España tiene sed de urnas

MARIANO RAJOY

Queridos amigas y amigos,

Buenos días.

Antes de nada, muchas gracias.

Antes de nada quiero trasmitiros a todos mi agradecimiento por vuestra contribución al éxito de las tareas de esta convención.

Mi reconocimiento al trabajo que el Partido, que todos vosotros, estáis realizando en unos momentos decisivos de la historia de España. Habéis hecho muy bien las cosas. Los españoles os lo han reconocido en las elecciones gallegas, vascas, europeas y catalanas.

El 22 de mayo nuestros compatriotas volverán a reconocer vuestro trabajo a los que ya gobernáis y a muchos más. Es un privilegio presidir este partido. Sé que estoy aquí porque vosotros habéis querido y además porque me habéis ayudado siempre. Lo sé, lo tengo y lo tendré siempre presente.

Gracias a todos. Os aseguro que estaré a la altura.

Gracias a la ciudad de Sevilla por la acogida que nos ha dado. Sevilla es una ciudad que enamora, por su luz, su alegría, su belleza. Por su ser. Aquí han pasado cosas muy importantes para España y también para nuestro partido. Sevilla pronto tendrá el alcalde que se merece, Juan Ignacio Zoido.

Quiero dar las gracias especialmente a los responsables de que esta Convención haya sido un éxito. A todos os felicito en las personas de Ana Mato y Baudilio Tomé.

Gracias también a los invitados que nos acompañan en esta clausura y a los medios de comunicación a los que les hemos obligado a trabajar mucho en esta Convención.

Gracias también a Javier Arenas y a todos los compañeros del Partido Popular de Andalucía por su hospitalidad y su trabajo durante estos días…. Y durante estos años.

Javier Arenas y el PP de Andaluz son para nosotros un modelo de constancia, de tesón y de trabajo bien hecho. Basta con salir a las calles de los pueblos y ciudades de Andalucía para comprobar el brillante resultado de esa gran tarea realizada. Hoy los andaluces están con nosotros y nosotros con ellos. Gracias y enhorabuena.

Queridas amigas y amigos.

Hemos querido que está sea la Convención de la confianza. “Puedes confiar” ha sido el lema que nos ha convocado a lo largo de estos tres días. “Puedes confiar” es el mensaje que hemos querido transmitir alto y claro a la sociedad española, a todos y cada uno de los españoles.

Pues bien, yo os digo que se puede confiar. Que podemos confiar. Podemos confiar, en primer lugar, en las posibilidades de España; Podemos confiar, también, sin reservas, en las capacidades de la sociedad española.

Podemos confiar en nuestro proyecto y en la alternativa que ofrecemos.

Los españoles vivimos tiempos difíciles, muy difíciles. Tiempos en los que abunda la confusión, la preocupación, la decepción y hasta el abatimiento.

Y es que ha faltado verdad, coraje, responsabilidad, horizontes, altura de miras y sentido de Estado. Ha sobrado ocultación, improvisación y cálculo ventajista.

España tiene sed de urnas, tiene prisa por apuntalar su esperanza, por dotarla de un contenido fiable. España quiere cambio, quiere abrir una nueva etapa. Quiere que se acaben las palabras floridas, los anuncios que no se cumplen, el retraso interminable de las soluciones, de los resultados, de la cosecha que nunca llega. España quiere dejar atrás la división, la fractura social, el debilitamiento de la Nación y el deterioro de valores básicos en nuestra sociedad.

Hoy los españoles miran al Partido Popular. Y lo hacen con firmeza, con apremio y con exigencia. Saben que somos la alternativa, que somos quienes podemos hacer que las cosas cambien. Lo hacen con confianza creciente. Pero la confianza no se regala, se merece.

La tarea no es fácil y la responsabilidad mucha. Nosotros estamos preparados y no la vamos a rehuir.

Queridas amigas y amigos:

No quiero hablar del pasado. Hoy no es día para criticar al Gobierno ni para explicar sus errores. Nadie nos pide que insistamos en ellos, porque todo el mundo los conoce o los sufre en su propia carne.

¿Hay algún español que no sepa que sumamos ya cuatro millones setecientos mil parados? Digo mal: ¡más de cuatro millones setecientos mil parados!

¿Qué vamos a contarle si todos ven cómo llegan a su propia casa las facturas de los años de desgobierno: la luz, el gas, el transporte…?

¿Qué vamos a explicarles a los funcionarios o a los pensionistas que van a ver este año sus pensiones congeladas?

¿Qué vamos a decirles a los pequeños y medianos empresarios o a los trabajadores autónomos?

¿Qué vamos a explicarles a los jóvenes que están haciendo las maletas porque en la tierra donde nacieron no hay sitio para ellos?

¿Qué vamos a explicarles si ven que los países con los que se comparaba España crecen con fuerza y vuelven a generar empleo mientras que nosotros estamos sacrificándonos, no para mejorar el futuro, sino para que la incompetencia no nos hunda más en el presente?

¿Qué vamos a explicarles?

No necesitan que se lo recordemos, ni esto ni muchas otras cosas que están en la cabeza de todos porque desgraciadamente lo sufrimos todos los días.

Los españoles saben muy bien lo que pasa en España.

Lo saben.

A los españoles no les interesa ya oír hablar de este Gobierno. Lo único que esperan de él es que anuncie la fecha de las elecciones. Lo que les importa no son nuestras críticas sino nuestros propósitos. De eso es de lo que quiero hablar.

Amigas y amigos

Empieza un nuevo tiempo político.

Estamos ante una nueva etapa en la que todos nuestros pasos, todas nuestras iniciativas y nuestros esfuerzos deben ir encaminados en una dirección: reconstruir la confianza de los españoles y encabezar un proyecto de recuperación nacional.

Lo haremos con propuestas como las que hemos debatido aquí durante este fin de semana.

Nos proponemos, en primer lugar, que España vuelva a crecer y a crear empleo. Que olvide esta pesadilla, que se ponga en marcha y saque partido de sus recursos. Hablo de trabajo, porque pienso que la primera obligación del gobierno, hoy, es la recuperación del empleo.

Todo cuanto se haga, se diga, se decida o se financie debe contribuir a sembrar puestos de trabajo. Creo que la mejor política social es crear empleo. Creo que sólo si hay empleo habrá prosperidad para todos. Sólo si hay empleo estarán garantizadas nuestras pensiones y nuestros servicios públicos.

Esta es nuestra primera responsabilidad, nuestra principal motivación.

Los parados son parte de nuestro plan. Los jóvenes son parte de nuestro plan. No los queremos desanimados, resignados, de espaldas al compromiso. Queremos que puedan trabajar y que confíen. Que se comprometan con su país. Ellos son la energía que España necesita.

Y también los emprendedores también son parte de nuestro plan.

Creemos en el ánimo emprendedor de millones de españoles. Son esas decisiones personales de riesgo y confianza, de coraje y valentía las que marcan la prosperidad y pujanza de un país. Queremos animarles a crear riqueza. Sabemos que sin ellos no habrá empleo en España.

Pueden tener la seguridad de que no les vamos a estrujar como a un limón, ni les vamos a cambiar las reglas del juego cada trimestre, ni tendrán que lidiar con 17 mercados distintos, ni les vamos a imponer unas relaciones laborales de hace décadas.

Al contrario. A todos ellos les digo: “queremos ayudarte porque tú formas parte de nuestro plan y tienes que contribuir a que salgamos de este agujero. Ten confianza porque vamos a crecer”.

A todos; a los que no encuentran trabajo, a los jóvenes, a los pensionistas, a los emprendedores, a todos los españoles, a todos. A todos les digo: “Puedes confiar. Podéis confiar en nosotros”. Y será verdad, porque estaremos despejando el terreno de todos los obstáculos que bloquean el crecimiento.

Amigas y amigos:

Hay algo que quiero dejar muy claro. El Partido Popular es el gran partido reformista de España. Vosotros lo sabéis muy bien: la reforma ha sido nuestra seña identidad en el gobierno. Reformas para el empleo, para la prosperidad, para la libertad.

Ahora se habla mucho de reformas.

Reformas que se niegan, que se retrasan, que se anuncian, que se posponen… Reformas impuestas, reformas atropelladas, reformas improvisadas… Reformas de las reformas … Un tejer y un destejer, un decir y no hacer. Un hacer que se hace, pensando, que lo único importante es la foto.

No engañan a nadie.

Basta ya de improvisaciones. España necesita un horizonte claro y ese es nuestro compromiso. Hacen falta otras políticas. Es el momento de poner el país a punto para los próximos treinta años.

No nos podemos permitir que la crisis deje a nuestro país al margen. Otros ya están saliendo con fuerza mientras aquí seguimos enredados en discusiones bizantinas.

Hace falta ya un gran proyecto nacional que modernice nuestra economía, que favorezca el crecimiento y el empleo. Un plan global que integre todas las reformas que necesita la economía española.

Y no sólo las más urgentes, como las del sistema financiero o el mercado laboral, también la reforma fiscal, la energética, la reforma educativa y tantas otras…. Todas las que requiere la mejora de la competitividad de la economía española.

Necesitamos un plan y necesitamos algo más.

Sabremos comportarnos como una familia que no gasta lo que no puede, ni vive del cuento, ni ahonda el agujero de la deuda, ni siembra de hipotecas el día de mañana. Porque nadie puede resolver sus problemas gastando más de lo que gana.

Sabremos ser austeros, vigilar el dinero, reducir el déficit, rebajar la deuda, y exigiremos ese mismo comportamiento a todas las administraciones. Sólo así volverá la confianza a nuestro país y el crecimiento y el empleo dejarán de estar bloqueados.

Sólo así la vida económica pisará terreno sólido y la esperanza no parecerá una ilusión vacía. Sólo así España volverá a ser fuerte y respetada en Europa y seremos vistos como socios fiables. Sólo así contribuiremos a una Europa fuerte y abierta que haga del euro, nuestro gran proyecto, el ancla de su prosperidad.

Y entonces el mundo volverá a confiar en España y se acabarán las dudas, los sobresaltos y los problemas de financiación de nuestras administraciones públicas, de nuestras empresas y de nuestras familias.

Amigas y amigos, en esta Convención también hemos hablado mucho de políticas sociales.

No formaríamos una nación si no fuéramos capaces de ofrecer a todos, el cuidado de su salud, de su vejez y de sus infortunios.

Quiero deciros que estoy profundamente comprometido con los españoles y con su bienestar y quiero deciros también que una buena gestión económica es la condición previa de la justicia social.

La justicia social no es algo que se defienda con bonitas palabras, ni con aspavientos, ni sembrando parados. Se defiende haciendo números, llevando bien las cuentas, respetando el dinero de las personas, haciendo reformas y asegurando que no falte trabajo. Esa es la fórmula más eficaz para mejorar las pensiones de hoy y garantizar las del futuro.

Es el camino más seguro para atender mejor la salud de los españoles, invertir en educación y ayudar a las personas y a las familias que más lo necesitan.

Amigas y amigos, la solidaridad y la justicia social no son –como algunos pretenden- patrimonio de ninguna fuerza política. Si acaso pueden ser patrimonio de aquellos que saben gestionar la economía. Todos tenemos buenas intenciones, pero no todos pueden acreditar una buena gestión capaz de hacerlas realidad.

Dicho esto, que es lo más importante cuando de políticas sociales se habla, hoy quiero referirme de manera especial a la familia y a la educación.

Quiero que España rescate el valor de la familia para devolverle la importancia que le otorga la Constitución. Yo os aseguro que la familia en España no tendrá menos importancia ni menos atenciones de las que recibe en otros países de nuestro entorno.

No menos, porque nos importa más.

La Nación no es una simple suma de individuos aislados. Todos formamos parte de una red familiar. Apoyando a la familia, contribuimos a fortalecer valores muy importantes: la cohesión social, la solidaridad entre generaciones, la educación moral, la igualdad de la mujer o su incorporación al trabajo fuera de casa.

La familia es el principal motor del progreso social, porque nadie se sacrifica tanto como los padres para que sus hijos logren llegar más lejos de lo que pudieron llegar ellos. Y a esos padres les vamos a ayudar. Ninguna madre, ningún padre desea que, cuando se analizan los resultados escolares en Europa, a sus hijos les toque la parte más fea de la estadística.

Queremos que España sea fuerte en educación. Después del empleo, nada nos va a importar más.

No esperaremos ni un segundo para implantar una educación que ofrezca calidad. Queremos una escuela que favorezca la promoción social.

No importa de dónde hayas salido, no importa ni tu nombre ni tu origen. Importan tu talento, tu esfuerzo, tu afán de mejora.

En España no se despreciará el mérito ni se condenará el esfuerzo ni se olvidarán principios educativos elementales como el respeto al profesor y a las reglas que rigen la convivencia.

Queremos una España en la que los padres puedan decidir cómo y dónde quieren ver educados a sus hijos conforme a sus principios y valores. No meramente instruidos: educados.

Quiero que el niño en la escuela aprenda a ser bueno, a respetar el bien común, a ser responsable de sus actos. Que aprenda a distinguir lo que está bien de lo que está mal y que ser ciudadano implica no sólo derechos sino también deberes.

Queridos amigos, en esta Convención no hemos hablado sólo de política económica o de políticas sociales, también hemos hablado de España, de nuestra Constitución, de lo que ella significa y de la fortaleza de nuestras Instituciones.

Creemos profundamente en nuestra Nación. Para nosotros España no está en juego, no es discutible y no se negocia.

También creemos en la Constitución que es la única garantía de los derechos y las libertades de todos los españoles. Durante más de tres décadas ha sido referente de libertad y progreso. Hoy nos comprometemos a defenderla, a proteger su vigencia y a asegurar su cumplimiento.

Vamos a defender también el Estado de las Autonomías que es patrimonio de todos. Queremos unas autonomías austeras, fuertes y eficaces, comprometidas con el interés nacional.

Queremos unas Autonomías que sigan contribuyendo a la modernidad del país, capaces de cooperar para afrontar la crisis y hacer efectiva la igualdad y la solidaridad entre todos los españoles. Unas autonomías para dar un mayor impulso a la Nación.

Estamos comprometidos con una Democracia fuerte, en la que las reglas de juego se respeten, la ley se cumpla y la justicia funcione con independencia y rapidez. Una democracia en la que el ciudadano no tenga que esperar años para ver restituidos sus derechos.

Es nuestra obligación fortalecer nuestras instituciones, restablecer su salud y restaurar el crédito y la confianza que merecen.

Hablo del Parlamento, del Tribunal Constitucional, del modelo judicial y del funcionamiento de nuestras administraciones públicas, que requieren de reformas profundas. Reformas que, con vuestra ayuda, yo voy a acometer y a acordar con el resto de las fuerzas políticas.

Porque unas instituciones que garanticen la libertad y la seguridad y hagan efectivos los derechos de todos son la base de la convivencia, de la justicia y del bienestar. Y sólo un país con instituciones sólidas y fuertes es un país en el que se puede confiar

Amigas y amigos

Con la Constitución, con Instituciones fuertes, con la Ley es como vamos a derrotar al terrorismo. Ese es el único camino y en él debemos permanecer unidos.

El terrorismo sólo terminará con la ley. Ese es el camino que nosotros iniciamos y no queremos que nadie lo abandone. Vamos a estar vigilantes. Aquí no caben atajos ni componendas ni concesiones: los terroristas no pueden participar en la vida y en las instituciones democráticas.

Yo quiero una España que haga justicia y que honre a las víctimas del terrorismo. Nosotros vamos a tenerles siempre presentes. Tantos españoles de bien, tantos servidores del interés general, tantos amigos y compañeros que no olvidamos y hacia los que tenemos un deber de justicia. No me olvido de ninguno, no puedo citar a todos, pero estamos en Sevilla:… Ascen y Alberto, estamos con vosotros.

Queridos amigos

Las cosas tienen que cambiar y yo os digo que lo conseguiremos. Lo conseguiremos aunque no será fácil porque vamos a recibir la peor herencia institucional, económica y social que haya recibido un gobierno democrático en España. No será fácil porque se nos endosa una hipoteca de muchos años.

No será fácil pero lo lograremos. Ya lo hicimos en una situación parecida. ¿Fue acaso un sueño que España creara empleo entonces, cuando los demás países lo destruían? No, no fue un sueño

¿Fue un sueño que aquella España desesperanzada que heredamos en 1996, fuera capaz de alcanzar poco después el mayor grado de prosperidad que había conocido nunca? Parecía un sueño, pero no fue un sueño. Entonces pudimos y ahora podremos. Lo bueno de las cosas buenas es que pueden repetirse.

Los desafíos cambian, pero las cosas en las que creemos no cambian, nuestra voluntad no cambia, nuestra capacidad no cambia y nuestra determinación tampoco cambia.

Nosotros no ofrecemos la ilusión de que las cosas se arreglan solas. Ofrecemos la convicción fundada de que podemos arreglarlas si nos ponemos a ello.

No somos una sorpresa que haya surgido de repente. No somos un experimento. A nosotros se nos conoce. No haremos milagros. Trabajaremos con rigor, con respeto y con humildad. Vamos a decir la verdad, a contar con la gente.

Creemos en la política ejemplar y nos comprometemos a hacer de la austeridad, la transparencia y la rendición de cuentas permanente nuestra forma de estar en política, nuestro estilo de gobierno. Costará esfuerzo ¿quién lo duda?. Pero no serán sacrificios inútiles como los de ahora, que estamos pagando un precio altísimo a cambio de nada.

No serán esfuerzos inútiles y tampoco serán los más débiles quienes más los soporten.

Son tiempos difíciles, pero no tanto que superen nuestra capacidad para hacerles frente.

No tanto como para que no sepamos adaptarnos a las dificultades, sacar partido de ellas y obtener ventajas para todos. Por el mundo se pasean con orgullo empresas españolas, profesionales españoles, científicos, técnicos, escritores, artistas, deportistas españoles.

España acumula un caudal de inteligencia, de creatividad, de iniciativa que muchos desearían tener, que no se ha sabido aprovechar y que encauzaremos para crear riqueza.

Tenemos una sociedad fuerte, que no se resigna a la decadencia porque sabe que la resignación es virtud para casos perdidos y España no es un caso perdido y no quiere resignarse. Podemos hacerlo, pero no queremos hacerlo solos. Nuestra llamada no se limita a los miembros del Partido Popular, ni a sus simpatizantes ni a sus electores. Nos reclama una gran tarea de recuperación nacional que exige el esfuerzo de toda la Nación.

Convocaremos a los españoles que no se resignan, a los que piensan que el futuro de España está en sus propias manos, a los que saben que ha llegado la hora de unir fuerzas alrededor de un proyecto que diga la verdad, que sea fuente de estabilidad, que sea austero, que ilumine el horizonte.

A nadie le preguntaremos de dónde viene, porque la abnegación, el patriotismo y la buena voluntad no son de ningún partido. Queremos una España sin discordias.

Una España en la que no se invente una excusa cada trimestre para dividir a los españoles sobre su concepto de nación, sobre las heridas del pasado, sobre sus tradiciones, sobre sus valores …

No es posible forjar una voluntad nacional fragmentando a los españoles por regiones, por sexos, por religiones, por clases o por ideologías. No es posible y no queremos hacerlo.

Si es para trabajar por la concordia, por el bienestar, todo el mundo será bienvenido. Cuando se trata de España, no hay bandos.

Y termino ya

Tenemos una gran tarea por delante. Cada vez más españoles tienen puestas en nosotros sus esperanzas.

Estaremos a la altura. Contamos con un partido fuerte, que está presente con un gran proyecto nacional en todos los pueblos de España. Contamos con una experiencia y una trayectoria. Contamos con vuestro esfuerzo y vuestra dedicación que nunca fallaron, ni en los momentos más difíciles.

Hoy otra vez os pido trabajo y humildad. Todos y cada uno de vosotros sois un espejo de lo que significa este partido. Todos y cada uno encarnáis nuestro proyecto de moderación, de concordia y de eficacia. Y cuando los españoles os miren tienen que ver ese proyecto convertido en realidad. Sobre todo, contamos con la sociedad española, con nuestros compatriotas. Ellos son nuestro mejor activo.

Los españoles han demostrado que son trabajadores, sensatos, decididos, voluntariosos y perseverantes. En ellos está nuestra fuerza para lograr la recuperación. Hay una España moderna y pujante que quiere salir adelante. Está ahí fuera, esperándonos.

Dentro de pocos meses tendréis ocasión de dirigiros a ellos pueblo por pueblo en las elecciones municipales y autonómicas. Allí vais a recibir la primera prueba de la fuerza de ese aldabonazo que llama a nuestra puerta.

Vamos a construir con ellos el futuro de esperanza que queremos para nuestros hijos.

Confío en ello y así será

Nada más, gracias a todos y buen viaje de regreso a casa.