AMLO, una semana después: retos y expectativas

JOSÉ CARLOS HUERTA

El pasado domingo 01 de julio fue un día histórico para México. Sin importar las preferencias electorales, el sistema democrático mexicano se consolidó. Como hace muchos años no pasaba, un candidato ganó la presidencia con más del 50% de los votos, lo que significa que más de 30 millones de mexicanos votaron por él y por un nuevo proyecto de nación.

Andrés Manuel López Obrador (AMLO) será el próximo Presidente de México, y lo hace con la mayor legitimidad jamás antes vista al haber ganado en 31 de 32 entidades federativas. Llegará después de tres campañas presidenciales, pasando por varios partidos y creando el propio hace sólo 4 años. El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), se presentó a sus segundas elecciones a nivel nacional y obtuvo un resultado nunca antes visto al ganar la presidencia, 310 diputaciones de 500 disponibles, 70 de 128 senadurías posibles y 5 gubernaturas con mayoría absoluta en sus respectivos Congresos Estatales.

La democracia mexicana se consolidó y esto internacionalmente le hace ganar muchas fichas al país en el escenario mundial. Sin embargo, el hecho que se vea como un proyecto populista con ideas proteccionistas le resta capital político, importante para las negociaciones que vendrán y de las que dependerá el futuro económico y social de la nación. A la nueva administración le tocará negociar con temas sumamente sensibles tales como la relación con Estados Unidos, la renegociación de Tratado de Libre Comercio de América del Norte (del que depende casi el 80% la vida económica de México) y sobre la política migratoria del Presidente Dondald Trump.

Ante el resultado tan apabullante se habla de los posibles contrapesos que deben existir y que puedan evitar que el nuevo presidente haga y deshaga a su conveniencia. La coalición “Juntos Haremos Historia” tendrá mayoría en el Congreso de la Unión, sin embargo, no les alcanzan los números para aprobar cambios constitucionales de fondo, ya que, de acuerdo al artículo 135 de la Constitución Mexicana, necesitaría dos terceras partes de ambas cámaras y la aprobación del 50 + 1 de los Congresos Estatales.

Otros contrapesos importantes durante este periodo de seis años serán la Suprema Corte de Justicia, el mismo Banco de México, los Organismos Internacionales, la clase empresarial y la sociedad civil, que debe ser igual de crítica como lo ha sido con los anteriores gobiernos, exigiendo el cambio que les prometieron y que el país merece.

A una semana de las elecciones, han aparecido ya los que serán ministros de Gobernación, Hacienda y Seguridad, desmintiendo varias promesas que fueron piedra angular de la campaña de AMLO. La primera fue que no bajarán el precio de la gasolina ni el gas, esto en coherencia con los precios del mercado internacional y que es casi imposible e irresponsable hablar de subsidiarlos. La segunda promesa incumplida será el cambio de ubicación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y la venta del avión presidencial. Posteriormente se desmintió que se eliminaría al Estado Mayor Presidencial y que el Ejército regresará a los cuarteles, por lo menos durante los primeros tres años de su mandato. Finalmente se incumplirá con la designación de Héctor Vasconcelos como Secretario de Relaciones Exteriores y se confirma a Marcelo Ebrard para el cargo.

AMLO deberá entender pronto el manejo de las expectativas y que hablar sobre la cuarta transformación del país, comparando lo que será su mandato con la independencia, revolución y reforma, es algo que le pasará factura más pronto que tarde. México hoy vive un sentimiento post electoral complicado, la sociedad está más dividida que nunca y el Presidente Electo deberá aprovechar su periodo de “luna de miel” para hablar sobre la reconciliación nacional, darle confianza a los mercados y los inversores.

Las expectativas de su administración son altísimas y debe esta consiente el nuevo gobierno que un alto porcentaje de los votos recibidos hace una semana fue un voto castigo que representó, no su preferencia por el proyecto de López Obrador, sino el rechazo a los partidos tradicionales. Mucha gente consideró que alguien diferente debería tener la oportunidad de hacer las cosas de una manera distinta y Morena corre peligro de chocar contra el muro de la realidad de ser gobierno y encabezar el sistema y las instituciones que tanto criticó. Gobernará a más de 125 millones de personas y a partir del 01 de diciembre todo lo que pase o deje de pasar sumará a su historial como Presidente.

A los partidos tradicionales (PRI-PAN) les toca empezar una etapa política nunca antes vista y deberán asumir su nuevo rol de oposición durante seis años, plazo que deberán servir para realizar una auto evaluación, para reformarse y estructurarse como una forma real de representación de la gente.

Como en muchos países, las distintas formas de representación sufren una crisis de credibilidad y la gente ha dejado de votar por ellos, motivo por el cual, personajes que se presentan como antisistema y que prometen hacer las cosas diferentes ganan.

Los partidos políticos se han convertido en agencias de colocación de empleo en gobiernos y se han olvidado de sus valores y principios. Deben regresar a sus orígenes y mostrarse ante la sociedad con una visión y personajes que vayan en coherencia con el proyecto de nación que tengan. De no hacerlo estarán condenados a quedar relegados a segunda o tercera fuerza y será más propicio el nacimiento de nuevos grupos que representen a la sociedad mexicana tan cambiante.  El escenario político cambió para todos y deberán asumir sus roles; llegará con más fuerza y se presentará como una opción real quien sepa adecuarse a los cambios, quien logre encontrar su narrativa y el que le hable con la verdad la gente.  

López Obrador se enfrentará a los problemas que tiene el país y a las promesas que hizo en campaña durante más de 12 años. La gente espera que se acabe la corrupción, que se abata a los delincuentes y el crimen organizado, que saque de la pobreza a más de 60 millones de mexicanos y que los sueldos alcancen para más. Propuestas que pueden sonar populistas, pero de lograr un cambio importante en la forma de hacer las cosas y obtener resultados, estaremos hablando de un modelo ejemplo a nivel internacional. Los retos son enormes y las expectativas muy altas.

 

José Carlos Huerta Ramírez es Internacionalista por la UDLAP, Maestro en Comunicación y Marketing Político en la Universidad de Alcalá (@carloshuertar)