Elecciones Brasil 2018: #EleNão ou #EleSi?

ALVARO RIBADENEIRA Y GONZALO INCHAUSPE

El Domingo Brasil se encuentra ante unas elecciones claves, incluso algunos analistas las definen como las más importantes en la joven historia de la democracia brasileña. Un país que ha vivido en los últimos años en incesante turbulencia a nivel político y económico, que claramente han llevado al debilitamiento de las instituciones y principalmente de los partidos políticos. Desde la última elección a esta, el país ha sufrido el encarcelamiento de Lula da Silva, el impeachment de su sucesora Dilma Rousseff, una implosión del sistema de financiamiento de la política a raíz del Lava Jato… que ha dejado a un gobierno débil y a una sociedad hastiada.

Todo esto ha gestado una sentimiento de frustración en la sociedad, y esto se puede ver en las encuestas pre electorales donde se podía ver que más de un 65% de la población quería un cambio. Donde los principales temas que dominan la agenda en la opinión pública son la seguridad ciudadana, la situación económica y la corrupción, en consonancia con las encuestas que el Latinobarómetro hace para toda la región. Un tema importante para entender la elección del día domingo, es comprender cuál fue la respuesta ante hecho de la clase dirigente brasileña, y claramente no fue buena. Hay un estudio muy revelador que indica que el 87% de los candidatos que se presentan para ambas cámaras van por la renovación de su banca.

Esto muestra que el establishment es un cuerpo muy cerrado, y que no permite bajo ningún aspecto el nacimiento de nuevos dirigentes. Mientras mas te alejas de las grandes urbes, más dura es la estructura de poder, y esto es lo que los politólogos han definido como el “Coronelismo”. Este término se utiliza para explicar el fenómeno que ocurre en muchos estados brasileños donde la estructura de poder que gira alrededor de unas pocas familias y se va trasladando de generación en generación e incluso los partidos están colonizados por dichas familias. Esta estructura de poder es la que está crujiendo y la dirigencia brasileña no lo entiende. No hace más que seguir hablando de sí misma y disputándose el poder, que cada día se desacredita mas por que la gente ya no confía en las instituciones.

En este contexto, es donde se entiende un poco mejor el fenómeno Bolsonaro, por que es un candidato que las mismas élites desprecian por que no viene de sus estructuras. De hecho el establishment no lo considera uno de los suyos y siempre tuve el mote de el “loco”. Es un candidato además que mientras los otros políticos estaban buscando pactos o alianzas para ampliar su base electoral, él se estaba comunicando directamente con la gente, estaba empatizando con esa frustración.

Por otro lado el discurso más conservador que tiene este candidato claramente y lamentablemente encarna lo que el pueblo brasileño piensa. El voto conservador en Brasil tiene un piso del 30%, de hecho se dice que solo el voto de los evangelistas representa el 30%. Este voto no solo es conservador, si no que es organizado, tan es así que un ex Obispo de la Iglesia Universal es el actual alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Crivella.

Por otro lado estos nuevos fenómenos políticos que están ocurriendo a lo largo del  continente, Trump, AMLO y ahora Bolsonaro nos están demostrando que hay confusión generalizada alrededor del discurso de lo políticamente correcto. Que un discurso sea dominante para el círculo rojo, no quiere decir que lo sea en la sociedad. Donde además muchos están subestimando a las redes sociales. La política hoy gracias a las redes sociales y la proliferación de medios, está dejando de alguna manera de ser tutelada por los medios de comunicación y ahora los políticos se pueden comunicar de forma directa con la gente, y esto es lo que están explotando los líderes populistas.

La clase política brasileña no supo renovarse a lo largo de los últimos años, posiblemente desde la vuelta a la democracia. Los nombres se repiten elección tras elección, incluso el mismo Lula. Sin embargo después de la explosión de la crisis del lava jato, el impeachment a la presidenta, las denuncias de corrupción a figuras importantes de todos los partidos tradicionales y la prisión a Lula han generado un hartazgo en la gente y potenciado ese deseo de cambio. Ante esta situación, la política Brasileña respondió con más de lo mismo, la oferta no supo satisfacer la demanda y esto facilita el camino para “el candidato outsider” Jair Bolsonaro y el candidato del líder carismático, Fernando Haddad.

Entonces estamos ante un escenario de polarización donde por un lado tenemos a Haddad  que es el candidato de Lula, repitiendo una vieja fórmula política: “Haddad al Gobierno, Lula al poder”. La campaña de Haddad está cruzada por dos ejes, por un lado la transferencia de voto de Lula hacia él (recordemos que era el candidato con mayor intención de voto pero que se encuentra imposibilitado por ley de serlo). El otro eje de la campaña es un discurso dirigido hacías las mujeres, para explotar el rechazo a los dichos machistas que su oponente generan, que afirmó: “El lugar de las mujeres es la casa”.

En el otro polo nos encontramos con Jair Bolsonaro donde los ejes de su campaña pasan primero por explotar la frustración de su pueblo enfatizando su perfil de ser lo “nuevo” y de que combatirá la corrupción. También ha desarrollado un discurso conservador y “políticamente incorrecto”: machista, homófobo, xenófobo y nacionalista. Este discurso va muy acorde con los sectores conservadores del brasil y sobre todo con la iglesia evangélica, históricamente aliada con Lula, y que ahora está inclinándose por Bolsonaro, porque un ataque hacia este candidato es un ataque a sus valores también.

Otro fenómeno curioso es que se ha iniciado una campaña negativa hacia Bolsonaro, por sus comentarios más reaccionarios. Donde cada vez se están involucrando más gente de la sociedad civil bajo el lema #EleNão, que obviamente está sumando muchos votos a Haddad a raíz de la polarización. Pero que no estamos seguro que sea lo mas efectivo, porque a la vez pone en el centro de la campaña a Bolsonaro y le ceden el centro de la agenda pública a este candidato. Interesante tema para analizar después de las elecciones.

Este Domingo nos encontraremos con un Brasil polarizado y con dos candidatos con discursos populistas, curiosamente uno de izquierda y otro de derecha. Ahora veremos qué es lo que primará en la gente, si será su “enojo” a quienes los llevaron a esta situación o el “miedo” ante un candidato “outsider” que no se sabe qué puede hacer.

Claro está que ambos candidatos son los que menos desean el establishment político, económico y  obviamente los medios. Todo parece indicar que habrá segunda vuelta, y que de mantenerse la tendencia, representará la pesadilla de Brasilia y de la Rede Globo, y que lo que reina en este país es la incertidumbre.

Gonzalo Inchauspe es Licenciado en Ciencia Política de la Universidad Católica Argentina y Magister en Comunicación y Marketing Político (TP) en la Universidad de Alcalá de Henares. Analista político en diferentes medios digitales (@Inchauspegm).
 
Alvaro Ribadeneira es Licenciado en Ciencia Política de la Universidad Católica Argentina y consultor político con 8 años de experiencia en la región, donde trabaja para clientes de  Argentina, Paraguay, Brasil y Ecuador, en la consultora Duran Barba & Asociados (@alvaroriba).