Balance de 3 años de gobierno

MICHELLE BACHELET

Señor presidente del Senado,
Señor presidente de la Corte Suprema,
Señor presidente de la Cámara de Diputados,
Honorables senadores y senadoras,
Honorables diputados y diputadas,
Ministros y ministras,
Autoridades e invitados especiales,

Ciudadanos y ciudadanas de mi país:

Vengo ante el Congreso Pleno a dar cuenta de la tarea que hace tres años la Nación me encomendara.

Vengo ante el Congreso Pleno arropada de la confianza que, en el cumplimiento de esa tarea, millones de chilenos y chilenas me han prodigado.

Traigo, más que nunca, una certeza en el espíritu: la certeza de que este sitio en el que me ha puesto la democracia ha permitido derribar prejuicios que ya no encuentran albergue en nuestro Chile.

¡Aquí está una mujer chilena, respondiendo día a día al mandato de la patria!

Y lo digo como mujer de esta tierra, como tantas que cada día, solas o acompañadas, guían, sostienen y protegen a quienes aman. Lo digo sabiendo que esta es una herencia compartida por tantas mujeres chilenas que trabajan por su país y que se esfuerzan por que todos juntos avancemos hacia el desarrollo.

En algunos meses, iniciaremos la celebración de nuestro Bicentenario. Celebraremos con orgullo 200 años de vida republicana.

Pero sobre todo, celebraremos a nuestra gente.

Recordaremos sus vidas y sus sueños, sus penas y sus alegrías; las miles y miles de pequeñas historias de nuestras familias que, al sumarse, dan forma a la gran historia del pueblo de Chile.

Una historia de abnegación, en la que nada ha sido fácil.

Una historia bicentenaria hecha de energía y a la vez de perseverancia.

Porque los chilenos somos gente de esfuerzo, gente que se ha formado en la adversidad.

Somos el lejano país que ha sabido superar el aislamiento del desierto, mar y montaña, integrándose con éxito en el mundo.

Somos la tierra remecida por desastres naturales, como en Chaitén, Aysén o Tocopilla, pero que ha sabido levantarse cien veces –como dijera Ortega y Gasset ante este mismo Congreso– que ha podido reconstruirse, y ha logrado desarrollar redes de solidaridad como pocas en el mundo.

Somos la nación que en un momento triste de su historia perdió la libertad y se convirtió en nación de enemigos. Pero que ha sabido concertarse para restablecer la democracia y hacer de los derechos humanos el fundamento de su convivencia.

Somos el país azotado por crisis económicas que se han ensañado con los más débiles; pero que ha sabido recuperarse de cada crisis y construir los fundamentos de una economía fuerte y sólida que hoy es admirada en el extranjero.

Eso somos y por eso hago este recuerdo.

Porque el recorrido Bicentenario nos muestra que los chilenos somos lo que ese esfuerzo ha forjado.

Ese esfuerzo ha moldeado nuestra identidad. Ha fortalecido nuestras instituciones. Ha hecho de Chile un país de trabajo arduo y persistente.

Hoy vengo a este Congreso en momentos de adversidad.

Vengo a este Congreso Pleno en medio del momento económico más difícil que haya pasado el mundo en los últimos sesenta años.

Una vez más, la historia nos exige aquel temple que nos caracteriza como nación.

Hoy se requiere, más que nunca, unidad y trabajo; solidaridad y eficacia.

No es tiempo de cerrar tienda ni de bajar brazos.

Es tiempo de trabajar más que nunca hasta el último día de mi mandato y desde el primer día del mandato siguiente.

No podemos detenernos.

No podemos permitir que lo que estamos construyendo, aquel camino de progreso y justicia social, quede inconcluso.

En mi primer Mensaje ante este Congreso Pleno, dije que el mío sería un gobierno de transformaciones.

Que más que el cuarto gobierno de una transición exitosa, el mío sería el gobierno del cambio social.

Porque eso es lo que hemos querido hacer, y eso es lo que la ciudadanía comienza a ver: Las grandes transformaciones sociales que ha impulsado mi gobierno.

Hemos avanzado hacia un Estado que protege a las personas. Hacia una existencia más digna para todos los chilenos. Hacia una política cada vez más ciudadana.

Las grandes transformaciones requieren grandes voluntades. Los resultados a veces no llegan de inmediato, por lo que se requiere también, además de la voluntad, perseverancia y sabiduría. Saber hacia dónde avanzar y saber persistir en ese rumbo.

Las grandes transformaciones requieren grandes decisiones. Para construir un Estado social y democrático de derecho, es imperativo asegurar jurídica y financieramente los derechos sociales que dicho Estado reconoce a las personas.

Si uno de verdad quiere impulsar cambios profundos, tiene que destinar muchos recursos, por mucho tiempo.

Y eso ha hecho mi gobierno. Hemos hecho confluir la responsabilidad en el manejo fiscal con la audacia en las políticas sociales.

Y es esa visión la que permite no detenernos en un momento de adversidad.

Esa visión es la que nos motiva a trabajar hoy más fuerte que nunca, trabajar en estos meses de invierno, porque ningún invierno, por crudo que sea, podrá impedir la primavera del Chile del Bicentenario.

Vengo a este Congreso Pleno a proponer que trabajemos en tres líneas centrales:

Primero, trabajar para superar la crisis económica internacional y retomar pronto una senda de crecimiento sostenido.

Segundo, trabajar para que no sean las personas las que sufran los rigores de una crisis que ellas no provocaron y para que podamos consolidar la matriz de protección social que hemos comprometido.

Y tercero, trabajar para que el país salga fortalecido de este momento de adversidad, construyendo las bases de un modelo de desarrollo más dinámico, inclusivo y sustentable.

Todo ello es posible. Pero insisto, debemos esforzarnos ahora más que nunca. Los chilenos y chilenas han puesto su confianza en que nosotros, todos nosotros, gobierno y oposición, haremos nuestro máximo empeño.

TRABAJAR POR RECUPERARNOS DE LA CRISIS

La primera tarea que tenemos para este año es recuperarnos de la crisis económica internacional.

Enfrentar la crisis externa ha sido el norte de mi gobierno en los últimos meses. No hemos escatimado recursos ni medidas. Hemos ordenado nuestra agenda y nuestros equipos con ese fin.

Se trata, como dije, de la peor crisis económica de las últimas seis décadas. En el último trimestre de 2008, las economías desarrolladas vivieron una caída histórica de 7,5 por ciento. Este año esas economías se contraerán en 3,8 por ciento o más. Y a diferencia de otros remezones anteriores, esta crisis se ha vuelto global. Las tasas de crecimiento han colapsado no sólo en Norteamérica y Europa, sino también en Asia, región que era la locomotora que tiraba el tren del crecimiento mundial.

Algunos países otrora estrellas del crecimiento, como los escandinavos, los bálticos y los del sudeste asiático, hoy se contraen a tasas de cinco, diez y hasta doce por ciento. América Latina, África y el Medio Oriente también sufren un fuerte impacto. El Fondo Monetario Internacional estima que este año 2009 la economía mundial, incluyendo a las economías avanzadas y las emergentes, se contraerá en un 2,5 por ciento.

Las consecuencias sociales tampoco se han hecho esperar. Ha subido la cesantía en todo el mundo y se espera, con triste resignación, un alza en la pobreza, el hambre y la indigencia en muchos países.

Qué paradoja más grande: La crisis de la riqueza generará más pobreza.

La crisis desnuda la insuficiencia de un paradigma económico. Un enfoque que hizo del egoísmo su virtud central y de la pasividad su modelo de política pública.

Es la crisis, como ya hemos dicho, de la codicia y la especulación como valores rectores del sistema.

Es la crisis del mercado cooptado por el interés particular en desmedro del bienestar colectivo.

En Chile, desde hace tiempo no pensamos así.

Desde hace tiempo hemos dicho que el mercado debe ir acompañado de una mayor deliberación democrática y que el crecimiento debe ir de la mano de una mayor equidad.

Hemos resistido el vendaval con fuerza, pero nos ha afectado como a todas las naciones del mundo. A fines de 2008 el país sufrió una brusca desaceleración, seguida de un alza del desempleo.

Con todo, nuestra economía ha sido tocada en menor magnitud que otras similares. Este año nuestro desempeño será mejor que el de nuestros socios comerciales. Acaba de ser publicado el ranking de Competitividad Mundial de Suiza, que señala que Chile está dentro de las quince economías mejor preparadas para enfrentar la crisis. El Fondo Monetario Internacional estima que Chile será el país que más rápido se recuperará en América Latina.

Y esto, la verdad, no es casualidad. Es fruto de la acertada conducción de los últimos años.

¿Recuerda este Congreso Pleno lo que dije hace exactamente tres años, en este mismo podio?

Dije que los recursos extraordinarios del cobre no los podíamos dilapidar. Que teníamos que ser prudentes. Que las grandes transformaciones que queríamos impulsar nos exigían la mayor sabiduría, porque la prosperidad no dura para siempre.

Hubo críticas a esa política. Nuestra apuesta de manejo prudente de las finanzas públicas, de dotar de una institucionalidad a los fondos del cobre y de pensar en el desarrollo futuro y no en el aplauso presente, no fue siempre bien entendida.

Y yo quiero decir aquí que los chilenos debemos felicitarnos por haber hecho oídos sordos al populismo.

¿Y en qué pie entonces nos encontramos hoy?

En el mejor pie que uno pudiera esperar para enfrentar una crisis de magnitud global.

Con la casa ordenada y las cuentas en regla.

Con políticas sociales financiadas.

Con reservas para aplicar políticas económicas contracíclicas.

¡Qué distinto se enfrenta la crisis de hoy!

Lejana se ve la época en que las crisis se enfrentaban ajustando el cinturón, recortando el gasto, subiendo las tasas de interés y eliminando beneficios sociales.

Es claro el cambio de paradigma. Es claro que las cosas hoy se hacen de manera distinta.

En ese espíritu hemos llevado adelante un plan de recuperación económica en diversas etapas, con diversas medidas.

Comenzamos con un seguimiento cuidadoso de las condiciones de liquidez en nuestra economía. Cuando hubo que actuar, lo hicimos rápidamente.

Luego anunciamos instrumentos para fortalecer un sector tan importante y dinamizador como es el sector inmobiliario, a través de la ampliación del subsidio habitacional hasta las dos mil UF, lo que sirve, además, para apoyar a la clase media en momentos en que ella justamente requiere todo nuestro apoyo.

También emprendimos acciones Pro Pyme, como la ampliación del Fondo de Garantía para Pequeñas Empresas, Fogape, y la capitalización del BancoEstado, las que están aprobadas y en marcha.

En enero de este año presentamos el más ambicioso Plan de Estímulo Fiscal que se haya implementado nunca en Chile, por cuatro mil millones de dólares, para dar nuevos bríos a la economía y fomentar el empleo.

Este plan es el quinto más grande a nivel mundial en relación al Producto Interno Bruto. Se aprobó con toda rapidez en el Congreso, por lo que quiero aprovechar de agradecer a los parlamentarios de todos los partidos por su visión patriótica.

En el plan destinamos 700 millones de dólares, adicionales a lo ya contemplado en la Ley de Presupuestos 2009, en obras de infraestructura que significarán decenas de miles de nuevos empleos, pero además, un nuevo salto en la conectividad y competitividad de nuestras regiones.

Junto a ello, perfeccionamos el subsidio forestal, a la vez que facilitamos el uso de la franquicia tributaria para capacitación.

En ese plan también eliminamos transitoriamente el impuesto de timbres y estampillas para los créditos, a la vez que disminuimos en quince por ciento los pagos provisionales mensuales que realizan las Pymes por concepto de impuesto a la renta y en siete por ciento para las empresas de mayor tamaño. En septiembre, devolveremos anticipadamente los impuestos a la renta correspondientes al ejercicio tributario 2010.

En ayuda directa para las personas, otorgamos un bono especial y extraordinario de 40 mil pesos por carga familiar, el que ya ha beneficiado a más de un millón 700 mil familias, y que les permitió tener un apoyo en el difícil mes de marzo.

Quiero decir y compartieron ustedes que me ha emocionado saber, cada vez que recorro poblaciones y villas en todo Chile, que las personas utilizaron ese bono especial en quienes más quieren: en sus hijos, en los útiles del colegio, en el uniforme, en el furgón escolar. En fin, en los gastos de la familia.

Por lo mismo, porque sé que es importante para las familias, hoy quiero anunciar que otorgaremos un nuevo bono extraordinario de 40 mil pesos por carga familiar a pagarse en el mes de agosto, para hacer frente a los gastos del invierno. Calificarán para este bono los trabajadores que reciben Asignación Familiar o Asignación Maternal, los beneficiarios del Subsidio Familiar y los beneficiarios de Chile Solidario. Es un esfuerzo macizo, pero los chilenos se lo merecen. Tendrá incluso mayor cobertura al bono de marzo, puesto que beneficiará a un total de cuatro millones de personas que son cargas familiares.

Pero este plan no sirve de nada si las inversiones no se materializan. Por eso digo que es un momento de trabajo.

Creamos un Comité de Empleo, que dirige el Ministro de Interior, para hacer un seguimiento detallado del plan de obras.

Recorrí Chile personalmente identificando cada obra que había que construir. Aceleramos cientos de proyectos de caminos, estadios, centros deportivos, viviendas sociales, escuelas, museos y centros culturales, consultorios y hospitales.

Y qué podemos mostrar hoy ante el Congreso Pleno: la más alta ejecución presupuestaria desde que se tienen registros comparables.

La inversión pública ha crecido en un 45 por ciento al comparar los primeros cuatro meses de 2009 respecto de 2008. Al mes de abril ya habíamos gastado el 34 por ciento de los 700 millones de dólares del plan de inversiones adicionales.

Y lo más importante: hemos creado aproximadamente 113 mil nuevos puestos de trabajo, los que de otra manera no se habrían creado.

Vamos a mantener este esfuerzo. Personalmente me encargaré de mantener el ritmo de trabajo en todo Chile.

El Congreso ha dado al gobierno facultades para reasignar recursos en la Ley de Presupuestos y fortalecer la inversión pública. Usando esas facultades, he dispuesto que el Ministerio de Obras Públicas incremente la mantención de las vías, y que los Gobiernos Regionales apoyen más proyectos de impacto local.

Y en vivienda –yo sé que esto va a alegrar mucho a los parlamentarios– esto va a significar además de lo que contemplaba el Presupuesto 2009 más el Plan de Estímulo Fiscal, otorgar quince mil nuevos subsidios de protección del patrimonio familiar, con lo cual vamos a completar más de 100 mil subsidios de esta naturaleza durante el año 2009. También aumentaremos en un 20 por ciento los recursos asignados al programa Fondo Solidario de Vivienda Uno, entregando ocho mil nuevos subsidios y completando durante este año cerca de 50 mil en este programa. Asimismo, otorgaremos diez mil nuevos subsidios para cubrir la totalidad de los proyectos ingresados en los Serviu al mes de mayo.

También nos comprometimos a mejorar y modernizar la infraestructura de la red de estadios públicos. En vista del éxito de las obras ya entregadas, he decidido acelerar las obras en marcha y poder poner estos recintos a disposición de los chilenos lo antes posible y en un rato más comentaré sobre algunos en particular.

Pero hay más. Sabemos que la mayoría del empleo se crea en el sector privado, no en el sector público.

Por eso en marzo pasado decidimos lanzar un nuevo paquete de medidas, esta vez para estimular el crédito interno y ayudar preferentemente a la clase media y a las Pymes.

Las 20 medidas que contempla esa Iniciativa Pro Crédito ya están aprobadas y en aplicación, y aumentarán en alrededor de tres mil 600 millones de dólares los recursos que hoy ofrece el sistema financiero.

El plan facilita que se traspasen a las familias y las Pymes las bajas en la tasa de interés que ha aplicado el Banco Central. Con ello generaremos una nueva ola de inversión y de crecimiento. Por lo mismo, quiero agradecer una vez más el apoyo que este paquete recibió en el Congreso de la República.

El último paso en esta ofensiva por la recuperación económica ha sido uno de los más relevantes.

Hace unos días logramos un acuerdo inédito.

Llegaron hasta el Palacio de la Moneda dirigentes sindicales y los representantes de los trabajadores y de las empresas de todos los tamaños. Conversando francamente y sobre todo, poniendo el interés superior de Chile y de su gente por delante de cualquier otra consideración.

Pudimos construir un acuerdo en materia de empleo que, estoy segura, será un referente en la manera como se enfrentan las crisis, no sólo en Chile, sino que en el mundo entero.

Qué estamos diciendo con este acuerdo: Que el costo de la crisis no lo pueden pagar los trabajadores y que debemos diseñar los mecanismos eficaces para proteger sus puestos de trabajo.

No somos ciegos. Sabemos de las dificultades reales que enfrentan muchas empresas.

No es culpa del pequeño o mediano emprendedor que las empresas a las cuales abastece pasen por momentos complicados. Tampoco es culpa de la empresa exportadora que se les cierren los mercados externos.

De ahí la necesidad de contar con instrumentos efectivos, que permitan proteger el ingreso familiar, por una parte, y aprovechar este momento para aumentar la productividad futura.

Lo que propusimos es incentivar a las empresas, para que en vez de despedir a los trabajadores, opten por capacitarlos.

Uno de los instrumentos entrega un incentivo tributario de capacitación para aquellas empresas que mantengan sus planillas.

Otro de los instrumentos es el llamado “permiso de capacitación”, que permite que, en acuerdo con el empleador, el trabajador pueda hacer uso del seguro de cesantía por cinco meses, sin interrumpir la relación laboral, para capacitarse durante este tiempo, reintegrarse a sus funciones después de que el temporal amaine y aportar con sus conocimientos a la productividad de la empresa, y además tener mejores condiciones.

El acuerdo también se hizo cargo de un aspecto que me preocupaba y cual era qué hacíamos con una enorme cantidad de mujeres jefas de hogar. Creamos en tal sentido 20 mil nuevos cupos en el programa de capacitación laboral para mujeres que han estado desempeñándose como trabajadoras dependientes, pero que necesitan apoyo estatal para reconvertirse en independientes o emprendedores.

Quiero también aprovechar de agradecer el apoyo del Congreso, porque ha aprobado esta ley en tiempo récord. ¡Entonces quisiera pedir un aplauso para nuestros parlamentarios, muchas gracias!

Viene ahora una compleja etapa de implementación, a cargo de nuestra Ministra del Trabajo, para asegurarse que las empresas conozcan el mecanismo y los trabajadores lo sientan propio; para montar el sistema de las capacitaciones y que éstas además de mayor calidad.

Quiero reiterar el llamado a los empleadores: cuiden el empleo. Cuiden a su gente. Hemos creado instrumentos que permiten enfrentar los momentos difíciles y salir incluso fortalecidos. Pero se requiere también de vuestra voluntad.

TRABAJAR POR QUE LAS PERSONAS NO SUFRAN LOS RIGORES DE LA CRISIS

Señoras y señores parlamentarios,

La segunda línea de trabajo para este año se refiere cómo impacta la crisis en las personas. En todos nuestros planes, en todas nuestras políticas, hemos puesto a la gente primero.

Esta visión denota el cambio de paradigma del que hablábamos. Si en los años ochenta la crisis se enfrentaba quitándoles el diez por ciento a los jubilados, hoy la crisis se enfrenta aumentando en un 25 por ciento la Pensión Básica Solidaria.

La crisis económica ha venido a relevar la importancia de lo que ha sido el principal sello de mi gobierno; aquello que ha estado en la esencia de mi accionar como Presidenta.

Me refiero al sello de protección social.

La crisis económica ha hecho que se valore este sello, porque hoy es más necesario que nunca acudir en protección de la gente.

Pero el sello va más allá de la crisis.

Es una apuesta política de fondo.

Esto es optar por un tipo de sociedad.

Que la única noción de patria, sea esta urgencia de decir nosotros, decía el querido Mario Benedetti.

Y eso es lo que hacemos. La patria es para todos, incluye a todos y apoya a todos. La patria está con todos en su emprendimiento, en salir adelante, y cuando hay problemas, está ahí para ayudarlos.

Al asumir la protección social como deber del Estado y como derecho de los ciudadanos, lo que hacemos es apartarnos de la lógica individualista y asistencialista, y entrar en una lógica de bienestar y democracia que el país nunca debió haber abandonado.

Lo que estamos haciendo ahora se ensambla con la mejor tradición progresista de la política chilena.

El Chile del Bicentenario cuenta con una red integral de políticas, servicios y programas que hacen efectivos los derechos sociales que reconocemos a los ciudadanos.

Esta red nos permite apoyar a los grupos más vulnerables, combatir discriminaciones, crear oportunidades para la clase media y reducir las desigualdades y, como siempre me han escuchado decir, desde la cuna hasta la vejez.

Pero aún tenemos mucho que trabajar en este sentido.

Respecto de la Reforma Previsional hemos cumplido con la tarea que teníamos de implementar exitosamente esta transformación. Ha sido la reforma social más grande de las últimas décadas y todos nos debemos sentir orgullosos de ella, pero nos quedan cosas importantes por hacer.

A contar de julio del año pasado, 585 mil chilenos reciben su Pensión Básica Solidaria, y otros 16 mil reciben un Aporte Previsional Solidario, de manera ordenada y sin trámite.

Según el calendario aprobado en la reforma, a partir de julio de este año, la cobertura del sistema de pensiones solidarias aumentará de un 40 a 45 por ciento, beneficiándose con ello 200 mil pensionados adicionales, y entregaremos aportes previsionales solidarios a toda pensión menor a 120 mil pesos.

Además, como ustedes saben muy bien, una preocupación que yo tenía era que las mujeres al pensionarse recibían pensiones más bajas que los hombres que habían realizado el mismo trabajo, por el mismo tiempo y por el mismo salario.

Decidimos, entonces, compensar esta diferencia haciéndonos cargo también de que la maternidad era también una responsabilidad de la sociedad. Así que a partir del 1 de julio, empezamos a incluir en los ahorros previsionales un bono por hijo a todas aquellas madres que cumplan con los requisitos contemplados en la ley. Este año proyectamos entregar los primeros 25 mil beneficios por este concepto a mujeres que jubilen a partir del 1 de julio.

Pero –como he estado diciendo en mi recorrido por el país–, a momentos extraordinarios, actitudes y conductas extraordinarias. Por eso creo que en momentos difíciles tenemos que hacer un esfuerzo especial.

Por eso, he decidido adelantar la transición de la Reforma Previsional. Así, en julio se hará lo que corresponde al segundo año, y en septiembre de 2009 incrementaremos la cobertura del Sistema de Pensiones Solidarias de 45 por ciento a 50 por ciento y aumentaremos la Pensión Máxima con Aporte Solidario de 120 mil a 150 mil pesos.

Porque, como se ha escuchado en estos días, nuestros adultos mayores no pueden esperar, hemos adelantando más de lo que estaba programado, el Sistema de Pensiones Solidarias, con lo cual el año 2009 vamos a incorporar no a 200 mil personas, sino a 350 mil nuevos beneficiarios, y el sistema de Pensiones Solidarias llegará entonces a más de 950 mil personas a partir del año 2009.

Y esto lo podemos hacer con mucha responsabilidad. Podemos poner en práctica medidas como ésta por la disciplina con que conducido las finanzas públicas. Lo he dicho y lo reitero: se trata de entregar beneficios permanentes, en que los ciudadanos puedan confiar.

El Estado que protege se manifiesta también en lo que hemos hecho en salas cuna, jardines infantiles y políticas de infancia.

¡Cien veces lo he dicho y cien veces más lo diré: la batalla más importante contra la desigualdad se libra en la primera infancia!

Al asumir mi gobierno, una de cada diez mujeres embarazadas en condiciones de vulnerabilidad era visitada en su domicilio por algún equipo de salud; hoy, ocho de cada diez recibe esa atención.

A marzo del año 2010, habremos construido tres mil 500 nuevas salas cunas públicas y gratuitas para los niños y madres que más lo necesitan, o sea, en cuatro años habremos quintuplicado el número de salas cuna públicas y gratuitas.

Con la atención del Chile Crece Contigo hemos llegado a todo el territorio, a los lugares más apartados. Hemos construido salas cunas en la ciudad, en el campo, en las universidades, en algunos liceos, en las cárceles. Hemos creado más de 30 salas cunas especiales para la población indígena, utilizando sus conceptos y métodos, de modo de preservar sus tradiciones. Hemos creado programas y salas de estimulación temprana en consultorios, bibliotecas infantiles y talleres familiares de crianza positiva.

A contar del primero de julio de este año, entregaremos a todos los niños y niñas recién nacidos en establecimientos de la red pública de salud, un ajuar que entregará mejores condiciones de protección y cuidado, y que de paso, aliviará la carga financiera de las familias ante la llegada de un nuevo miembro.

Por otra parte, el Chile Crece Contigo hoy día cubre al 40 por ciento de los niños y niñas de los hogares más vulnerables del país. En el Presupuesto 2010 aumentaremos la cobertura al 50 por ciento de aquellos hogares, en la perspectiva que al año 2011 llegue al 60 por ciento.

En definitiva: hemos hecho de la infancia una prioridad. Por eso hemos enviado un proyecto de ley, que avanza en el Congreso, para institucionalizar este programa y consolidarlo como una política permanente, independiente del gobierno de turno.

El Estado que protege tampoco puede estar ausente de la atención de salud. Nos hemos puesto una meta ambiciosa: asegurar atención de calidad, eficaz y oportuna para todos los chilenos.

Sólo en los últimos cuatro años, hemos invertido más de lo que se invirtió en toda la década anterior. Los chilenos comienzan a verlo. Hemos terminado doce proyectos hospitalarios durante este gobierno y doce más estarán operativos el próximo año. Otros siete proyectos hospitalarios comenzarán a ejecutar obras en los próximos meses. Entre ellos, voy a nombrar sólo algunas obras tan emblemáticas como el Hospital de Hanga Roa, Tocopilla y Puerto Montt.

El Plan AUGE a la fecha ha superado los siete millones de atenciones. A las 56 enfermedades que se encuentran incluidas desde el año 2007, se sumaron siete nuevas patologías como piloto en el sistema público y este año se añaden, en tal característica, dos más. Y prontamente enviaré al Congreso el proyecto de ley que aumentará a 80 las enfermedades con garantías explícitas.

En atención primaria, contamos con 31 nuevos consultorios entregados, más otros 59 que están en ejecución o licitación de obras. En total tendremos 90 consultorios construidos en el período 2006-2010 bajo la modalidad de salud familiar.

Aumentamos en más del 50 por ciento la cobertura de servicios de atención primaria de urgencia, tanto urbano y rural.

Hoy están funcionando 146 Centros Comunitarios de Salud Familiar, los famosos CECOF, que buscan acercar más la salud a la gente, y otros 21 se encuentran en construcción, lo que implica que durante mi gobierno habremos construido un total de 167 CECOF a lo largo del país.

Un solo dato grafica el salto que hemos dado: 86 por ciento de las atenciones AUGE hoy se resuelven en la atención primaria.

Además, y esto es muy importante, porque ha sido un anhelo muy antiguo y difícil de lograr, hemos cumplido la promesa de instalar 17 unidades de atención primaria oftalmológica, las que para fines de este año serán 36. También hemos cumplido en un 91 por ciento la meta comprometida de nuevos especialistas. Ya sumamos más de mil 200 especialistas en proceso de formación.

Como ex Ministra de Salud, sé cuánto cuestan estos avances, sé de las dificultades, y puedo decir con propiedad que en cuatro años hemos ido cambiado la cara a la salud en el país.

Pero no me mal entiendan, no nos conformamos, por supuesto. El país tiene insuficiencias y limitaciones, incluso episodios de falta de rigor que son inaceptables, pero el progreso sanitario es significativo e innegable.

Este avance nos permite enfrentar una prueba de tanta magnitud como el virus de la influenza humana. Ha quedado demostrado en estos días que nuestro sistema de salud tiene capacidad de responder y enfrentar los grandes desafíos.

En tiempo récord desde que se conoció la alerta de la Organización Mundial de la Salud, se activaron todos los mecanismos de respuesta.

Se preparó al personal y a los establecimientos; se realizaron las coordinaciones con las clínicas privadas, centros de las fuerzas armadas y las universidades; se aprovisionaron 950 mil dosis de antivirales para garantizar tratamiento; se activaron mecanismos de alerta entre aeropuertos, puertos y pasos fronterizos terrestres, entre otras medidas.

Y qué vemos hoy, a pocos días de que se confirmaran los primeros casos en nuestro país.

Que la capacidad del sistema de salud pública chileno está a la altura del desafío. Que podemos asegurar una salud adecuada a nuestra población. Porque hemos trabajado bien no se justifican las voces alarmistas.

Los chilenos y chilenas pueden estar tranquilos: la influenza humana traspasó nuestras fronteras, pero estamos preparados para hacerle frente, reducir los riesgos y entregar tratamiento oportuno.

La vivienda y calidad de vida en la ciudad también han sido un objetivo de protección social para todos los chilenos.

Y vemos con satisfacción lo que hemos avanzado. El estándar de las viviendas, la calidad, el espacio, los barrios, hoy son incomparablemente superiores a lo que eran hace sólo tres años atrás.

Para ilustrar, un par de cifras: entre 1990 y 2005 se entregaron, en promedio, 93 mil soluciones habitacionales cada año. Durante los cuatro años de mi gobierno este promedio anual alcanzará 170 mil soluciones. De 223 mil familias vulnerables, hemos dado solución a más de 190 mil. Y el próximo año superaremos la meta.

Lograremos un anhelo de tantos. Mi gobierno construirá o dejará en plena construcción las viviendas necesarias para acabar el 2010 con todos los campamentos de Chile.

Hemos habilitado viviendas acondicionadas para adultos mayores; hemos construido viviendas especiales para pueblos indígenas. Hemos pavimentado más de mil cien kilómetros de calles y pasajes. El Plan Quiero Mi Barrio o los 200 Barrios se ha instalado como una realidad exitosa, que muestra aquello que tanto hemos promovido en mi gobierno: participación, vida en comunidad, sociedades más humanas.

Y en él participan entusiastamente muchas familias de clase media, que ven cómo se mejoran sus entornos y se fortalece el tejido social.

Hemos destinado otras políticas habitacionales a la clase media, como es la entrega más de 195 mil subsidios para viviendas para ella y la ampliación del subsidio a la vivienda de mil a dos mil UF. También hemos fortalecido un subsidio muy valorado por la gente: el subsidio para reparación y mejora del entorno, del cual ya hemos superado las 205 mil entregas, esto es el Programa de Protección del Patrimonio Familiar.

Pero no permitiremos que la actual coyuntura económica eche por tierra lo que a las familias chilenas les ha costado años conseguir. Por ello, durante los próximos doce meses entregaremos un seguro para todas las personas que hayan adquirido una vivienda de hasta dos mil UF con algún subsidio del Minvu y que tengan un crédito hipotecario.

Este seguro se hará cargo de pagar hasta cuatro meses de dividendo para quienes pierdan su trabajo y se mantengan desempleados por más de dos meses. Así, estas familias, aunque enfrenten la pérdida del trabajo, no tendrán que sumar la preocupación de atrasarse en sus dividendos.

Estoy cierta que nuestra Ministra se siente orgullosa de todo lo hecho. Tuvimos una visión urbana integradora y bajo esa visión y con la más férrea voluntad política, hemos cambiado para siempre la manera como se concibe la vivienda y el urbanismo en Chile.

Pero así como menciono avances indiscutidos en materia de ciudad, también voy a mencionar los contratiempos.

Todos saben a qué me refiero. No es ningún misterio.

El sistema de transportes que existía cuando asumí el gobierno era un mal sistema: contaminante, caótico, peligroso, cuya única proyección era el colapso vial y la saturación ambiental. Pero el necesario intento de reformarlo drásticamente falló debido a un mal diseño y una mala implementación. Y lo he dicho aquí, en este propio Congreso.

Esos días fueron días difíciles, créanme, y sobre todo difíciles para los santiaguinos. Y por ello fue muy explicable su malestar. No dudamos entonces en reconocer los errores ante el país, pero como siempre, no nos quedamos en las lamentaciones. Al Ministro de Transportes le tocó una tarea dura, pero la está sacando adelante. Los progresos están a la vista. Y vamos a cumplir el compromiso de garantizar que el sistema de transportes de Santiago funcione eficientemente y entregue un buen servicio a la población.

Pero, aprovecho de mencionar el episodio del Transantiago, porque hizo evidente otro punto importante: que el transporte en las ciudades modernas requiere de un subsidio estatal. Porque se trata, antes que nada, de un servicio público, que podrá ser provisto por privados, pero que requiere apoyo del Estado para asegurar calidad suficiente y tarifas razonables.

Por ello que espero del Congreso la aprobación de la ley que establece un subsidio nacional para el transporte público en todo Chile. Porque es una ley que va en beneficio del medioambiente, de las ciudades, y que sin duda es tan anhelada en muchas regiones del país y por tantos estudiantes –en Magallanes se me acercaron unos chiquillos a hablarme– tanto escolares como universitarios, para que puedan bajar sus tarifas. Pero sobre todo, que significará un salto adelante en la calidad de vida de nuestros ciudadanos.

Pero quiero agregar algo en materia de transportes.

No podemos permitir que por descuido, por imprudencia, por consumo de alcohol o drogas, siga muriendo tanta gente en accidentes de tránsito, especialmente jóvenes. Este es un tema que preocupa y que vamos abordar.

Y vamos a implementar diversas medidas; varias de ellas tienen su origen en iniciativas parlamentarias que vamos a respaldar. Apoyaremos la creación de un sistema de puntaje para las licencias de conducir, que permita sancionar drásticamente, pero por sobre todo, prevenir. Promoveremos un uso más estricto del cinturón de seguridad, extendiéndolo a los buses interurbanos, porque sabemos que eso puede salvar vidas. Perfeccionaremos el otorgamiento de licencias para conducir motocicletas. Y sobre todo, educaremos en prevención, cuidado y responsabilidad desde el colegio y exigiremos que los nuevos conductores aprueben un curso previo a la obtención de la licencia acerca de los riesgos del abuso de alcohol y drogas, mecanismo que en otros países ha permitido disminuir sustantivamente los accidentes de tráfico por uso de alcohol.

Con mucho orgullo podemos decir, también, que hoy el Estado protege a sus trabajadores y trabajadoras.

Hemos aprobado leyes de enorme significación, como la ley de subcontratación y la que equipara el sueldo base al sueldo mínimo. Leyes que apelan al sentido de justicia de una sociedad, de cómo construir prosperidad de la mano de los trabajadores.

Hace pocos días, las trabajadoras de casa particular pudieron por primera vez celebrar un 1º de Mayo en sus hogares, con sus familias, porque aseguramos el derecho de ellas a descansar en día feriado. Lo mismo hemos hecho con los trabajadores del comercio. Y –otro paso importante– es que este verano, por primera vez, las manipuladoras de alimentos que trabajan en jardines infantiles y escuelas tuvieron vacaciones pagadas, y un contrato continuado, porque antes en diciembre cerraban sus contratos y las recontrataban en marzo. Entonces, creo que eso también es algo muy importante.

En el día de ayer, y esto merece un gran aplauso, el Congreso aprobó el proyecto de brecha salarial, que va a promover algo muy sentido por todos y todas: que hombres y mujeres de nuestra patria por igual trabajo reciban igual salario.

Hemos avanzado como nunca en protección laboral. Logramos reforzar el seguro de cesantía, de manera de llegar a más trabajadores con mayores beneficios. Y qué importante será esto en un año de crisis internacional.

También logramos la aprobación de un instrumento que, con el tiempo, se va a transformar en piedra angular del sistema de protección social chileno: el subsidio al trabajo, que en esta etapa hemos iniciado como subsidio al trabajo juvenil. El siguiente paso de este instrumento será, en el futuro, su ampliación hacia otros grupos, como las mujeres.

Hemos dado marcha al mayor avance que haya existido en materia de justicia laboral en varias décadas. La nueva justicia laboral ya es una realidad en diez regiones del país; en agosto llegará a Santiago y en octubre cubrirá todo Chile.

¡Nadie, nadie, podrá pisotear impunemente los derechos de los trabajadores, porque habrá una judicatura eficiente y un procedimiento expedito para proteger esos derechos!

Más aún, aseguraremos que los trabajadores cuenten con asesoría legal especializada y profesional. Por eso, prontamente ingresaré al Congreso Nacional un proyecto de ley que crea un Servicio Público y Nacional de Asesoría Jurídica, el que brindará asesoría de calidad para los trabajadores, pero también para las familias que no cuentan con medios para procurárselas por sí mismos.

Y por supuesto, seguiremos promoviendo el diálogo entre empleadores y trabajadores. El acuerdo pro empleo ha mostrado que ese camino es fecundo y que puede ser la base para avanzar en trabajo digno y decente.

Sé que los sindicatos estarán conmigo en este esfuerzo. Como estarán también, y de manera entusiasta, en el Programa de Formación Sindical que comenzará sus funciones prontamente, y que nos permita en Chile tener mejores sindicatos y enriquecer la relación laboral.

Como puede apreciarse, hemos trabajado durante estos años por establecer una red de protección social.

Hemos superado incomprensiones y críticas. Incluso se decía que estábamos empeñados en un proyecto de bienestar pasado de moda.

Pero el trabajo bien hecho ha sido superior a todo ello.

Ahora el país ve y siente una institucionalidad completa que se ha construido a su servicio.

Ahora, en plena crisis internacional, las chilenas y chilenos saben que cuentan con la ayuda efectiva de su país y de su Estado.

Ahora todos los sectores políticos respaldan la red de protección social, incluso quienes la criticaban hasta hace poco tiempo.

Pero lo que nos ha permitido tener hoy una red de protección social es el haberse atrevido a mantenerla como prioridad nacional, contra viento y marea.

TRABAJAR POR SALIR FORTALECIDOS DE LA CRISIS

Chilenas y chilenos,

Lo urgente no puede hacernos perder de vista lo que queda. Cuando amaine el vendaval económico, los países con mejores cimientos, aquellos países más productivos serán quienes van a liderar la recuperación.

Y Chile será uno de esos países.

Porque en todo momento hemos mantenido nuestras apuestas estratégicas de desarrollo y las vamos a seguir manteniendo. Y las expandiremos y las profundizaremos.

El mundo post crisis será un mundo donde las personas, con su trabajo creativo y creador, jugarán un rol central en la productividad y la competitividad de las economías.

El mundo post crisis será un mundo más dinámico y exigente, donde la capacidad productiva –y no las habilidades especulativas– será lo que determine la prosperidad de las naciones.

El mundo post crisis será un mundo más verde, donde el desarrollo de los países se medirá no por sus emisiones sucias, sino por su capacidad para impulsar fuentes de energía limpias y sustentables.

Es para ese mundo que nos debemos preparar.

Y en ese marco, en que el punto principal donde nos jugamos el futuro como nación en términos de desarrollo y de equidad, es la educación.

Y el país conoce lo hecho: están las cifras de inversión, la cobertura escolar y pre escolar, la infraestructura, la alimentación, las becas, los textos escolares, la nueva subvención preferencial para los alumnos vulnerables. En fin, en los últimos años hemos avanzado sustantivamente en muchas dimensiones.

Pero estos avances han planteado nuevas exigencias al sistema educativo. La educación superior se encuentra hoy en el horizonte de las familias chilenas. Por lo mismo, el sistema requiere asegurar calidad para todos, de manera de satisfacer esta legítima aspiración.

El esfuerzo de la calidad y la equidad debía contar con un marco institucional adecuado.

Qué difícil era asegurar calidad cuando cualquier persona, sin tener ninguna especialización, podía abrir un colegio y funcionar casi sin exigencia ni fiscalización, como ocurría con la antigua LOCE.

Qué difícil era asegurar equidad cuando no dábamos más a quienes educan a los niños con más necesidades, o cuando permitíamos a los colegios seleccionar alumnos según su conveniencia y excluir a aquellos con más problemas.

Enfrentamos el desafío institucional construyendo los acuerdos que requiere la actual composición del Parlamento. Hubo un arduo debate, no fue fácil. Pero lo concreto es que hoy tenemos un marco legal incuestionablemente superior a la LOCE y pronto tendremos una Superintendencia de Educación y una Agencia de Calidad. Podremos fiscalizar el uso de los fondos públicos, exigir calidad y tomar medidas cuando los establecimientos no logren entregarla.

Y tenemos claro lo pendiente.

Necesitamos que la educación pública responda a las aspiraciones de los chilenos, que sea un factor de calidad y de integración social. Por eso enviamos a este Congreso un proyecto de ley para fortalecer la educación pública. Ningún sector que crea de verdad en la necesidad de una educación pública robusta y de calidad puede eludir este debate. Y yo espero que eso se refleje en el trámite parlamentario de esta iniciativa.

Debemos contar con maestros cada vez más competentes. Los profesores son el pilar fundamental de una educación de calidad. Reconozco el esfuerzo cotidiano que hacen por formar a nuestros hijos.

Mejores profesores exige formación exigente y por eso hemos puesto en marcha el programa INICIA, para la renovación y fortalecimiento de las instituciones formadoras de profesores.

Estableceremos el examen de habilitación para ejercer la docencia, obligatorio para todos los nuevos egresados que ejercerán en el aula. Y este examen también será obligatorio para aquellos que, sin haber estudiado pedagogía, quieran hacer clases en la enseñanza básica o media, porque queremos sólo a los mejores enseñando a nuestros niños y niñas.

Iniciaremos las evaluaciones necesarias para ir aumentando progresivamente las horas no lectivas, para que los actuales profesores puedan perfeccionares de verdad, ser verdaderos maestros en sus disciplinas y atraer así a los mejores a la carrera docente.

Pero también necesitamos los mejores líderes pedagógicos. La experiencia internacional demuestra que un buen director hace una gran diferencia.

Vamos a desarrollar un plan nacional para formar dos mil directores de colegio, en el marco de una asociación entre las universidades chilenas acreditadas y centros especializados en lugares como California, Canadá, Australia o Finlandia.

Complementariamente, a partir del año 2010, tendremos en Chile formación especial para aquellas personas que son directores de colegios o que quieran serlo. Queremos que en un futuro no muy lejano todos los directores hayan pasado por estos cursos. Y para apoyarlos en sus primeros pasos cuando asuman en las direcciones, pondremos a su disposición tutorías expertas.

Todos sabemos la importancia de la formación digital. Por eso hemos habilitado miles de computadores y pantallas electrónicas en escuelas de todo Chile.

Pero queremos ir más allá, poniendo los computadores a disposición directa de los estudiantes, especialmente de los más vulnerables. Este año, como todos saben, ya entregamos 30 mil computadores a alumnos de séptimo básico. Todo Chile vio el rostro de alegría de esos niños y pronto entregaremos tres mil equipos a los maestros de excelencia.

Para seguir por esta senda, esta vez a partir de lo que vamos a enviar para el presupuesto del año 2010, duplicaremos el número, entregando 60 mil nuevos computadores. Esto no es un regalo, esto es algo que los niños se han ganado con su esfuerzo y su mérito. Lo recibirán los niños y niñas con mejores notas pertenecientes al 60 por ciento más vulnerable de la población de séptimo básico. Así, entonces, los buenos estudiantes de clase media también se verán beneficiados.

Es una medida contundente. Lo hacemos porque el momento de transformar a la tecnología en una herramienta de oportunidades, de conectar a nuestros jóvenes con la sociedad global, es hoy y no mañana.

Tenemos otra enorme tarea que realizar en materia de educación superior. Contamos con el revelador informe de la OCDE y el aporte valioso del Consejo Asesor Presidencial, donde más allá de acuerdos o disensos, quedó clara la necesidad de impulsar cambios de fondo en la educación superior. Este año muchos docentes, rectores y dirigentes estudiantiles han hecho un llamado para construir las bases de un sistema mejor y han propuesto que el país dialogue en torno al sistema de educación superior que queremos para el futuro.

Valoro y apoyo esta iniciativa. Pienso que como país no podemos ni ignorar el desafío ni desatender el llamado. Al mismo tiempo, un asunto de esta envergadura requerirá de un amplio debate ciudadano y la construcción de consensos para avanzar. Es una materia que estará sin duda presente durante la campaña presidencial, y es bueno que así sea, para que conozcamos las visiones de los candidatos y hagamos un debate con altura de miras.

Tenemos bases sólidas desde dónde partir. En Chile hoy el 40 por ciento de la población de entre 18 y 24 años cursa educación terciaria, pero necesitamos ir más allá, para acercarnos a los estándares de los países desarrollados que alcanzan cifras que superan el 60 por ciento. Y nuestros jóvenes exigen calidad, tanto en la formación universitaria como en la técnica profesional.

También hemos aumentado la ayuda estudiantil. Sólo una cifra: hemos crecido de 165 mil a 375 mil beneficiarios de becas y créditos.

Y hemos puesto en marcha la más ambiciosa expansión de becas para la formación de postgrado y el perfeccionamiento de técnicos de nivel superior y profesores de las escuelas con financiamiento público del país.

Creamos el Sistema Becas Chile, el que ya muestra avances concretos. Mientras que en el 2005 se otorgaron 200 becas para estudios en el extranjero, este año llegaremos a dos mil 500 becas, y el año 2010, a tres mil 500. Los estudios de postgrado dentro del país a la vez crecieron en un 65 por ciento.

También creamos una beca de postdoctorado para académicos de nuestras universidades. Otorgamos becas para técnicos de nivel superior en áreas como minería, energía y turismo. Becamos a profesores de escuelas subvencionadas y, en las próximas semanas, abriremos un concurso para financiar 50 becas de subespecialidades médicas.

Apostamos a la equidad de género. Hoy, casi la mitad de las becas otorgadas favorecen a mujeres, porque hemos dado beneficios especiales para aquellas becarias que tengan hijos y que puedan viajar con sus hijos.

Y apostamos por la equidad social, territorial y sin discriminaciones. Por eso, las personas provenientes de pueblos originarios, aquellos con alguna discapacidad física, y los que provienen de regiones poseen un puntaje adicional en la evaluación.

Así, gracias al sistema y a los acuerdos que hemos firmado con otros países, como España, Estados Unidos, Inglaterra, Australia o lo que son programas como Chile California o Igualdad de Oportunidades, hoy día nuestros jóvenes acceden a las mejores universidades del mundo.

También contamos con el proyecto de ley que establece incentivos al retiro en las universidades estatales, que permitirá que más académicos jóvenes se integren a los claustros universitarios.

Estas son las bases en que se asienta la necesaria reforma de la educación superior.
En esa línea quisiera señalar que promoveremos una modificación al Aporte Fiscal Indirecto, el que hoy sólo premia resultados de la PSU y las notas de enseñanza media para incluir en él al 5% de los mejores alumnos de todos los establecimientos de Chile, así como hicimos con las becas de excelencia. Se trata de una medida que impacta en el corazón de la desigualdad, permitiendo que los jóvenes talentosos de los hogares más pobres también puedan acceder a las mejores universidades chilenas.

Otro capítulo fundamental es la educación técnica a nivel superior. Tenemos el deber de asegurar, por una parte, que todas las instituciones de formación técnica sean de calidad acreditada y, por otra, tenemos que aumentar las oportunidades de acceso a todos los jóvenes de Chile y ello supone fortalecer los mecanismos de financiamiento.

Por eso, desde el año 2006 ya triplicamos las becas Nuevo Milenio.

Pero requerimos más. He ordenado hacer un llamado extraordinario de estas becas, para otorgar quince mil nuevos beneficios durante el segundo semestre del año 2009. Para los que no los conozcan, los beneficiarios de las becas Milenio son los estudiantes de menores recursos, centros de formación técnica e institutos profesionales. Así, este año sobrepasaremos las 50 mil becas, más de cinco veces las que se entregaban en el año 2005.

Parte crucial de una mejor capacitación es la certificación de competencias laborales. Son tantos los trabajadores y trabajadoras que han adquirido destrezas y conocimientos a lo largo de su vida laboral y ahora van a poder certificarlas y gozar de mayores y mejores oportunidades, porque con este sistema ganamos todos, los trabajadores, la productividad de la empresa, la competitividad de la economía y, por tanto, el país.

Todas estas son medidas iniciales, que muestran nuestra firme voluntad de apostar por la educación superior.

Otros temas de agenda surgirán del debate nacional en que participen los rectores, académicos, expertos, estudiantes y no docentes del sistema de educación superior.

Pero, también he pensado qué pasa a una familia en un momento de crisis cuando se generan situaciones de vulnerabilidad, de incertidumbre y de cesantía. Y quiero entregar una señal de tranquilidad para los estudiantes y sus familias:

No queremos que ningún estudiante de universidades, públicas y privadas, centro de formación técnica o instituto profesional tenga que abandonar su carrera este año debido a la cesantía en su familia. No queremos que se desaproveche el talento de nuestros jóvenes.

Para ello, he dispuesto una línea de garantías Corfo para que todas las instituciones de educación superior que lo requieran en los próximos meses puedan solicitar créditos en el sistema financiero, para que con esos recursos no se vean en la necesidad de interrumpir los estudios de sus alumnos y puedan dar facilidades de pago a los jóvenes que sufran la cesantía de quienes responden financieramente por sus estudios.

A los estudiantes más vulnerables, a las familias, a la clase media les digo: en estos momentos de crisis no los dejaremos solos.

Si tenemos la mejor gente, la más preparada, debemos generar las oportunidades para que ellas pueden emprender, puedan llevar adelante sus proyectos.

La base de nuestra prosperidad futura estará en lo que las personas hagan. Es nuestro deber asegurar las condiciones y los incentivos para dar ancho curso a la creatividad de los chilenos.

Por eso el énfasis que hemos puesto en sentar las bases de un sistema de innovación. Y por eso es que, a pesar de la crisis, en ningún momento hemos descuidado nuestras apuestas estratégicas. Sólo por poner una cifra puedo decir que este año aumentamos el presupuesto en innovación en un 20 por ciento.

La política de desarrollo no puede ser neutral. Incentivaremos aquellos nichos donde nos puede ir mejor. El golpe de timón se dio a fines del gobierno pasado y lo hemos profundizado en éste, cuando decidimos optar por una serie de clusters productivos, los que hoy empiezan a mostrar sus frutos.

En Servicios Globales u Offshoring vamos a aumentar este año a dos mil las becas de inglés para técnicos y profesionales de todo el país.

Continuaremos fomentando la capacitación de alta tecnología y desarrollando la conectividad digital.

En Minería, pondremos en marcha un total de 29 proyectos, por más de ocho mil 200 millones de pesos, y gestionaremos la instalación en Chile de un centro de investigación de excelencia.

En el cluster Alimentario, vamos a reforzar las áreas de inocuidad, mejoramiento genético, agricultura de precisión, conectividad digital y competencias laborales de los trabajadores.

En Turismo, pondremos en marcha 36 iniciativas para mejorar la oferta de destinos y servicios, además de mil 500 becas de inglés exclusivas para gente que trabaje en turismo.

En la industria Acuícola seguiremos apostando a la diversificación de especies y a un manejo sustentable, con estándares más altos en materia sanitaria, ambiental y laboral.

El apoyo a la ciencia es clave para el futuro. Además del aumento de becas y recursos, hemos creado nuevos programas de investigación asociativa para abordar proyectos de mayor envergadura y complejidad. A ello hay que agregar el incentivo tributario que creamos para promover la inversión privada en investigación y desarrollo.

Y por cierto, hemos puesto siempre al centro de esta política el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas, que son pieza insustituible en nuestro camino de desarrollo. De ahí todos los programas de fomento que hemos creado, así como la inclusión clave de las Pymes en las Agencias de Desarrollo Productivo que creamos en cada región del país.

Muchos estudios muestran que Chile tiene un gran potencial como exportador de servicios financieros. Ya hemos dado pasos gigantescos con las reformas del mercado de capitales Uno y Dos, y con la iniciativa ProCrédito que ya mencioné.

Hemos reforzado el capital semilla y la securitización para financiar empresas emergentes, dando más liquidez al mercado de bonos, que hoy, incluso en medio de la crisis, vive una especie de boom e integrado mejor a nuestro mercado con el resto del mundo.

Daremos un paso adicional con el envío al Congreso de la reforma MK3 el próximo mes de julio, relacionada con el marco regulatorio de los fondos mutuos y los fondos de inversión.

Así, cuando el temporal externo amaine, Chile estará en la mejor posición para crear empleos surtiendo servicios financieros a nuestros vecinos latinoamericanos.

También hemos modernizado y seguiremos modernizando nuestras empresas públicas. Queremos que Codelco tenga los más altos estándares de gestión y transparencia. Por eso quiero llamar a los parlamentarios a aprobar a la brevedad el proyecto de ley que dota a Codelco de los más altos estándares de gobierno corporativo e inyecta mil millones de dólares para financiar su inversión y empleo.

Nuestra política tampoco ha descuidado eso que los expertos llaman ‘plataformas transversales’. Es decir, capacidades que sirven a todos los sectores, no sólo a aquellos priorizados.

Y dentro de las plataformas transversales debo mencionar una que será de gran relevancia hoy que emprendemos políticas anticíclicas para reactivar la economía. Me refiero a la infraestructura pública.

Cuando la crisis pase, estas obras quedarán y el país contará con una renovada base para su desarrollo futuro.

La verdad es que el listado de avances y de obras es muy extenso, pero se resume en una realidad: Chile ya no es una delgada faja de tierra recorrida por una sola vía de norte a sur.

En lenguaje de conectividad, Chile es hoy más ancho y más largo, porque lo recorren cientos de caminos de alta calidad, que conectan a su gente y sus espacios productivos.

Hemos llevado adelante planes emblemáticos y estamos cumpliendo todas nuestras promesas: el Plan Arauco, el Plan Chiloé, la Conectividad Austral, la Ruta Costera, la Red Vial Interlagos.

Hemos avanzado en la refacción y construcción de aeropuertos de alto estándar, que servirán para la conectividad y promoción del turismo.

Los programas llegan a las personas. Hemos llevado adelante el plan de borde costero, que entrega dignidad y oportunidades a miles de pescadores artesanales y lleva modernidad a las ciudades portuarias.

Debo señalar que los recursos públicos destinados a la pesca artesanal han crecido casi 6 veces en los últimos 3 años. El programa de agua potable rural alcanza hoy al 99 por ciento de su población objetivo. Estamos construyendo más de 700 puentes. La pavimentación de caminos rurales completó hace pocas semanas el hito de los diez mil kilómetros, cinco mil de los cuales se construyeron bajo mi gobierno. Con el control de inundaciones y aluviones hemos cambiado el panorama de muchas ciudades, tales como Antofagasta, Santiago, Rancagua, Valdivia, Puerto Montt y Punta Arenas.

Cuando termine mi gobierno, habremos aumentado nuestra capacidad de almacenamiento hídrico de cuatro a cinco millones de metros cúbicos. Y ello será posible porque estamos culminando tres obras de gran magnitud: el embalse Convento Viejo –que ya va a dejar de ser el cuento viejo que decían muchos en O’Higgins y será una realidad–; el embalse El Bato, en Coquimbo; y el embalse Ancoa, en el Maule. Nunca antes en la historia de Chile se desarrollaron obras de riego de esta envergadura en forma simultánea, a lo que se suman, sin duda, obras de reparación y mantención desde Arica hasta Malleco.

Lo que estamos haciendo es asegurar el abastecimiento de agua que permita la transformación de Chile en una potencia agroalimentaria.

Seguimos también promoviendo el desarrollo de obras concesionadas. Este año 2009 esperamos licitar casi el doble de proyectos que el año 2008, lo que significará también un gran aumento en la inversión, superando los mil millones de dólares en obras licitadas

En el Fondo de Telecomunicaciones hemos invertido en tres años, tres veces más de lo que se invirtió en toda la década anterior. Tenemos en ejecución un programa que lleva banda ancha a 1.480 localidades rurales en todo el país, y este año invertiremos más de 35 mil millones de pesos para continuar conectando digitalmente aquellas localidades o barrios de menores ingresos, donde no se llegaría de otra manera.

Y hemos invertido cifras sin precedentes en obras deportivas y culturales.

¡Pero no todo va a ser pavimentos. Tenemos que preocuparnos de la salud y el espíritu de nuestra gente!

La inversión en recintos deportivos habla por sí sola, basta que los chilenos vean los cuatro estadios mundialistas, con zapato volador incluido.

¡Pero la verdad es que no saben el orgullo que sentí cuando las chicas de la Rojita Sub 20 me dijeron que yo era la “Presidenta del Deporte”!

Este año trabajamos aceleradamente para terminar de dar forma a la más vasta red de estadios y recintos deportivos en todo Chile.

A los cuatro estadios mundialistas que fueron la primera etapa de esta Red Bicentenario, en la segunda etapa se agregarán los recintos de Arica, Antofagasta, Copiapó, Ovalle, Quillota, Rancagua, Curicó, Talca, Valdivia, Puerto Montt, Aysén y Punta Arenas. Y en la zona metropolitana contaremos con los polideportivos de La Florida, Puente Alto, Maipú, Pudahuel, Peñalolén y El Bosque. Y no menos importante: remodelaremos nuestro principal coliseo deportivo, el Estadio Nacional Julio Martínez, dejándolo con estándar de estadio mundialista.

Y luego vendrá la tercera etapa, pero yo lo señalé el año pasado, no voy a volver a repetir todos los estadios que ingresan en la tercera etapa.

Fue mi promesa y la estoy cumpliendo, como espero que podamos cumplir con el anhelo de contar con un Ministerio del Deporte y Juventud, para que el tema del deporte y de los jóvenes sean verdaderas políticas de Estado en Chile.

Sólo quisiera añadir que como los gobiernos regionales muchas tienen tantas necesidades, el deporte como la cultura quedaban a veces detrás a la hora de repartir los ingresos regionales. Y por eso, como lo saben muy bien los señores parlamentarios, en el proyecto de Presupuesto 2008 incluimos un dos por ciento para la cultura, en el FNDR de proyecto de Presupuesto 2009 incluimos un dos por ciento para el deporte, porque creemos que estas son las maneras de apoyar la voluntad también a nivel de las regiones.

Yo decía que algo similar puedo decir respecto de la Cultura.

Sentimos que como país habíamos avanzado mucho en institucionalidad a través de la consolidación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes liderado por nuestra Ministra.

Que habíamos avanzado y perfeccionado los instrumentos de promoción y fomento.

Que llegábamos crecientemente a regiones. Este año, de hecho, el programa de Acceso Regional irá desde Visviri hasta Puerto Williams. Ya decíamos, hemos dispuesto el dos por para la cultura así como deporte en el Fondo de Desarrollo Regional. Y hemos llevado crecientemente la cultura a las calles y barrios de nuestras ciudades.

En definitiva, veíamos un claro avance hacia un ambi