El pasado jueves, 14 de mayo, a las 20h, celebramos el primer Beers&Politics en Lima. El título de la jornada fue “El político del siglo XXI. ¿Cómo conectar con la gente?“, a cargo de LUIS NUNES.
Este es su resumen, publicado en la web punto de encuentro:
En primer lugar me referí al político de nuestros tiempos, confrontado con la enorme desconfianza ciudadana frente a lo político y a la política; según varios estudios, las y los peruanos somos los más desconfiados de toda América Latina. Otro tema que abordé es que veo una tendencia contemporánea a tener partidos menos ideológicos –no significa que las ideologías en sí desaparezcan- y más utilitarios en sus ofertas hacia la gente, donde las demandas son concretas: seguridad, empleo, salud, educación, servicios básicos, cuidado del medio ambiente, etc. Últimamente se viene hablando mucho de las “Promesas de valor”, para referirnos a qué, cómo, cuándo, dónde y a qué costo, se hacen las propuestas de solución a los problemas cotidianos del pueblo, ya no más promesas gaseosas o en el aire…La Democracia tiene que mostrar resultados.
Por otra parte, al político de estos tiempos, se le exige posiciones claras y concretas sobre los grandes temas; que no sea ambiguo y fije claramente su criterio, nada de ambigüedades en pro de querer quedar bien con todas y todos. Si debe confrontar, pues confrontará.
Estamos en la era del conocimiento y del talento: las grandes Universidades peruanas están sentando bases en las principales ciudades del país, por lo tanto también los políticos de provincia ahora tienen muchas oportunidades de prepararse, de actualizarse, de ver las tendencias mundiales y de trabajar en base a los avances y demandas ciudadanas. Es una exigencia de estos tiempos… dejar atrás la mediocridad en la política y en los políticos. Y ello nos lleva a pensar que necesitamos políticos que rompan paradigmas, que sean pioneros, verdaderos Agentes de Cambio, el político enfrentado a que ahora hay una mayor velocidad en los cambios socio políticos y que el reloj de la Historia avanza a pasos agigantados, con mucha influencia de las nuevas tecnologías y de las redes sociales. Un teléfono inteligente nos coloca en cualquier parte en décimas de segundo. ¿Están los políticos preparados para esta era de la inmediatez, del debate político instalado en los medios de comunicación y en las redes? Pero no todo en lo mediático es bueno: expone a nuestros dirigentes al 100%, los desviste públicamente y con ello, puede enlodar reputaciones y arruinar carrera. La mentira, el engaño, la ironía y la infamia pueden hacerse presentes. Los medios y las redes son el ying y el yang.
Pero nada de esto significa que el político del siglo XXI se aleje de la gente: las redes no sustituirán la necesaria cercanía física con la ciudadanía.
Lo que sí no cambiará, es que el político de ahora –como el de antes- siempre moverá sus piezas como en un ajedrez, viendo lo que le conviene, mirando lo que le beneficia política y electoralmente, pues así es el juego en el poder.
Hay un tema que pende cual Espada de Damocles sobre los políticos: esa terrible generalización de que todos son corruptos; esa percepción también está instalada en el político del siglo XXI; es injusto que así se le juzgue, pagan justos por pecadores; en la actualidad se están afinando y unificando esfuerzos, acciones, estrategias para investigar, perseguir y sancionar los actos de corrupción estatal y partidaria y eso está bien, pues el fantasma de la narcopolítica nos acecha peligrosamente; pero los corruptos no se quedan de brazos cruzados y también ensayan nuevas formas de seguir robando y saqueando cual piratas del aquí y del ahora.
Y haciendo un paneo sobre el panorama mundial, también se observa que los políticos de esta era seguirán enfrentando esta realidad que es el debate, la guerra y las agresiones producto del enfrentamiento entre la racionalidad y los fanatismos, especialmente los radicalismos políticos y religiosos y la mezcla explosiva de ambos. Ello ha tenido un triste balance en atentados, que, lamentablemente han llegado a acabar con la vida de destacados líderes políticos y sociales. Así que la vida de los políticos del siglo XXI, corre peligro.
Todo ello obliga a ponerse una especie de lentes para mirar el futuro desde el presente; un ejercicio de prospección, un “adelantar escenarios y tendencias”; muchas organizaciones y empresas privadas ya tienen Gerencias dedicadas a ello y la dirigencia política actual debería estar haciendo lo mismo: estar realizando ejercicios que les permita visualizar los procesos de construcción social de nuestro futuro, crear laboratorios de prospección que les permita “ver” los escenarios donde les tocará liderar, incidir y actuar.
En esa primera sesión de Beers & Politics, mi última reflexión estuvo centrada en plantear unas interrogantes sobre si vendrán nuevos pero distintos partidos, tal vez, partidos y organizaciones con mandos más horizontales de dirección y gestión, pues las tendencias marcan que la ciudadanía vería con buenos ojos, partidos más transparentes, más democráticos, más identificados con las causas ciudadanas, esas causas que los ahora llamados “influencers”, reclaman del político y líder de estos tiempos. No tenemos una bola de cristal, pero podemos intuir lo que se viene.