El Populismo electoral en Sudamérica

El pasado viernes, 22 de noviembre celebramos un nuevo Beers&Politics. En esta ocasión el título de la jornada fue “El Populismo electoral en Sudamérica“, a cargo del ecuatoriano Diego Cárdenas, economista, máster en inteligencia económica y estrategia; y máster en marketing y comunicación política. Ha trabajado como consultor en la campaña ecuatoriana de 2013 y en análisis de riesgo político. Escribe en At Contra.

Os dejamos el resumen de lo que explicó Diego:

Introducción

El populismo es un probablemente un tema que puede resultar tan fascinante como confuso para quienes lo ven de lejos (visto desde Europa), ya que la pregunta más difícil de responder es también la más elemental: ¿Qué diablos es el populismo? Hecha la pregunta, y antes de entrar en definiciones conceptuales, es muy útil revisar un caso que proviene de fuera del populismo mainstream (Viceministerio para la suprema felicidad del pueblo venezolano o la imagen del chándal tricolor) que es el que suele estar más presente u ocupar más atención de los medios.

En 2011, Guatemala organizó elecciones para renovar la presidencia del país. Unos meses antes Manuel Baldizón, un empresario multimillonario, se convertía en fundador y secretario general de un nuevo partido con el pomposo nombre de Libertad Democrática Renovada. El eslogan  de campaña fue este: «SOLO EL PUEBLO SALVA AL PUEBLO» y lo complementaba con otro parecido «SOLO LA FAMILIA UNIDA SALVA A GUATEMALA». Este mismo personaje ofreció como promesa de campaña, clasificar a la selección guatemalteca de fútbol al mundial de Brasil de 2014 (algo que inclusive para un sudamericano acostumbrado a escuchar ofertas de todos los colores, resulta francamente sorprendente). Baldizón hizo otras promesas menos “alegres” como  el instaurar la pena de muerte para disminuir la inseguridad en su país, o aumentar las regalías mineras al 50% . El resultado: 1 millón de votos en primera vuelta, y casi 2 millones (más del 46% de los votos) en el balotaje final. Baldizón perdió contra Otto Pérez (Eslogan: ”NO MAS POBREZA, NO MÁS INSEGURIDAD, CON MANO DURA SE PUEDE LOGRAR). Y no, para bien o para mal, Guatemala no clasificó al mundial (por lo que la gente habla de la maldición de Baldizón sobre la pobre selección guatemalteca).

Dejando a Baldizón atrás por un momento, la idea de hoy es intentar abordar al populismo desde el enfoque electoral, para lo cual propongo revisar rápidamente algunas ideas que servirán para definir el concepto y luego, desmenuzar tres casos concretos en la forma de eslogans, propuestas, e ideas fuerza expuestos en campaña el Latinoamérica. Miraremos los casos de Venezuela, Argentina y Ecuador como ejemplos para ilustrar el populismo en campaña.

Las definiciones: ¿Qué es el populismo?

La definición del populismo latinoamericano ha sido una tarea conceptualmente compleja. Una primera aproximación viene de Roger BARTRA (mexicano hijo de catalanes exiliados) quien cita a Gino GERMANI (sociólogo italiano que emigró a la Argentina y luego a Harvard – perseguido por el peronismo): populismo de los 70’s bajo los rasgos de autoritarismo, nacionalismo, alguna forma de socialismo de Estado. Es la combinación de contenidos ideológicos opuestos y fórmulas híbridas, lo que hace que la comprensión a través de la fractura “derecha-izquierda” resulte totalmente limitada.

Bartra lo resumen bien: los populismos latinoamericanos comparten troncos comunes basados en hábitos autoritarios, mediaciones clientelares, valores anticapitalistas, símbolos nacionalistas, personajes carismáticos, instituciones estatistas y MUY ESPECIALMENTE por las actitudes que exaltan a los de abajo, a la gente sencilla y humilde, AL PUEBLO.

Evidentemente, el pueblo es el elemento que articula el populismo, tanto desde su acción electoral como desde su accionar en el gobierno. ¿Qué es el pueblo?: para el populismo “hay masas de gente rezagada”, suelen ser grandes porciones de la sociedad, conformada por una mezcla heterogénea de residuos, grupos excluidos por la modernización, estructuras de proyectos económicos fallidos”. Todo esto es la MASA llamada PUEBLO.

Aquí es donde entra una definición interesante de Francisco Panizza (uruguayo, profesor de política latinoamericana en el LSE de Londres): EL POPULISMO ES UN “espejo de la democracia cuyo punto de discusión central es la posibilidad de poner al pueblo en un lugar de realidad objetiva. El populismo no es posible sin la articulación retórica de un pueblo “construido” en tanto actor social colectivo pero abstracto”.

Con una idea un poco más precisa, ¿cómo reconocemos entonces al populismo?
En el 2005, el escritor Enrique Krauze (mexicano – El poder y el delirio) escribió el decálogo del populismo. En síntesis, 10 rasgos:

  1. Exaltación al líder carismático: alguien debe ser el encargado de resolver los problemas del pueblo,
  2. El populismo ejerce el carisma mediante la palabra: el pueblo y su agencia de noticias propia. La palabra tiene un poder enorme,
  3. El populismo fabrica la verdad pero sobre todo la interpreta: “la voluntad del pueblo”,
  4. Los fondos públicos se gastan a voluntad y sin controles (frontera entre lo público y lo privado se difumina),
  5. El populista busca la repartición directa de la riqueza,
  6. El populismo instrumentaliza las tensiones sociales: algo especialmente crítico en sociedades desiguales como las latinoamericanas,
  7. El populismo busca la movilización permanente de los grupos sociales: buenos vs malos,
  8. Ataca y se defiende de un enemigo exterior (no es solo un concepto geográfico)
  9. El populismo desprecia el orden legal: la justicia “natural” por sobre la justicia “artificial”,
  10. Para el populismo, las instituciones son productos del orden que pretende cambiar: elitista, aristocráticas, oligárquicas La voluntad popular debe estar por encima de las instituciones.

Del decálogo de Krauze, es posible que entre 5 y 6 rasgos puedan verse bien reflejados en el enfoque que adopta el populismo en campaña, es decir, antes de ser poder. Este es un punto importante porque, como veremos más adelante, el populismo electoral se muestra todavía como un embrión de lo que puede ser una vez que tiene acceso al poder y a los fondos.

Algunos ejemplos de populismo electoral

Venezuela
Probablemente es el caso más presente es el de Venezuela, especialmente después de dos años consecutivos de campañas presidenciales, primero con Chávez y luego con Nicolás Maduro. Chávez marca el retorno del populismo con su llegada al poder en las urnas en 1998, 8 años antes que Correa y Morales en Ecuador, y evidentemente su muerte marcó la campaña de su heredero político. Desmenuzando varias piezas de su última campaña presidencial, los mensajes dejan poco espacio para las dudas:

  • Campaña del 2012:en el Spot Calles del Pueblo Nuevo: “En todas las calles el pueblo reconoce el amor y la dedicación de SU líder”. El slogan de campaña era: CHAVEZ, CORAZÓN DEL PUEBLO, CORAZÓN DE MI PÁTRIA. Los spots terminan con la voz en off de Chávez sentenciando: “LOS QUE QUIERAN PATRIA VENGAN CONMIGO”.
  • Canción oficial de campaña: “MI COMANDANTE, MI PRESIDENTE ¡CHAVEZ!”
  • Al borde de la muerte y con la carga emocional de una enfermedad muy fuerte, el tono de la campaña fue particularmente alegre,

Muerto Chávez, su imagen y su voz, son parte crucial de la campaña de Nicolás Maduro. Un solo líder carismático, no importa si vive o no, designa a quien instrumenta su voluntad y por tanto la del pueblo:

  • Lenguaje beligerante al pueblo (tono): “Lucha, batalla y victoria por la patria buena”

“Llegó la hora de la victoria perfecta, la hora de Chávez”

  • Slogan de campaña: “YO SE LOS PIDO DESDE MI CORAZÓN” (referencia a que elijan a Maduro).
  • El activo más importante de esta campaña era el líder aún estando muerto: “Chávez nacerá de nuevo”

La campaña está además atravesada por el hilo conductor que supone el testimonio del “pueblo”: spots cortos y directos de venezolanos que establecen claramente su reconocimiento al legado de Chávez y la obediencia a su deseo (VOTA DE CORAZÓN): “CHÁVEZ PARA SIEMPRE, MADURO PRESIDENTE. CHAVEZ TE LO JURO MI VOTO ES PA MADURO”

El pueblo por tanto expresa la voluntad del líder, quien a su vez interpretó -antes de muerto- la voluntad del pueblo. Un círculo hermoso y perfecto.

 

Argentina

El caso argentino es probablemente el más representativo a la hora de trazar un dibujo del populismo en el continente latinoamericano. La referencia de Juan Domingo Perón (presidente 3 ocasiones -golpe de estado y exilio), quien al ser preguntado sobre su ideología, respondió: “¿IZQUIERDA O DERECHA? YO GOBIERNO CON LAS DOS MANOS”. Esto hace que la definición de lo populista se vuelva una tarea aún más complicada ya que sus usos y formas han quedado de alguna manera “normalizados” dentro de los amplísimos aspectos del peronismo histórico y actual. Si analizamos rápidamente la campaña presidencial más reciente, encontramos nuevamente elementos comunes a lo visto en el caso anterior:

  • La muerte de Néstor Kirchner marca otra vez la reelección de su esposa Cristina Fernández, dejando espacio para desahogar una carga emocional enorme y plasmada claramente en todas las formas de comunicación.

Algunos ejemplos:

  • El eslogan fue tan simple y contundente como: FUERZA CRISTINA. Claro mensaje de apoyo frente al duelo, no hacia una esposa que pierde a su marido, sino de un país que pierde a su líder.
  • Néstor Kirchner pasa a ser ÉL: la campaña gira alrededor de ese elemento cuasi paranormal. Otra derivación del eslogan: “LA FUERZA DE ÉL, LA FUERZA DE UN PAÍS”.
  • La identificación del “pueblo” con el momento emocional de la nación se da por medio de spots testimoniales: La fuerza de Ariel, La fuerza de Atilo, La fuerza de Braian, La fuerza de Cecilia, etc. También hay espacio para otros testimonios: La fuerza de la Alegría, la Fuerza de la Dignidad…

El puente entre el reconocimiento del pueblo a la dinastía Kirchner desde 2003, queda fuertemente sustentado por los cimientos emocionales.

Los testimonios dan paso al reconocimiento más que a las promesas. Lo que se pretende es por tanto asegurar la continuidad de gobierno apuntalado por las bases de la sociedad argentina, reflejada en los rostros de quienes protagonizan los spots (deportistas, jubilados, personas en paro, científicos que retornan al país, jóvenes que se plantearon emigrar pero que finalmente se quedaron, hijos que encontraron a sus abuelos (DDHH), etc.

El caso argentino es posiblemente la mejor muestra de sofisticación en el populismo electoral: el populismo ilustrado.

 

Ecuador

El tercer caso en el que nos detendremos un momento es el de la llamada Revolución Ciudadana liderada por Rafael Correa desde el año 2006 en Ecuador. Aquí es necesario hacer un contrapunto entre los casos venezolanos y argentinos ya que Correa representa lo que podría ser un populismo ilustrado (PhD en Economía, educado en Europa y Estados Unidos, tecnócrata y político, etc.)

Un poco de contexto: Correa llega a la presidencia como resultado de un proyecto que nace del hartazgo de una buena parte de la sociedad ecuatoriana con la clase política del momento, 6 años después del quiebre económico del país. El compañero Correa encabezó una iniciativa política colectiva antes de pasar a ser Rafael, inicio y fin del proyecto.

Por tanto, la forma de comunicar y de llevar a cabo la campaña experimenta una evolución o involución (depende de cómo se lo quiera ver) hacia un estilo con tintes que claramente se acercan al populismo,

Esta “evolución” se observa muy marcadamente si se piensa que el Ecuador se transforma en una especie de democracia plebiscitaria: desde el 2006 al 2013, es decir en 7 años, Correa participa directa o indirectamente, 6 elecciones entre generales, consultas populares y referéndums (sin contar elecciones locales). Todas victorias.

La campaña de 2013: algunos ejemplos

  • Spot: Patria para siempre. Algunos fragmentos textuales:

“Somos la Patria recuperada, choferes, taxistas, los vende agua,…”

“Nosotros somos el Pueblo, lo tienes que saber; ya tenemos presidente, tenemos a Rafael” (ESLOGAN PRINCIPAL)

“Somos el 80% de apoyo que vota y que manda” (referencia al porcentaje de popularidad aunque luego haya recibido el 56% de los votos)

Menciones a “los de la clase antes olvidada”

  • Spot: la bicicleta (spot muy conocido donde Correa sale de la sede del gobierno y recorre en bicicleta por el país mientras revisa los avances de sus obras en áreas de salud, educación, autopistas, puentes, aeropuertos, etc.) Curiosamente se ve a Correa recorrer un país que parecería vacío…

El inventario de avances termina con Correa sentado en el humilde comedor de una familia de etnia indígena, mira a la cámara y dice: “Yo solo estoy de paso, el poder es de ustedes. Pueblo digno que se ha hecho merecedor a días mejores. Todo por la Patria, vota todo 35 (número de lista de gobierno)”.

Con la definición y los casos vistos, ¿qué más debemos saber del populismo electoral?

Está claro que los contextos nacionales definen los matices del populismo en campaña, algo que también responde a los momentos específicos (muerte de Chávez y de Néstor Kirchner, respuesta a issues específicos, etc.)

Sin embargo, vistos estos ejemplos, existen sin duda otros rasgos compartidos más allá de las definiciones conceptuales del inicio:

  • El populismo electoral lleva el concepto de la campaña permanente a otro nivel; vive de las vorágines electorales, en las que las elecciones (siempre más es mejor) sirven de alimento indispensable. Vive y muere para alcanzar victorias que refuercen el sentimiento (no la idea) de legitimidad absoluta.
  • Los esfuerzos electorales pasan por administrar verdaderas maquinarias de campaña, las cuales dependen y consumen  enormes cantidades de recursos para sus sostenimiento. Es por eso que no es lo mismo el populismo electoral antes y después de llegar al poder cuando el acceso a los recursos se dispara.
  • En todos los casos, estas maquinarias han entendido perfectamente el poder de la comunicación profesional en campaña. Las piezas son extremadamente elaboradas (Argentina y Ecuador), con trabajos de marketing muy refinados y a la vez alejados de la imagen “chapucera” que suele generar el populismo.
  • La personalización de “geometría variable”: el líder está la altura de sus “pares” (es decir del pueblo) al tiempo que está lo suficientemente lejos para favorecerlos con su poder (en teoría con su capacidad de conducirlos): el Correa de 2006 pasa a ser solo Rafael, Ortega es Daniel en Nicaragua, y Cristina es Cristina. Esto está relacionado con el esfuerzo sistemático de identificación y la generación de testimonios.
  • Ya en el poder, el populismo electoral intenta manejar siempre los tiempos y los hechos políticos. Pensemos en Maduro y su política de “rotación forzosa de inventarios” y adelantamiento de las navidades en Venezuela por decreto.

Conclusión

–    El populismo electoral está presente y lo seguirá estando al ser reflejo de una forma de entender la democracia en algunos países del continente.

–    El populismo electoral viene también de quienes no están en el poder y que pretenden replicar las experiencias en plazos cortísimos: ejemplos de esto son personajes como Baldizón en Guatemala o Alvaro Noboa en Ecuador (primera fortuna del país y 5 veces candidato a la presidencia). Las ofertas más estrambóticas suelen venir de estas iniciativas (pisos para todos, coches para todos, etc.)

–    Existe justamente el riesgo de caer en lo anecdótico ante estas propuestas: esto es, fijar la atención solamente en lo demagógico antes que la carga que conlleva el populismo, ya no en campaña, sino en el poder.

–    En el continente latinoamericano, hay corrientes políticas que invitan a pensar en cambios sociales y en reformas a partir de procesos democráticos cada vez más institucionalizados, y por tanto mucho más alejados del populismo electoral. Este es el caso de países como Uruguay, Brasil, Chile y Colombia, todo esto a pesar de tendencias ideológicas diferentes.

 

 

 

Imagen de: Jokamadruga