Consecuencias de ser impuntual en campaña

ARMANDO ROCHA

“En todo caso, cuando comencé a hablar, después de una introducción proustiana…, eran cerca de las diez… No llevaba cinco minutos desarrollando el primer tema… cuando comencé a notar movimientos en las tribunas. Las luces de los reflectores me cegaban y no podía ver lo que ocurría, pero me pareció que aquellas se vaciaban. En efecto, la gente partía en estampida. Solo el cuadrilátero que tenía delante, los doscientos o trescientos candidatos municipales y dirigentes del Frente permanecieron allí hasta el final del discurso, que terminé a saltos preguntándome qué demonios sucedía”.

“Los ómnibus y camiones habían sido contratados hasta las diez… y la gente, sobre todo la de apartados pueblos jóvenes, no querían regresar a su casa haciendo cinco, diez o veinte kilómetros andando. Total, que nuestra inexperiencia y descoordinación hicieron que los festejos… fueran, en lo que a publicidad se refiere, un desastre. La República, La Crónica, El Nacional y demás publicaciones… destacaron las tribunas semivacías… mientras yo hablaba…”.

Las líneas anteriores son del premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa quien en su autobiografía (“El pez en el agua”) recuerda que para celebrar el segundo aniversario del Movimiento Libertad, en Perú, eligieron un coliseo con capacidad para 18 mil personas que les cedieron gratuitamente.

El programa del evento constaba de dos partes: una con bailes y canciones; y otra propiamente política, en la que estaba previsto el discurso del escritor peruano.

Retomo las palabras de Vargas Llosa para describir qué sucedió: “Movilización, la Juventud, los comités de distrito y Acción Solidaria hicieron un gran esfuerzo para llenar el Amauta. El problema fue el transporte. El responsable, Juan Checa, había contratado algunos ómnibus y camiones y cedido otros de su empresa, pero el día señalado muchos de estos vehículos no se presentaron a los puntos de reunión. De modo que los libertarios y libertarias encargados de la movilización se encontraron, en muchos distritos, con centenares de personas que no tenían cómo desplazarse hasta el coliseo… miles de personas se quedaron con los crespos hechos. Pese a ello, las tribunas del coliseo quedaron colmadas”.

Aún más: “Yo estaba desde las siete de la noche, listo, en el automóvil, acompañado por el personal de seguridad, dando vueltas por los alrededores del Amauta. Pero, por la radio, los responsables del acto dentro del local me contenían, diciéndome que todavía entraba gente y que había que dar tiempo a los animadores… para que calentaran el ambiente. Así pasó media hora, una hora, una hora y media. Para aplacar la impaciencia, dábamos vueltas por Lima y, vez que hablábamos con el coliseo, la respuesta era la misma: “Un ratito más”.

“Cuando, al fin, me dieron luz verde y entré al Amauta, había una contagiante atmósfera de fiesta y euforia, con las banderas y cartelones de los distintos comités flameando en las tribunas, y las barras de cada lugar compitiendo en cantos y estribillos. ¡Pero habían pasado cerca de dos horas de la hora fijada!”

“En todo caso, cuando yo comencé a hablar… eran cerca de las diez de la noche. No llevaba cinco minutos desarrollando el primer tema… cuando comencé a notar movimientos en las tribunas… En efecto, la gente partía en estampida”.

El evento descrito por Vargas Llosa tiene 25 años de haber tenido lugar. “El pez en el agua”, 21 de haberse publicado. En marzo de 2012, hace apenas dos años y medio, sucedía lo mismo con Josefina Vázquez Mota, luego de su toma de protesta el domingo pasado como la primera candidata del Partido Acción Nacional a la presidencia de la República.

Y al igual que en el caso de la candidatura del premio Nobel peruano, los medios de comunicación masiva en México destacaron las tribunas semivacías.

El pie de la fotografía de portada del periódico Reforma rezaba: “Al asumir como la primera candidata del PAN a la Presidencia de la República, Josefina Vázquez Mota pidió dejar atrás los conflictos internos en su partido ante un semivacío Estadio Azul. Pese a que el recinto se llenó en un principio, luego de esperar por más de dos horas a que iniciara el mitin, miles decidieron marcharse justo cuando la candidata empezó a hablar”.

PAN

Y en interiores reporta: “La toma de protesta de la primera mujer candidata presidencial del PAN sucumbía ante el hartazgo de 30 mil personas que esperaron más de tres horas el inicio del mitin. ¿Dónde está Acción Nacional?, gritó Vázquez Mota al saludar a sus simpatizantes. Para ese momento, Acción Nacional estaba saliéndose del estadio, o en el Eje 6 Sur e Insurgentes buscando sus autobuses de regreso a Morelos, Tlaxcala, Puebla o algún municipio del Estado de México”.

Sólo cambian los nombres de los candidatos, los partidos y el lugar del evento, pero los errores son exactamente los mismos: al momento de hablar el candidato, la gente empezó a retirarse; el programa se prolongó demasiado; hubo problemas logísticos igualmente con el transporte; al día siguiente (y desde el mismo día del evento), los medios reportaron las gradas semivacías de sendos recintos.

Si hace tres años el coordinador de campaña de Vázquez Mota hubiese leído El pez en el agua habría aprendido de los errores de la campaña de Mario Vargas Llosa, que concatenados unos con otros lo llevaron a la derrota. De este modo, hubiera previsto una mejor logística contratando a los autobuses por tiempo suficiente, recortando el tiempo del programa, limitando el número de oradores y garantizando un escenario pletórico para la toma de una plaza que al día siguiente apareciera en los medios emitiendo un mensaje de fuerza, músculo y unidad en torno a su candidata. Pero, como el “hubiera” no existe, sucedió lo que ya sabemos. La historia se repite, los errores se repiten.

Imagen extraída de CNN México

Armando Rocha es consultor de comunicación en Wish&Win. Publicado en www.compolmexico.blogspot.com

Publicado en Beerderberg

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