RODRIGO LARROSA
Ganarse el voto de los ciudadanos es la misión de toda campaña electoral, por lo que la creación y planificación de la misma implica una serie de acciones con el objetivo primordial de persuadir y conectar con la ciudadanía para obtener el voto.
En el incesante empeño por parte de un candidato para convencer al votante, las campañas electorales pueden variar de enfoque, el cual puede ser positivo o negativo. Este último tipo de estrategia -la campaña negativa- se enfoca directamente en resaltar los defectos del adversario, sacar a la luz verdades negativas del opositor, intentando disminuir la adhesión de votos, en otras palabras, apela a elementos negativos del oponente, buscando la manera de desalentar al votante o situarle en una posición de duda o miedo ante lo que pudiese ocurrir. Es decir, no se trata de una campaña sucia, basándose en mostrar una información que no tiene fundamentos sólidos como si fueran verdades; por el contrario, la campaña negativa, trata de revelar verdades ocultas del oponente que afectarían en diferente medida al oponente electoral.
La campaña negativa dirige sus mensajes -inequívocamente- en trasmitir al votante el por qué no se debe votar al oponente, enfocándose en los defectos o el peligro que representa si el candidato opositor llegase al cargo, sin embargo el fin mismo de la estrategia no es solo poner en evidencia aquello que los contrincantes buscan que el público pase por alto, sino que además con dicha estrategia se consigue obligar al oponente a utilizar parte de su tiempo en responder las acusaciones referentes a su persona o propuestas, lo que lo llevará a desviarse de su estrategia planificada.
Pero, ¿Qué hace que sea tan usada esta estrategia en las campañas políticas? existen estudios realizados en el campo de la psicología humana, en la cual mencionan que la información negativa ocupa mayor relevancia e impacto en los votantes, y que a la hora de recordar acontecimientos pasados lo negativo prevalece sobre lo positivo debido a la simplificación de los argumentos que hacen parte del desarrollo de este tipo de campañas, lo que se denomina “efecto de la negatividad”. (Lau, 1982)
Y es que como todo en política tiene una consecuencia, el uso de las campañas negativas tienen unos efectos sobre la participación y percepción del electorado en la realidad política y democrática en general, es por esto que diferentes autores se han posicionado dejando sus argumentos a favor o en contra de su utilización, ya que unos mencionan que debilita la democracia al empobrecer el debate y desalentar la participación ciudadana en las elecciones, aunque por otro lado, algunos autores destacan que la misma genera mayor participación al promover que los electores se sientan más interesados en conocer a los candidatos, al peoporcionar este tipo de estrategias mayor cantidad de información sobre los mismos.
Cuando hablamos de la parte interna de la estrategia, la implementación de esta no siempre resulta eficaz ya que como se ha evidenciado por autores como Merrit; existen 3 tipos de posibles efectos, el primero – efecto bumerán o efecto rebote- , es decir, quien sufre las consecuencias de la estrategia es quien la impulsa, dada la saturación de negatividad, el votante genera una repulsión por aquel que la promueve, -efecto síndrome de victima-; en este caso los votantes sienten que un candidato es víctima de ataques injusto, lo cual genera empatía hacia el candidato atacado volcando los votos a su favor, y por último -efecto doble deterioro-; en este caso, ambos sufren consecuencias, es decir el atacado y el atacante se restan votos.
Caso en el Paraguay – Internas presidenciales del partido coloradas 2017.
En Paraguay, las internas del partido colorado (ANR) son dignas de análisis y estudio, ya que en este partido político se encuentran afiliados el 54% del total de habilitados para votar en el país, es decir, más de la mitad de los empadronados pertenecen a dicho partido.
Teniendo en cuenta lo anterior, se puede presumir que con el caudal electoral que posee el partido colorado la puja electoral más fuerte se encuentra dentro del propio partido, sumado a esto, desde 1992 hasta la fecha, solo en un periodo el candidato electo en las internas del partido ha sido derrotado por su oponente en las elecciones generales presidenciales, lo cual nos llevaría a poner de presente que al superar las internas existe una probabilidad muy alta de ganar las elecciones generales.
Ahora bien, en las últimas internas disputadas en diciembre del 2017 entre los candidatos para presidente de la república; Mario Abdo Benítez y Santiago Peña; se pudo observar a través de encuestas que a falta de 6 meses para las elecciones el candidato Mario Abdo poseía una ventaja importante ante su rival al haber iniciado su trabajo electoral con antelación, lo cual daba pie para que la estrategia de campaña negativa fuera una alternativa válida al ser desarrollada bajo 3 lineamientos:
* Asegurar y reafirmar a sus votantes
* Polarizar la ciudadanía
* Evitar adhesión de votos indecisos hacia su oponente.
Según la investigación realizada, al analizar la muestra de 22 discursos (de alcance nacional) dados por el candidato Mario Abdo Benítez, se observó que todos ellos contenían mensajes negativos, sean estos en contra de su oponente o contra su movimiento, lo cual se constata en afirmaciones como las siguientes:
“Hoy se acabó el poder de Cartes en la República del Paraguay, por más plata que tire no le va a comprar la dignidad al auténtico paraguayo”
“El soborno y el chantaje tienen fecha de vencimiento……”
“Nadie puede venir a proponer la continuidad de un modelo que vino a hambrear a nuestro pueblo y que hoy propone una candidatura que demuestra un desprecio absoluto a la militancia y a todo el pueblo paraguayo”
“Hoy cuenta más ser amigo de González Daher que ser un buen abogado”
“El 17 de diciembre, a la 5 de la tarde vamos a comer guiso de gallo mbatará (multicolor)”
Todas estas expresiones, se enmarcan dentro de una estrategia negativa, haciendo uso reiterativo de comparaciones con el fin de mostrar a la ciudadanía quienes son los buenos y quienes los malos, su discurso de negatividad se enfocó en vislumbrar la trayectoria y antecedentes del candidato Santiago Peña, donde se utilizaban frases como “mbatará” (multicolor en lengua guaraní), afirmación que apelaba a la emotividad del colorado, recordándole que en el pasado éste fue miembro del partido rival.
De los mensajes negativos en contra del oponente se pasó a los ataques al entorno del candidato rival, ataques que se convirtieron en un talón de aquiles para Peña, ya que el mismo era utilizado para disminuir igualmente su imagen. En este caso la ola de negatividad se dirigió al entorno de Peña, por contar con el apoyo del presidente de ese entonces Horacio Cartes (líder y fundador del Movimiento Honor Colorado y del que Peña hacía parte) y además de la cercanía que tenía con el ex senador Oscar González Daher, quien se enfrentaba a una serie de acusaciones judiciales. Todos estos reiterativos ataques, en cierta medida lograron influir en los votantes indecisos haciendo que sus preferencias electorales fueran reeplanteadas.
A todo lo mencionado anteriormente, se le suma un acierto importante dentro de la estrategia de Mario Abdo, que fue su ausencia en los debates, siendo una acción rápida por parte de su equipo de campaña que veía serios inconvenientes en el candidato a la hora de exponer y defender sus premisas políticas ante su oponente; algo inesperado para Peña, quién a pasos agigantados venía acortando ventaja en las encuestas. El discurso de Abdo cayó bien ante sus seguidores ya que no había renunciado al debate por otras cuestiones sino más bien “por sentir vergüenza de tener que debatir en unas internas coloradas con alguien de otro partido”, mencionando “no pienso debatir con una persona que hace poco estuve en la trinchera del partido liberal”. (rival electoral del partido colorado)
En efecto la estrategia de campaña de Mario Abdo dio los resultados esperados ya que triunfó ante su contendiente pasando a ser el candidato del Partido Colorado, puede decirse que su estrategia de eludir el debate directo con su contrincante, la continua y perseverante ola de ataques contra Peña y el deterioro que tenía en la opinión publica diferentes actores políticos del entorno de su oponente, fueron los bastiones de una campaña que lo dio como vencedor.
Podría pensarse que este tipo de estrategias sólo aplicaría para un segmento de votantes que carecen de interés por informarse al momento de participar en política o que el triunfo de esta estrategia está en deteriorar al oponente de forma tal que los ideales políticos y propuestas pasen a un segundo plano, sin embargo, no hay que dejar de lado que el mismo Donald Trump basó en gran medida su estrategia de campaña en atacar a su rival y exponer sus aspectos negativos de forma exacerbada a los votantes, así mismo, Bolsonaro etiquetó a su rival con un entorno de corrupción que solo genero repudio entre los brasileros a tal punto que sus posiciones de extrema fueron preferidas por la mayoría eligiéndolo como presidente. Es por esto que esta estrategia se posiciona como un elemento esencial y el más usados dentro del campo político en la actualidad, además de conjugar perfectamente con la realidad política que se vive con el posicionamiento de las Redes sociales y la política 2.0 las cuales hacen del trampolín perfecto para que se logre el fin de la campaña negativa.
Rodrigo Larrosa es Máster en Liderazgo Político y Social. Universidad Carlos III de Madrid (@RorroLarrosa)
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