Quisiera proponer que bebamos a la salud de la gente soviética, y sobre todo de la gente rusa.
Bebo sobre todo a la salud de la gente rusa porque es la más excepcional de todas las naciones que constituyan la Unión Soviética.
Bebo a la salud de la gente rusa, porque, durante esta guerra, ha ganado el reconocimiento universal como la fuerza de guía de la Unión Soviética entre toda la gente de nuestro país.
Bebo a la salud de la gente rusa, no sólo porque es la gente principal, pero también porque es dotada con una mente clara, un carácter firme, y paciencia.
Nuestro gobierno no cometió ningún error; nuestra posición era ocasionalmente desesperada, como en 1941-42, cuando nuestro ejército se retiraba, abandonando nuestras aldeas y ciudades nativas en la Ucrania, Byelorrusia, Moldavia, la región de Leningrado, la región báltica, y la república Karelo-Finlandesa, abandonándolos porque no había otra alternativa.
Otra gente pudo haber dicho al gobierno:
-No has subido a nuestras expectativas. Salir. Designaremos otro gobierno, que concluirá la paz con Alemania y asegurará la tranquilidad para nosotros.
Pero la gente rusa no hizo eso, porque era confidente que la política que su gobierno perseguía era la correcta; y hizo sacrificios para asegurar la derrota de Alemania. Y esta confianza que la gente rusa exhibió en el gobierno soviético demostró ser el factor decisivo cuál aseguró nuestra victoria histórica sobre el enemigo de la humanidad, el fascismo.
¡Agradezco a gente rusa por esta confianza!
¡A la salud de la gente rusa!
Enviado por Enrique Ibañes