“Cambio de ciclo político en Latinoamérica? Desconfío de los mapas pintados de rojo”. Entrevista con Daniel Chasquetti

Daniel Chasquetti es Profesor Titular del Departamento de Ciencia Política. FCS-UdelaR. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel II. doctor en Ciencia Política por la Universidad de la República, en Uruguay (@chasquetti)

Entrevistado por JORDI SARRIÓN I CARBONELL

Recibimos al politólogo uruguayo Daniel Chasquetti en el salmantino Instituto de Iberoamérica, donde pasa sus últimos días de estancia de investigación. Antes de su vuelta a Uruguay, le aguarda la Universidad de Otoño organizada por Podemos en la Complutense de Madrid. Nos reunimos para hablar sobre la situación política en Uruguay, pero también de la victoria de Lula y del nuevo ciclo político que se abre en América Latina. ¿Cuáles son los retos y las oportunidades de la región?

El Frente Amplio fue derrotado por una coalición de derechas en el año 2019. ¿Qué características tiene esta coalición?

La coalición es bastante amplia y heterogénea a nivel ideológico. Por un lado, está compuesta por los dos históricos partidos tradicionales, que fueron el sostén del sistema de partidos hasta la unificación de la izquierda en torno al Frente Amplio en 1971. Estos partidos son el Partido Nacional y el Partido Colorado, que tras la conformación del Frente Amplio se disputaron el espacio de la centroderecha. A ellos se une un actor nuevo que les permitió sumar una mayoría para gobernar: Cabildo Abierto.

¿Qué características tiene este nuevo actor de la política uruguaya? ¿Es homologable a un partido de derecha radical como Vox o Fratelli d’Italia?

Es difícil de calificar en el marco de las nuevas extremas derechas. Si bien es verdad que es una formación nacionalista que se hace cargo de la agenda de valores de la nueva derecha radical (marco de la libertad, la familia y la patria), sus ideas en términos económicos no son neoliberales. Por el contrario, son más bien proteccionistas.

Podemos definirlo como un conglomerado político que surge en una coyuntura de inseguridad. Uruguay se ha transformado en un lugar de paso del narcotráfico internacional. Esto propició la tormenta perfecta para la aparición del excomandante del Ejército Guido Manini, que recibió el ofrecimiento de un conglomerado de derecha que estaba naciendo. Su opción se volvió bastante atractiva para un votante de derecha que, por un lado, clamaba por seguridad y, por el otro, estaba cansado de 15 años de Frente Amplio y de nuevos derechos como el matrimonio igualitario, el aborto, la ley trans o la regulación de la marihuana. Manini actúa como pegamento de este conglomerado populista, explotando su imagen de político de orden.

El Frente Amplio tuvo una gran proyección en España de la mano de figuras como Pepe Mujica. Retirado Mujica de la vida parlamentaria… ¿Cuáles son los nuevos rostros del Frente Amplio?

El liderazgo del Frente Amplio estuvo marcado por tres figuras. Por un lado, quien fuera 10 años presidente, Tabaré Vázquez, que falleció recientemente. Por otro, Pepe Mujica, que ya renunció a su acta de senador por su edad. Por último, fue crucial el papel de Danilo Astori, el líder socialdemócrata y ministro de economía del Frente Amplio, artífice de la reducción de la desigualdad y la pobreza en Uruguay. Hay que tener en cuenta que, en Uruguay, el reemplazo de los líderes no se produce en los congresos partidarios, sino en las urnas, ya que las listas desbloqueadas permiten decidir a qué facción de la coalición apoyar. 

Creo que hay 4 figuras destacadas. La primera de ellas es la ingeniera Carolina Cosse, actual intendenta de Montevideo y ex ministra de Mujica y de Tabaré Vázquez, situada a la izquierda del Frente Amplio. Por otro lado está Yamadú Orsi, intendente de Canelones (el segundo departamento de Uruguay), que es el delfín de Mujica y tiene un perfil más moderado. En tercer lugar, con un poco menos de intención de voto está Mario Bergara, con un perfil más económico y moderado. Por último, no debemos desdeñar al presidente del Frente Amplio Fernando Pereira, que fue 18 años presidente de la central única de trabajadores en Uruguay, el PIT-CNT. Es una persona joven y con gran capacidad negociadora.

Hay voces que afirman que la coalición de derechas está creando una nueva hegemonía en Uruguay. ¿Cuál ha sido el desempeño del gobierno de derechas y el presidente Lacalle Pou?

Tuvieron un buen desempeño durante la pandemia, con una campaña de vacunación exitosa. Acuñaron el concepto de “libertad responsable” y el número de muertes fue bastante reducido. Esto le generó al presidente una reputación relevante, y esto ha propiciado que tenga entre el 42 y el 46% de popularidad. Comparado con Piñera, Duque o Bolsonaro, Lacalle Pou está por encima. Por su capacidad para construir una coalición, por su discurso persuasivo y creativo, con nuevos marcos y conceptos y por su talante moderado en una etapa de radicalización de las derechas. Como en Uruguay no hay reelección directa, Lacalle Pou no puede volverse a presentar hasta el año 2029. Y la derecha no tiene más candidatos fuertes. Habrá que ver si los encuentra hasta 2024.

El presidente Lacalle Pou intentó aprobar muchas de sus reformas por decreto y el Frente Amplio consiguió someterlas a referéndum. ¿Cómo fue este proceso?

Lacalle Pou usó el mecanismo de la Ley de Urgente Consideración, que da un plazo al Parlamento para debatir y, si no se aprueba, tácitamente se convierte en ley. El proyecto del presidente tenía más de 500 artículos, y pretendía reformar la educación para orientarla hacia el mercado y las competencias, subir la edad de jubilación o permitir la entrada de capitales sin declarar de dónde vienen. El Frente Amplio consiguió casi 800.000 firmas para someter estas reformas a referéndum, y, en un proceso ajustado, perdió por 23.000 votos. La victoria pírrica del presidente le dio legitimidad para implementar algunas de estas reformas, especialmente la de la seguridad social y la educativa, que se están encontrando con importantes resistencias, especialmente en los sindicatos.

No podemos obviar la victoria de Lula da Silva contra Bolsonaro. ¿Qué límites y posibilidades tendrá el nuevo gobierno de Lula?

Lula es un gran político, pero ante todo es un gran orador. Su discurso en la noche electoral fue brillante, y creo que tiene claro que a Brasil no le quedan muchas balas y tiene que darlo todo para que Brasil recupere el camino que andó hace unos años. Sus grandes tareas son devolver a Brasil al mundo como global player, reducir la polarización y los niveles de violencia y, por último, darle de comer a una parte importante de los brasileños que están pasándolo mal. Es desolador ver cómo a veces los avances son demasiado efímeros y puede llegar un Bolsonaro y tumbarlos.

¿Hay una nueva ola de izquierda en América Latina o se trata de un espejismo?

Observo en América Latina un escenario de gran insatisfacción con los gobiernos. En esto tienen mucho que ver la pandemia y la mala situación económica agravada por la guerra en Rusia. Al ser las nuestras economías exportadoras, esta situación ha favorecido un aumento de la pobreza y la desigualdad. En este contexto, la mayoría de gobiernos de la región (que eran de derechas) han ido cayendo. Ahora bien… ¿Estamos ante una nueva ola de izquierda? Desconfío de esos mapas de las Américas pintados de rojo. Cuando uno empieza ver caso a caso observamos que no pueden etiquetarse por igual Lula y Boric que las izquierdas venezolana y nicaragüense, profundamente autoritarias. Esta gran dispersión me lleva a pensar que más bien estamos ante una ola opositora fruto de la pandemia y la guerra de Ucrania. La gran tarea ahora mismo pasa por parar esta guerra. Nos está faltando política, que, al final, consiste en encontrar salidas frente a los problemas.

Argentina, Brasil, México, Colombia y Chile, que son las cinco principales economías latinoamericanas, están comandadas por las izquierdas. ¿Qué posibilidades abre esto a la integración en la región?

Es muy complicado que se den pasos en este sentido, ya que Mercosur es una unión aduanera muy imperfecta, en la que todos los actores están interrelacionados. Brasil y Argentina están muy imbricadas, ya que se necesitan la una a la otra, pero para que a Brasil le vaya bien necesita que China demande productos y que Estados Unidos no siga subiendo las tasas de interés. Brasil y Argentina dominan el Mercosur, y Colombia y Chile están dentro de la Alianza del Pacífico, y México está en la esfera del NAFTA. Colombia, Chile y México han suscrito numerosos acuerdos de libre comercio por su cuenta. Por estas cuestiones, se necesita más que una cierta sintonía ideológica entre partidos para que América Latina avance hacia una verdadera agenda de integración.

¿Cuál es el estado de salud en que se encuentran las democracias en América Latina?

La democracia en América Latina es el único juego posible. La conclusión que saco yo es que la democracia, como decía Robert Dahl, es una plantita que hay que regar todos los días. Si no, se seca y se deteriora. Por otro lado, en algunos países europeos también observo que la calidad de los procesos no deja de empeorar, se pierden derechos y bajan la transparencia y la rendición de cuentas. El caso de Brasil se llevó a un extremo, como también ocurrió en Nicaragua y Venezuela. Además, el caso de Perú es muy delicado también. El gobierno le ha pedido ayuda a la OEA para que intermedie entre gobierno y oposición. El último país en esa situación fue Nicaragua y terminó como terminó. Y también creo que debemos mirar con lupa el caso de Ecuador. La mejor forma para consolidar nuestras democracias es cuidarlas cada día.

No podemos acabar sin pedirle una recomendación para poder comprender mejor el momento político que vive América Latina. 

Steven Levitski y Daniel Ziblati escribieron un libro que se llama Cómo mueren las democracias. Creo que, aunque no habla directamente de la situación en América Latina, es una reflexión muy parsimoniosa sobre cómo pueden morir las democracias cuando se pierden de vista asuntos muy importantes. Levitski es un gran estudioso de la realidad política latinoamericana y es una de las personas más lúcidas para pensar y repensar nuestras democracias. Y nunca debemos olvidarnos de que la democracia no sólo se trata del resultado, sino también de los procedimientos. Si nos olvidamos del camino hacia la democracia nos encontramos con diputados armados persiguiendo a ciudadanos por la calle, como ocurrió en Brasil.

 

Jordi Sarrión-Carbonell es periodista, politólogo y @mastercompolin por la UPF. Fundó y dirigió Mirall València y actualmente cursa el máster en Estudios Latinoamericanos del Instituto de Iberoamérica de Salamanca (USAL). Colabora en medios como Contexto y Acción, El País o TVN24 (@jsarrion_)

Imagen de PIT-CNT