El mundo cambió para siempre

MAURICIO DE VENGOECHEA

En los últimos 15 años el mundo cambió para siempre. Hoy vivimos un mundo diferente marcado por grandes crisis políticas, económicas, y sociales, pero en especial transformado culturalmente por el impacto de la revolución tecnológica y el avance vertiginoso de la ciencia y las comunicaciones. Quienes como John Naisbitt y Patricia Aburdene se atrevieron en los años noventa a hacer futurología acerca de lo que pensaban iba a ocurrir en el siglo XXI y además lo publicaron en obras que en su momento conmovieron al mundo, como fue Megatrends 2000, fallaron en sus predicciones porque jamás imaginaron que la velocidad e impacto de los cambios, así como la participación cada vez mayor de la gente, modificaría por completo las tendencias.

Cinco de las empresas que Jim Collins mencionó como las que marcarían la pauta de los negocios en el siglo XXI en su libro “Good to Great” -Best Seller que llegó a convertirse en la Biblia de los hombres de negocios-, Great Western Bank, Eckerd, Circuit City, Borders y A&P, dejaron de existir.

Desde una perspectiva política, asistimos a una verdadera revolución en marcha. El terrorismo se propagó por el mundo entero y llegó a producir, entre muchos acontecimientos dolorosos para la humanidad, un hecho verdaderamente inimaginable, la caída las torres gemelas en Nueva York, símbolo del poder mundial, a manos de fanáticos musulmanes de Al Qaeda.

Desapareció, además, por completo, el mito según el cual solo las elites políticas conseguían llegar al poder para luego heredarlo a sus delfines. En los Estados Unidos, contra la opinión de quienes creían que todo estaba ya cocinado, Barack Obama, se atravesó en el camino de una de las dinastías más poderosas de la política americana de los últimos años, los Clinton, y fue elegido presidente, sustituyendo en el cargo a un miembro de otra dinastía de la política, el presidente George W. Bush.

Fue así como un activista comunitario y abogado de Derechos Civiles, nacido en Hawái y de padre africano, culminó el sueño de Martin Luther King y se convirtió en el primer Presidente afroamericano de los Estados Unidos en 2008 y contra todos los pronósticos se reeligió en 2012.

Para no ir más lejos, en América Latina, accedieron al poder por la vía democrática, dos militares rebeldes, en Venezuela, Hugo Chávez y en Perú, Ollanta Humala; un sindicalista, en Brasil, Luis Ignacio Lula Da Silva quien gobernó dos períodos, a quien sucedió una ex guerrillera, Dilma Rousseff, quien también resultó reelecta; otro ex guerrillero, José Mujica, en Uruguay; dos indígenas como Alejandro Toledo, en Perú y Evo Morales, en Bolivia, respectivamente; y un obispo, Fernando Lugo, en Paraguay, quien terminó dudosamente juzgado y derrocado por el Congreso. Más recientemente en 2014, un profesor universitario que marcaba cuarto en las encuestas, Luis Guillermo Solís, derrotó a los políticos tradicionales en Costa Rica y en Panamá, Juan Carlos Navarro tercero en los pronósticos, resultó ganador en la primera y única vuelta de ese país.

En los países árabes, levantamientos sociales provocados por las demandas de millones E D F de jóvenes que se manifestaron a través de las redes sociales, en lo que se conoció como “La Primavera Árabe”, removieron a dictadores como Ben Alí, Muamar el Gadafi y Hoshni Mubarak, quienes por décadas ocuparon el poder en Túnez, Libia y Egipto.

Esa misma ola participativa inició entre los ciudadanos en España el llamado movimiento “Indignados”, que se propagó en otros países de Europa, llegó hasta Chile con las protestas de los jóvenes por una mejor educación, pasó por la República Dominicana donde cientos salieron a las calles a exigir el 4% de inversión en Educación, y terminó en Nueva York, en el llamado “Otoño de Wall Street”, como rechazo ciudadano a las estructuras sociales, económicas y políticas preestablecidas.

Otro fenómeno que revolucionó la política mundial de los últimos años fue Wikileaks, iniciativa que puso, en manos de los ciudadanos del mundo, información confidencial de los gobiernos e incluso enfrentó a Gran Bretaña y Ecuador, país en el que Rafael Correa, su presidente, quien abiertamente ha restringido la libertad de expresión a los medios de comunicación, decidió otorgar asilo al fundador de dicha organización y defensor precisamente de esa libertad fundamental, Julian Assange. Tiempo después la ola de libertades se propagó con los secretos revelados por Edward Snowden antiguo empleado de la agencia de inteligencia americana CIA quien en Junio de 2013 hizo públicos a través de The Guardian y del The Washington Post documentos de inteligencia clasificados como de alto secreto.

Y qué decir de la propagación del terrorismo a nivel mundial. Fundamentalistas musulmanes radicales han propagado el miedo por doquier. En los años recientes, el ISIS, grupo terrorista insurgente de naturaleza yihadista suní, decapitó ante las cámaras de televisión al periodista norteamericano James Foley, en represalia a los ataques del ejército de los Estados Unidos sobre territorio sirio. Y en días pasados, un ataque que hasta ahora se autoatribuye Al Qaeda, penetró las instalaciones de la revista francesa Charlie Hebdo, lo que generó el rechazo histórico ciudadano más determinante de los últimos años a favor de la libertad de expresión, cuando más de tres millones de personas acudieron al llamado a las calles del presidente François Hollande.

Pero sin duda el cambio más significativo de los últimos años, es la decisión del presidente de los Estados Unidos Barack Obama, quien anunció la apertura de relaciones diplomáticas con la isla de Cuba que por más de cincuenta años ha sufrido los embates de un bloqueo económico, que si bien no ha terminado del todo -pues depende ahora del Congreso de ese país con mayoría republicana-, la decisión sí marca un hito en los cambios de la política mundial.

Desde una perspectiva económica, el contexto no podía ser más cambiante. Como consecuencia del exceso de libertades otorgado a las llamadas fuerzas de la economía de mercado, bajo el impulso de tesis neoliberales que defendían la supuesta capacidad de autorregulación del mismo, jóvenes banqueros privados inventaron irresponsablemente fórmulas crediticias que desataron una burbuja hipotecaria con la cual se dio inicio a la peor crisis económica mundial vivida desde los años treinta.

Esta situación se acentuó por cuenta del excesivo endeudamiento público y privado de varios países, lo que condujo a la crisis que hoy sufre la Eurozona, que llevó a países como Grecia prácticamente a un “default”. Asimismo, la magnitud de la crisis obligó a los demás países del viejo continente, principalmente a Alemania, a tener que acudir al rescate de España, aceptado a regañadientes por el gobierno de Mariano Rajoy, quien no tenía otra salida.

De otra parte, la especulación no controlada del llamado Mercado de Futuros, donde se negocian contratos en el que las partes acuerdan comprar o vender a un precio y fecha preestablecidos un determinado bien, E Y P E por lo general petróleo o productos agrícolas, trajo consigo un deterioro de la economía de varios países, generando una crisis en el abastecimiento de alimentos y afectando a países cuyas economías tienen una alta dependencia de la cuota petrolera.

La dicha no le duró mucho tiempo a los especuladores ni a los países productores, ya que el precio del barril de petróleo, que llegó a cotizarse en ciento sesenta dólares el barril, a comienzos de este año 2015 se cotiza ya en un valor cercano a los cuarenta dólares, colapsando las economías de Rusia, Irán y principalmente Venezuela, donde una salida del gobierno de Nicolás Maduro parece inminente.

Estos son solo algunos ejemplos de la transformación que ha vivido el mundo en los últimos años, donde la realidad ha terminado por superar la imaginación.

Desde una óptica científica, se avanzó tanto en todos los campos de la ciencia, que fuimos testigos de la clonación de la oveja Dolly, la cura en un alto porcentaje de enfermedades que nos resultaban irreversibles en épocas anteriores, como la leucemia y el cáncer, y en el último año nos hablaron de la huella del ADN o Mapa Genético y sin siquiera entender de qué se trataba, nos contaron acerca del Bosón de Higgs o la “Partícula de Dios”.

El resultado de todo esto, una pérdida total de la confianza de la población hacia las instituciones y los modelos económicos y políticos vigentes. Hoy existe una gran incertidumbre entre los ciudadanos de todas partes del mundo, que han dejado de creer en las instituciones privadas y públicas. Muchos de ellos han perdido sus empleos, y otros, que aún lo conservan, han restringido su consumo, temerosos de que la crisis también los afecte.

Desde la perspectiva de las comunicaciones, la participación de millones de personas, que a diario se interconectan a través de las nuevas redes sociales como Facebook y Twitter, alteró el conjunto de la dinámica social. Gracias a las nuevas tecnologías, se ha democratizado el acceso a la información y se ha otorgado poder al individuo para comunicarse en cualquier momento y desde cualquier lugar en que se encuentre.

En este contexto cambiante, la demanda por una mayor transparencia por parte de las sociedades, aumenta la responsabilidad personal y colectiva, por lo que candidatos y gobiernos se ven obligados a responder de una nueva manera a las demandas de los ciudadanos.

La gente participa y exige individual y colectivamente más acción, más responsabilidad, más conciencia social, pero, sobre todo, mayor velocidad en obtener respuesta a sus demandas. Hoy los ciudadanos participan sin pedir permiso a nada ni a nadie.

Las comunicaciones suceden hoy dentro del contexto de redes que vinculan personas con personas. Los ciudadanos dejaron de ser solo receptores de información y pasaron a ser, ellos también comunicadores o emisores.

La revolución tecnológica ha transformado la forma en que nos comunicamos, por lo que ni los gobiernos, ni las instituciones, ni las corporaciones pueden seguir haciéndolo como lo hacían en el siglo XX. ¿Cómo podría seguir todo igual en un mundo en el que al momento de escribir esta introducción, 294 trillones de correos electrónicos son enviados por día, 200 millones de tuits se escriben diariamente, y solo en Facebook, hay 112 trillones de hits cada 24 horas? Pensemos que, para llegar a 50 millones de usuarios, a la radio le tomó 37 años, a la televisión, 13, a Internet 4, a Twitter solo 3, Facebook llegó a 100 millones de usuarios en tan solo 9 meses y Youtube, el segundo buscador después de Google, ya consiguió mil millones de visitas cada mes.

Una de cada ocho parejas que se casan hoy en los Estados Unidos se conocieron por Facebook, que alcanzó ya los 1.000 millones de usuarios. Si se tratara de un país, sería el tercero más L E E L U poblado del mundo, después de China e India.

Pero las cosas no se detienen allí. Hoy en el mundo entero, la telefonía móvil tiene una penetración que supera en muchos casos, el número de habitantes por país. Esto significa que cada persona, en promedio, posee más de un teléfono móvil, y dentro de muy poco tiempo, todos estos aparatos serán teléfonos inteligentes a través de los cuales recibiremos y enviaremos todo tipo de información.

La omnipresencia de Internet y las tecnologías móviles, hacen que el impacto de la comunicación sea instantáneo, y que ya no se dé en una sola dirección, sino en muchas, simultáneamente. La comunicación hoy es orbital, como lo asegura Sergio Roitberg, CEO de Newlink y gurú de las comunicaciones modernas. Ésta se produce, según su visión, multidireccionalmente y ya no se puede controlar, como efectivamente se hacía cuando un mensaje era entregado a muchas personas que no tenían posibilidad de replicar, ni de retransmitir a su vez el mensaje a otros.

Antes la comunicación política era unidireccional, es decir, del político a la audiencia. Hoy la participación es multidireccional, lo que genera transparencia. El mundo de la comunicación no se da ya en la dirección de uno a muchos… sino ¡de muchos a muchos! Las comunicaciones unidimensionales fueron remplazadas por la acción de los sujetos y agentes sociales, que abrieron un nuevo terreno de interconexión horizontal y dinámica.

De ahí que comunicación haya pasado de informar a persuadir, de persuadir a comunicar, y de comunicar a conversar, que es lo que buscan hacer a diario los ciudadanos de hoy.

La información se mueve ahora bajo nuevos patrones, transformando la antigua relación entre emisor y receptor que se caracterizaba por la unilateralidad. La propuesta de “Comunicación Orbital”, de la que habla Roitberg, obliga a definir un método estratégico capaz de innovar y causar resultados bajo los pilares esenciales de la nueva era, los cuales están marcados por cuatro elementos esenciales:

  1. Velocidad, porque hoy la gente demanda soluciones casi inmediatas.
  2. Transparencia, porque hoy estamos en una vitrina pública en la que todos nos enteramos de lo que hacemos y lo que decimos.
  3. Participación, porque vivimos en el mundo de la colaboración, en el que los ciudadanos exigen participar y ser parte de las decisiones, para asegurar así el acceso a sus derechos fundamentales.
  4. Conciencia social, porque ése es el marco de las demandas de la gente que definen cualquier visión pública o privada que hoy se desarrolle.

Desde esta nueva perspectiva de cambio, es que debemos analizar la comunicación política en este y los años que se avecinan.

Mauricio de Vengoechea es consultor en comunicación política desde 1982, conferencista internacional y articulista político. Cofundador del grupo Newlink.

Publicado en Beerderberg

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