero) y electoral (después) ha hecho que los grandes partidos de izquierda tiren la toalla, y es algo que está amenazando, incluso, la unidad territorial de algunos estados. “Gordon Brown está ahora en Escocia haciendo discursos”, contaba Beaton. “Lo que dice, principalmente, es que el Partido Laborista nunca va a permitir la destrucción del sistema nacional de salud. Pero el problema es que la privatización de la sanidad pública empezó con Tony Blair. El partido laborista, que debería representar los intereses de la clase trabajadora escocesa, ha desaparecido y ahora representa los intereses del gran capital, de los bancos, de la élite. ¿Por qué vamos a votarles? Uno de los factores por los que ha crecido tanto el “sí” es el colapso del Partido laborista, ya que su voto se ha movido a los nacionalistas”.

También hizo un buen resumen Rocío Martín en su blog.