Clausura de la cumbre presidencial andina

Al culminar esta cumbre, quiero en primer lugar expresarles nuestro reconocimiento por su dedicación, señores Presidentes, a las jornadas de trabajo realizadas en estos días; debemos sentirnos satisfechos de haber logrado establecer las pautas que nos permitirán impulsar la integración andina hacia el nuevo siglo.

Ha correspondido a Colombia el ejercicio de la Presidencia de la Comunidad Andina de Naciones durante la etapa previa a este encuentro. Nos honramos por esa oportunidad. Esta experiencia ha sido, ante todo, un ejercicio compartido, en el que no solo nuestros países han hecho considerables aportes, sino que las instituciones del Sistema Andino de Integración han desempeñado una labor cuidadosa y eficaz. En especial, quiero destacar la valiosa contribución de la Secretaria General, que con acierto y dedicación orienta el Embajador Sebastián Alegrett. A él y su equipo nuestros agradecimientos.

Al inaugurar estas sesiones señalamos que la Comunidad Andina de Naciones asume ahora el nuevo rol estratégico. Pensamos en primer lugar que abrir nuevos horizontes no significa dejar de lado los anteriores. En efecto, hemos reiterado y fortalecido el compromiso fundamental de alcanzar el Mercado Común a más tardar en el año 2005. Disponemos de los instrumentos para avanzar con firmeza en este sentido, pero no podemos evitar que, en ocasiones, se interpongan obstáculos en el camino. Lo importante es poseer y saber como usar las herramientas diseñadas para removerlos, en un marco de cumplimiento a los compromisos adquiridos.

Estas décadas de esfuerzos nos han legado un patrimonio invaluable para enfrentar los altibajos, de los cuales no podemos estar exentos. Debemos acostumbrarnos a tratarlos como rutinarios, evitando la tendencia a considerarlos como una pérdida de intensidad en el proceso.

Debo destacar igualmente el dinamismo con que se llevaron a cabo los preparativos de este encuentro. En ese marco se dio lugar a importantes reuniones como las de los Consejos Empresarial y Laboral, cuyas observaciones son elementos de importancia para avanzar en el proceso. Quiero reiterar la importancia que otorgamos a las participación activa y cada vez mas creciente de los nuevos actores en esta etapa de la integración andina, entre los que se encuentran las Cámaras de Comercio y diferentes asociaciones gremiales.

De la misma manera registro con satisfacción las reuniones de los Ministros de Hacienda y Finanzas, Trabajo, Comunicaciones, Medio Ambiente, Educación, Cultura, Transporte, Salud y responsables de Ciencia y Tecnología. Fue alentador conocer los informes de actividades y programas de trabajo de las distintas instituciones de la CAN. Este ha sido, realmente, un gran esfuerzo de coordinación y actualización, el cual debemos agradecer a todos quienes lo llevaron a cabo.

Para el futuro surgen ante nosotros grandes tareas por desarrollar. En primer lugar está la unidad política. En esa dirección hemos adoptado una importante decisión sobre política externa común, que constituye un punto de partida firme, pues ha sido concebida de manera comprehensiva y gradualista. Este hecho representa sin duda uno de los avances de mayor significación concretados en este encuentro.

En esta nueva etapa, otorgamos especial significación al planteamiento hecho por el Consejo Asesor de Ministros de Hacienda y Finanzas, respecto a la necesidad de avanzar en la armonización de las políticas macro-económicas. Es necesario estudiar la formalización de este mecanismo, del cual han surgido metas fundamentales como el logro de una inflación de un dígito en la subregión, o de mantenerla en ese nivel para los países que ya la han logrado. Esta orientación hacia la convergencia económica es signo inequívoco de los nuevo tiempos, porque contribuye sólidamente a concretar el Mercado Común y porque hace apenas una década no habría tenido resonancia. Hoy debemos considerarla como un objetivo comunitario decisivo.

Los Andes tropicales son unas de las regiones de mayor riqueza natural en el planeta. Ocupamos un lugar privilegiado en materia de biodiversidad y alrededor del 12 por ciento de los bosques primarios a nivel global se encuentran en este territorio. Por eso el medio ambiente nos da poder de negociación y representa una oportunidad para el proceso de integración de nuestros países. En la medida en que adoptemos estrategias de conocimiento, conservación y utilización de esta riqueza, podemos acercarnos al desarrollo sostenido. Por eso, saludamos con beneplácito las propuestas de trabajos comunitarios en este campo, tales como la implementación del Protocolo de Cartagena sobre Biodiversidad, y la comercialización de bienes y servicios ambientales. Así mismo, apoyamos la iniciativa de la Corporación Andina de Fomento para establecer el programa denominado «Carbono Latinoamericano», relacionado con la implementación de este novedoso mecanismo.

En desarrollo de la prioridad en los asuntos sociales todos buscamos un lugar para la educación y la cultura en el proceso de integración. Tenemos que intensificar la acción en estos campos. Los contenidos de nuestros programas de enseñanza deben ser integracionista. Los medios masivos de comunicación, en particular la televisión, deben usarse intensamente para sembrar y cosechar integración. Pero ante todo, queremos estimular la conciencia de que la equidad y la justicia social deben comenzar desde los primeros años de vida para lo cual debemos trabajar arduamente a fin de lograr el cumplimiento de este propósito dentro de nuestros sistemas educativos.

Estamos convencidos de que la acción comunitaria debe constituir un componente fundamental en la tarea impostergable de construir sociedades equitativas y eliminar las desigualdades y la pobreza en la región. Debemos alcanzar la justicia social. En el marco de esta Cumbre los Ministros de Trabajo de la Comunidad Andina han adoptado un completo plan de acción orientado hacia esos objetivos, el cual por lo tanto merece nuestro total respaldo. Destacamos sus planteamientos sobre la creación de empleo productivo, el cual es una de nuestras prioridades y desafíos más urgentes en materia social.

Reiteramos nuestro beneplácito por la realización de la primera reunión del Consejo de Comercio e Inversión entre la Comunidad Andina y los Estados Unidos. Ciertamente, contamos con una atmósfera muy favorable para el desarrollo de estos contactos.

Señores Presidentes, tenemos una cultura de la libertad y del trabajo que nos permite mirar hacia el futuro con seguridad y confianza.

Tenemos compromisos de fondos con nuestros pueblos, con la democracia, y con la historia de nuestros países. Permítanme convocarlos a realizarlos, mediante acciones «sensibles y bien dirigidas», como apuntaba el Libertador. El Acta, y las Directrices para la profundización del proceso, y los demás instrumentos adoptados, entre los que destacamos la Declaración sobre Promoción y Protección del Patrimonio Cultural Andino, se inscriben dentro de este espíritu. Hemos consolidado, de esta manera, la voluntad política requerida para que la Comunidad Andina de Naciones enfrente con renovado vigor el nuevo siglo.