Discurso de la victoria

FRANCISCO FRANCO

Yo quisiera, españoles, que la unidad sagrada que alienta en vuestro común
entusiasmo, y en el fervor por la obra de nuestros combatientes, no decaiga jamás; ha
sido la base de nuestra Victoria, y en ella se asienta el edificio de la nueva España.
Yo no puedo ocultaros en este día los peligros que todavía acechan a nuestra Patria.
Terminó el frente de la guerra pero sigue la lucha en otro campo.
La Victoria se malograría si no continuásemos con la tensión y la inquietud de los días
heroicos, si dejásemos en libertad de acción a los eternos disidentes, a los rencorosos, a
los egoístas, a los defensores de una economía liberal que facilitaba la explotación de
los débiles por los mejor dotados.
No nos hagamos ilusiones: el espíritu judaico que permitía la alianza del gran capital
con el marxismo, que sabe tanto de pactos con la revolución antiespañola, no se extirpa
en un dia, y aletea en el fondo de muchas conciencias.
Mucha ha sido la sangre derramada y mucho ha costado a las madres españolas nuestra
Santa Cruzada para que permitamos que la Victoria pueda malograrse por los agentes
extranjeros infiltrados en las Empresas o por el torpe murmurar de gentes mezquinas y
sin horizontes.
Hacemos una España para todos: vengan a nuestro campo los que arrepentidos de
corazón quieran colaborar a su grandeza; pero si ayer pecaron, no esperen les demos el
espaldarazo mientras no se hayan redimido con sus obras.
Para esta gran etapa de la reconstrucción de España necesitamos que nadie piense
volver a la normalidad anterior; nuestra normalidad no son los casinos ni los pequeños
grupos, ni los afanes parciales. Nuestra normalidad es el trabajo abnegado y duro de
cada día para hacer una Patria nueva y grande de verdad. (…)
Pero para coronar nuestra gran obra necesitamos que a la Victoria militar acompañe la
politica; no basta ordenar la unidad sagrada, hace falta trabajarla, llevar la doctrina y las
nuevas consignas a todos los lugares, que vosotros seáis los colaboradores de la nueva
empresa, de la que son fuerzas de choque la juventud heroica que en los frentes de
batalla y en las cárceles sombrías recogieron de labios de tantos héroes su último
¡ARRIBA ESPAÑA!
Esta es la misión de nuestro Movimiento.