RAÚL JARA GUÍÑEZ
Pronto será la hora de la acción. En la actualidad las grandes causas de la agenda mundial reclaman comunitarismo. Más allá de la gran crisis sanitaria que nos tiene ocupados últimamente a todos y sin distinción, hay un sinnúmero de razones para explicar la importancia de la generación de alianzas en el mundo; el cual hoy se ve enfrentado al desafío del Covid-19, que traspasa fronteras sin excepción, y en las que, paradójicamente, las naciones levantan y cierran sus límites. La humanidad está en crisis. Desgraciadamente, los prósperos años anteriores se han ido desvaneciendo y nuevos conflictos interiores han llenado algunos países iberoamericanos de paro económico y aprietos democráticos.
Isaiah Berlín, respecto a las naciones, declara que es una necesidad histórica del individuo el pertenecer y ser parte de algo, algo icónico cuando hablamos de nacionalismo, ideología que fluye con mayor facilidad cuando vivimos en tiempos de crisis, y que reafirmaba Anthony D. Smith respecto al derecho de autonomía, como una ideología que mantiene la unidad del pueblo que comparte un territorio y cultura, el sentido de pertenencia. Dicho ello, qué mayor tentación para un líder político que retraer todo tipo de problema a una cuestión nacionalista. Tal como dice Trump, América para los americanos, eslogan que alcanza ribetes mayores a la hora de enfrentar una crisis sanitaria. Lo estamos viendo con sus declaraciones sobre los inmigrantes indocumentados y su probable expulsión o el reciente aviso de recorte en el presupuesto a la OMS.
¿Por qué retornamos al nacionalismo? El embajador italiano en la UE, Maurizio Massari, dijo: “Sólo China ha respondido bilateralmente, lo que no es una buena señal de solidaridad de la UE”. Esto genera una sensación de bajo comunitarismo, pero sobre todo de preocupación por anteponer lo propio antes de lo externo, y en una crisis como la actual puede ser entendible, pero en un sistema globalizado, claramente dejará, a lo menos, cicatrices. La UE precisamente fue creada para mantener el nacionalismo extremo bajo control. El coronavirus se ha convertido en una prueba peligrosa, pudiendo fortalecer los nacionalismos en el viejo continente. Lo anterior no parece una teoría tan imprudente. Crisis profundas han generado un cadena de mayores nacionalismos, y las catástrofes per se generan miedo, antídoto ideal para refugiarnos “entre los nuestros”, en mi comunidad de raza, sangre, territorio, mi pueblo.
Con todo, para Yuval Harari, es responsabilidad de diversos políticos y líderes mundiales la nula respuesta comunitarista ante esta y otras crisis, pues se dedicaron a socavar la confianza en la ciencia, en las autoridades y en la cooperación internacional, un síntoma claro de populismo. Ante lo visto, volvemos a ver como todos cierran fronteras y niegan ayuda, y la realidad muestra que tanto la confianza como la solidaridad mundial, se deberían ver cuestionada. ¿Qué nos enseñará la historia sobre esta pandemia?
Por cierto, no es el momento de hacer partidismo ni menos de entrar en la política cotidiana. Las futuras generaciones cuando estudien este hecho histórico, ¿Qué dirán sobre nosotros? Se nos juzgará por estas semanas. Los historiadores escribirán sobre líderes, sociedades y su actuar. Es de esperar que al finalizar esta crisis hayamos estado a la altura, pues es responsabilidad de todos y cada uno superar esto. Nunca había sido tan fácil, solo quédate en casa.
Iberoamérica tiene una gran oportunidad de demostrar solidaridad, coordinación y comunitarismo saliendo de esta crisis, tanto para resolver los problemas económicos que se avecinan, como continuar con una agenda de fortalecimiento de democracias, modernización de instituciones políticas y de gobiernos locales, avanzar en la agenda del cambio climático, entre otros. Pero, sobre todo, humanizar la política y el servicio público. Walter Benjamin escribió que ser feliz es poder vivir sin miedo. Desde que el virus apareció en la humanidad, ese miedo se ha esparcido, temiendo transversalmente por la vida de todos. La tarea es vencer ese miedo, enfrentarlo y ser capaces de hacerlo como comunidad. Nadie sobra, que nadie falte.
Raúl Jara Guiñez es chileno, Politólogo y Máster en Políticas Públicas. Profesor en @UDD_cl (@RaulJaraG)