La región de Tohoku y el Pacífico ha sido azotada por un terremoto nunca antes vivido de magnitud 9.0.
Siento una enorme tristeza en mi corazón por las consecuencias cuando veo la miserable condición en que quedo el área afectada. No sabemos todavía el número de víctimas, pero rezo para que se salve el mayor número posible.
Estoy también profundamente preocupado por la crisis nuclear porque es impredecible. Con la ayuda de expertos espero que las cosas no empeoren.
Actualmente toda la nación está haciendo sus mejores esfuerzos para rescatar a todos quienes están sufriendo. Sin embargo, bajo el severo frío los evacuados están pasando por momentos muy duros, ya que no tienen comida, agua ni energía. Realmente espero que al hacer el mayor esfuerzo posible para rescatar a las víctimas rápidamente podemos mejorar sus vidas tanto como sea posible. Y, con suerte, con estos esfuerzos seremos capaces de alentar a las víctimas y ofrecerles la esperanza, mientras tratan de recuperarse.
Más que nada, estoy profundamente impresionado por la valentía de las personas que han sobrevivido a la catástrofe, del aliento a sí mismos como víctimas, tratando de vivir para el mañana. Tenemos personas que trabajan para nuestro país y los organismos autónomos locales, tales como grupos de autodefensa, policía, bomberos, Guardia Costera, personas que pertenecen a diferentes organizaciones de ayuda en Japón y equipos de rescate procedentes de otros países. Estas personas han estado trabajando día y noche para llevar adelante la operación de rescate a pesar del hecho de que están bajo la peligrosa situación de réplicas. Estoy profundamente agradecido por los esfuerzos de socorro, y me gustaría mostrar mi agradecimiento por sus esfuerzos.
Estoy recibiendo telegramas de condolencia de jefes de Estado de todo el mundo, uno tras otro, cuyas palabras indican que los corazones de sus naciones y las emociones profundas están con las víctimas de este desastre. Voy a transmitir este mensaje a las personas en las zonas afectadas.
He sido informado de que hay mucha gente en el extranjero discutiendo cómo han mantenido la calma los japoneses, ayudándose unos a otros, y demostrando una conducta disciplinada, a pesar de que están en profundo dolor. Espero desde el fondo de mi corazón que las personas, juntas, se traten las unas a las otras con compasión y superen estos tiempos difíciles.
Creo que es importante que todos compartamos en buena medida, y de tantas formas como sea posible, la carga de sufrimiento de estos próximos días. Rezo por las víctimas para que no renuncien a sus esperanzas; cuiden de sí mismos, y sobrevivan para el mañana. También, rezo sinceramente por cada persona en Japón para seguir pensando en las zonas afectadas, teniendo el corazón con las víctimas y cuidando por el proceso de recuperación en las diversas regiones.
Enviado por Enrique Ibañes