ISABEL CARRERA
Cuando los profesionales o emprendedores comienzan a promocionar sus servicios a través de las redes sociales, no suelen pensar en marca personal ni en “términos de mercadotécnicos”; mucho menos en ser vistos o percibidos como “producto”. Puede ser que el único objetivo sea mostrar -en esa gran vidriera de las redes sociales- lo que saben hacer para conseguir clientes. El interés pasa por “construir y mantener audiencias personales” para lograr visibilidad, “entendida esta como un capital simbólico que daría acceso a otros capitales sociales y económicos”, como dice Lucia Caro Castaño en “El discurso de la autopromoción y la autenticidad en las redes sociales: la marca personal y la microcelebridad”.
Ocurre, a veces, que esta incursión en las redes sociales, como Facebook, Twitter, Instagram y Linkedin, se hace sin una estrategia definida y terminan por reflejar una “redundancia informativa”. Este fenómeno consiste en que, según Caro Castaño, “muchos usuarios compartan un mismo ítem en diferentes horarios del día ―pensando en diferentes audiencias―, emulando la práctica de la redifusión informativa tradicional en medios como la radio y otros medios de comunicación masiva” (2016).
Creen que, al publicar información a diario sobre determinados temas sin diferenciarse de otros, pueden llegar a potenciales clientes. Para conseguir posicionamiento, reconocimiento y clientes, es imprescindible incorporar estrategias de comunicación de marca, imagen y marca personal. Esto no quiere decir que se deba actuar como “microcelebridad”[1], en busca de fama en las redes sociales, ni tampoco mezclar contenidos de índole personal y autopromoción para conseguir mayor alcance. Se trata de mostrar las habilidades, aptitudes, valores y destacar las fortalezas que se tienen. Es importante innovar, ser creativo, auténtico, reinventarse y aprovechar las circunstancias.
Hay que buscar ser percibido como alguien que podría aportar valor a una empresa u organización; diferenciarse de otros que brindan el mismo servicio y no compartir las mismas piezas de comunicación y el mismo texto en las diferentes plataformas. A la hora de gestionar un perfil 3.0 es importante recordar tres rasgos distintivos de las redes sociales: economía discursiva (síntesis), cultura hipervisual (estética) y emotividad (personal).
También hay que tener en cuenta que las redes sociales son muy útiles para conectar con otros profesionales, muy reconocidos (y otros no tantos) de diversos puntos del planeta, que podrían sumar a tu posicionamiento. Aprovechar ese espacio para interactuar, intercambiar opiniones e información con colegas, ya que las redes sociales acortan las distancias.
Es fundamental recordar que en redes sociales la estrategia no es algo estático, es necesario revisar constantemente en base al análisis de los datos. Por ejemplo, si vemos que un GIF para hablar de un tema determinado no funciona, sabremos que ese tipo de contenido no es el óptimo para mi comunidad. Por lo que habría que probar con un flyer o un video.
Al mismo tiempo es importante construir esa imagen en la vida real. La consultora argentina en imagen y marca Daniela Aruj sostiene: “soy bueno, entrenando soy mejor” e insiste en que “una marca se construye para toda la vida”. Esa afirmación tiene relación con las ideas de Jim Joseph, quien argumenta: “nuestras marcas personales comienzan al nacer cuando nuestros padres nos dan un nombre” (2013). Pero, aclara que debemos cultivarla para lograr reconocimiento y reputación.
Entonces, para construir la marca personal es esencial formarse, prepararse y mostrar pasión por lo que se hace. Para diferenciarse es básico saber: “¿Por qué quiero ser conocido?” (Dalla-Camina, 2016). Porque “la marca personal no consiste solo en lo que hacemos, sino más en cómo, para quién y por qué lo hacemos” (Dalla-Camina, 2016).
Una vez definida la marca, es importante “tener muy claro la imagen que pretendemos proyectar” (Petruca, 2016, p.2). Ser consistentes y coherentes, tanto en lo personal como en lo que se publica en las redes sociales, porque “imagen es apariencia, comunicación y comportamiento” (Aruj, 2019). Es de suma importancia desarrollar una estrategia sólida de posicionamiento para las distintas plataformas y mostrar siempre el mismo estilo – tanto en la vida real como en las redes – si queremos que nuestra marca personal sea memorable.
Isabel Carrera es Periodista, comunicadora, consultora de Compol en Bienteveo Comunicación y organizadora de los Encuentros Binacional de Comunicación Política (Argentina-Paraguay). (@carreraisabel)
[1] Este neologismo aparece por primera vez en un artículo del periodista Clive Thompson (2007) donde apuntaba hacia la aparición de microfamas en las plataformas de la web 2.0 y al empleo de técnicas de relaciones públicas por parte de usuarios no-célebres. (Caro Castaño, 2016:404).