ALEIX ANSELMO
En los últimos 10 años, el partido verde alemán ha protagonizado un crecimiento espectacular que le ha situado por primera vez con opciones reales de llegar a la cancillería. Los verdes alemanes han visto como su principal tema, el clima, se ponía al centro de la agenda política alemana, sabiendo combinar esa ventaja con una buena gestión en los gobiernos regionales en los que participan. Esa buena gestión, que ha quitado el miedo que les tenía buena parte de la sociedad alemana, junto con la representación del anhelo de cambio que desea buena parte del electorado alemán, compran hoy a Annalena Baerbock, su candidata, muchos números de ganar la Cancillería en septiembre. Baerbock, recién ganadora de la contienda con el colíder del partido, Robert Habeck, podría hacer historia al convertirse en la segunda mujer en ocupar el puesto y en la más joven, con sus 40 años de edad. En este artículo vamos a repasar el perfil de la candidata verde que puede propiciar, por primera vez en la historia de la República Federal Alemana, la victoria de un partido que no sea ni la CDU ni el SPD.
Nacida en Hannover (Baja Sajonia), la joven Annalena se forjó políticamente en las manifestaciones antinucleares a las que acudían sus padres. Cuentan en los medios alemanes, que su buen desempeño en salto de trampolín, así como la ayuda que le proporcionó jugar a fútbol en un año de intercambio que realizó en Florida, la ayudaron a forjar un carácter perfeccionista pero a la vez adaptativo al juego en equipo. Su viaje de intercambio, junto a su afición por el derecho y su precoz politización, la decidieron a estudiar Ciencias Políticas y Derecho, especializándose en derecho internacional, uno de sus puntos fuertes. Su estancia como asistente de la diputada Elisabeth Schroedter en el Parlamento Europeo la ligó definitivamente a los Verdes, en una etapa en la que el partido se encontraba inmerso en la interna entre fundis (más intransigentes con los valores del partido) y realos (más partidarios de hacer concesiones). La eterna batalla en el seno del partido Verde pilló a su actual candidata en un momento de escalada dentro del partido, ya que consiguió ser diputada nacional (circunscripción de Potsdam) por primera vez en 2013. Desde entonces, su participación en comités del Parlamento alemán como el de asuntos económicos o el de asuntos europeos, la formaron como una gran negociadora, hecho que la ayudaría más adelante a romper los bloques del partido verde.
Con una Annalena consolidada como cuadro fuerte del partido, con experiencia en varias negociaciones y el clima (tema estrella verde) y la política exterior como puntos fuertes, se presentaba Annaelena Baerbock junto a Robert Habeck al liderazgo del Partido Verde. La pareja de aspirantes al coliderazgo (los verdes tradicionalmente eran gobernados por esa bicefalia que permitía la inclusión de todas las facciones) aprovechaba un momento ideal, de agotamiento de antiguos liderazgos y sustitución de cuadros que les permitió representar la novedad de entre los antiguos bandos y generar consenso entre la militancia. Así fue como el dueto ha liderado el partido hasta el día de hoy. Para algunos, han logrado el consenso dentro del partido, para otros, su victoria supone en el fondo una victoria implícita de la ala más realo de la organización, ya que su liderazgo (estrenado en enero de 2018) se asume en un momento de subida en las encuestas del partido verde, y el crecimiento de su popularidad se ha dado a base de ocupar la centralidad de la política alemana, de confrontar con la extrema derecha y de erigirse como alternativa de gobierno, fórmulas hasta ahora utilizadas a nivel regional por la facción más realista. El síntoma de que la paz y la unidad de acción en el partido verde han llegado con la bicefalia Baerbock-Habeck al poder es la forma de escoger candidato. El partido, lejos de empantanarse en primarias en las que antes algún sector de la militancia hubiese salido herido, ha decidido amistosamente que el más veterano -y hombre- Robert Habeck declinaba su intención de optar a la candidatura verde. Tal y como cuentan en su podcast “El fín de la era Merkel” Raúl Gil y Franco Delle Donne -que aprovecho para recomendar-, la decisión ha sido totalmente pacífica y Habeck ha elegido no competir, sabiendo que las cifras demoscópicas daban mayores posibilidades a Baerbock.
Las encuestas apoyan la candidatura de la sajona, que con un carácter perfeccionista y un estilo merkeliano sobresale entre otros candidatos que representan más de lo mismo para el electorado alemán. Las candidaturas de CDU y SPD, con Armin Laschet y Olaf Scholz en cabeza, suman décadas de trabajo en la política, habiendo sido Laschet visible en el Land Nordrhein-Fallen des de 2005 y Scholz alcalde de Hamburgo y barón del SPD des de 2001. Aunque sus rivales políticos le achacan falta de experiencia en la gestión, ella les puede contestar que representa el anhelo de cambio del electorado alemán, ya que incluso en sus filas tradicionalmente más reacias a apoyar al partido verde aprueban la candidatura de Baerbock. En cuanto a las cifras, la candidata es incluso líder en preferencia como canciller entre el sector empresarial y autónomo, con un 26’5%, seguida de Lindner (liberal) con un 16’2%, y Laschet y Scholz con menos del 15%. Encuestas de Forsa sitúan a los Verdes en primera posición con un histórico 28% de los votos, lo que les supondría multiplicar por 3 su porcentaje obtenido en 2017. Porcentaje que les daría para obtener la cancillería y los ministerios de más peso en caso de fructificar una coalición que tanto podría ser con la CDU (Kiwi Verdinegro) como con el SPD y los liberales del FDP (coalición semáforo), muestra una vez más del (para algunos) pragmatismo verde y para otros de la capacidad de renunciar a sus ideas.
Veremos si la ola verde puede mantenerse hasta septiembre en estas cifras, ya que como comentan Delle Donne y Gil en su podcast, en diversas ocasiones el problema de los verdes han sido los propios verdes, que no han sabido comunicar sus temas o aprovechar el contexto favorable. Sin embargo, con el nombramiento de Baerbock y la unidad en el partido, los verdes parecen haber aprendido de errores pasados y no pecar de inexperiencia. El partido parece haber ocupado el consenso en la política alemana. Baerbock y sus ideas favorables al Green New Deal, vinculadas a una transición ecológica justa, junto con las ideas de economía innovadora de Mariana Mazzucatto, casan a la perfección con el tradicional electorado verde, urbano, relativamente joven y acomodado. Su imagen como candidata, una mujer joven, formada y socializada en el multiculturalismo, se adapta muy bien a ese creciente público.
En definitiva, la designación verde de Annalena Baerbock como candidata del partido ha generado una ola de optimismo en el movimiento, que ha permitido a la candidata subir unos puntos más en las encuestas y situarse por delante de la CDU. Por su formación, su juventud y su talento político, Baerbock ha sido habilidosa al situarse en el epicentro de la política alemana en el momento adecuado. Aún es pronto para saber qué pasará en septiembre, para ver si no se queda en un souflé como el efecto Schulz, ver cómo puede afectar la campaña de vacunación a la popularidad del gobierno de la CDU es toda una incógnita, sin embargo, de momento, los Verdes y su candidata parecen haber asumido la responsabilidad de querer ser los próximos inquilinos de la Cancillería alemana. Baerbock saldrá con opciones reales de conseguirlo.
Aleix Anselmo es Politólogo por la UPF y Máster en Comunicación y márketing político por CESCOMPOL y la UAH (@aleixanselmo97)
Fotografía de Bündnis 90/Die Grünen Nordrhein-Westfalen