Eduardo Madina es analista político y económico. Tiene una dilatada experiencia política, habiendo sido diputado por el PSOE en el Congreso de los Diputados de 2004 a 2017, y formando parte también de la ejecutiva federal socialista de 2008 a 2014. Actualmente forma parte del programa La Ínsula de Onda Cero. (@edumadina). Borja Semper es escritor y abogado. Fue el portavoz del Grupo Popular en el Parlamento Vasco y el presidente del PP de Guipúzcoa. Desde 1995 hasta 2010 fue concejal en el Ayuntamiento de Irún (@bsemper). Ambos son autores del libro «Todos los futuros perdidos» (Plaza y Janés, octubre de 2021).
Entrevistados por Marina Isun
En su libro ‘Todos los futuros perdidos’ conversan sobre cómo han vivido el terrorismo desde distintas formaciones políticas ¿Por qué este libro llega ahora, 10 años más tarde de la desaparición de ETA? ¿Cómo ven actualmente la política vasca?
Pensamos que era importante aportar un granito de arena en términos de memoria con la propuesta que nos hizo Plaza y Janés para la elaboración de este libro de conversaciones sobre el terrorismo de ETA. La política vasca, en la actualidad y en lo relativo a este asunto, no parece estar siendo muy eficaz en términos de consolidación de la memoria. Por eso este libro.
El 60% de los jóvenes no sabe quién es Miguel Ángel Blanco. ¿Les preocupa? ¿Qué creen que debe hacerse?
Esta fue una de las razones por las que nos lanzamos a la elaboración de este libro. Sí, me preocupa. Las sociedades que han atravesado grandes traumas en su pasado, similares por ejemplo al terrorismo de ETA, hace bien cuando afrontan su propio futuro desde la solidez de la memoria. Básicamente, por una cuestión de auto protección. Consolidarla es, desde mi punto de vista, una prioridad para Euskadi.
En los últimos tiempos hemos visto que películas como Maixabel o libros adaptados a series, como Patria, han gozado de gran éxito entre el público. ¿Qué papel creen que juega la ficción en la pedagogía sobre ETA? ¿Y los medios de comunicación?
Desde mi punto de vista son enormemente relevantes. Tanto la literatura como los formatos audiovisuales son grandes productores de tendencias culturales. Si estas pasan por la memoria, desde mi punto de vista son una excelente noticia.
‘ETA’ ha sido protagonista en la dialéctica política de muchos de los discursos del Congreso, aun a día de hoy, 10 años después de su fin. Hemos escuchado hablar de ETA en debates sobre el coronavirus o autopistas, ¿Qué piensan al respecto?
Que ETA ya no existe y que en lo relativo a los debates de presente y futuro, utilizarla para describir la realidad, describe más al que lo hace que la realidad que describe.
El fotoperiodismo ha dejado imágenes de ETA para la memoria colectiva de este país: Los atentados de Vic, la manifestación de condena por el asesinato de Miguel Ángel Blanco o la liberación de Ortega Lara. ¿Qué imagen consideran más identificativa? ¿Hay alguna que recuerden especialmente?
Es una larga galería de imágenes la que dejó ETA en cinco décadas de actividad. En mi caso personal, recuerdo especialmente algunas de las que no se publicaron, las de la atmósfera que ví y en la que habitamos todos a finales de los 80 y los 90 en Euskadi. No hay fotos de ella pero para mí quizá sea la más significativa. Era una atmósfera fría, compuesta de hostilidad y miedo.
En su libro recuerdan escenas de su vida universitaria y de las pintadas o carteles que veían con sus nombres en las calles. ¿Qué papel cree que jugó la propaganda en el relato de ETA, en ambientes universitarios y juveniles?
Como en todo proyecto de vocación totalitaria, un papel clave. La intimidación formaba parte nuclear de los rituales del terrorismo. Aparentaba ser un fenómeno exclusivo pero no lo era. El Siglo XX ha visto en Europa múltiples ejemplos de esto mismo.
Entrevista realizada por Marina Isun, consultora de comunicación (@marinaisun)
Fotografía de RTVE.
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Más información en el documental «Impuros«.