FERNANDO CUÑADO
En los más de 500 capítulos de esta comedia animada sobre la sociedad estadounidense ha habido tiempo para casi todo. Los creadores han caricaturizado en sus episodios a muchas figuras de la primera línea política. Castro, Clinton, Gorbachov, Bush o Blair han aparecido en diferentes encuentros con la familia Simpson. Repasando algunos capítulos podemos encontrar campañas electorales, debates y herramientas de la comunicación política tratadas con humor, ironía y, sobre todo, sátira.
Los Simpson no es sólo una serie que vaticinó que Grecia entraría en bancarrota y que una mujer dirigirá la Casa Blanca a través de un sueño de Bart donde se dibuja un futuro con Lisa como primera presidenta de los Estados Unidos. Hay mucho más.
En la segunda temporada, el capítulo “Dos coches en cada garaje y tres ojos en cada pez” esboza la construcción de un candidato. Bart y Lisa pescan un pez mutante con tres ojos en un río lleno de vertidos de la central nuclear. La noticia es un escándalo y el señor Burns decide presentarse a gobernador para cambiar las leyes. Los expertos en marketing político diseñan una estrategia para minimizar el impacto del pez mutante en la campaña. A través de varios spots electorales, logra remontar en las encuestas y la víspera de las elecciones, le aconsejan cenar en casa de uno de sus trabajadores para aparentar que es una persona normal ya que temen que Burns proyecte una imagen distante. Algo que recuerda a las encuentros de Pedro Sánchez y Oriol Junqueras con familias catalanas y andaluzas para compartir mesa y mantel, respectivamente, que vimos hace tiempo en Salvados.
El actor secundario Bob también saltó a la palestra política de Springfield en la sexta temporada con el capítulo “El actor secundario Bob vuelve a las andadas”. Incluye muchas referencias a la película Todos los Hombres del Presidente, en torno a un posible fraude electoral. El actor secundario Bob recibe el apoyo de los republicanos para enfrentarse al alcalde Quimby. Hay una gran guerra de spots. Los guionistas hicieron con el video del actor secundario Bob un homenaje al Revolving Door de la campaña de George Bush en 1988, rodándolo en blanco y negro y lanzando duros ataques. Mientras tanto Quimby, intenta defender su terreno a la desesperada tratando de convertir sus escándalos en un activo. ‘Él si le votaría a usted’, es el patético lema de un video donde se ríe de sí mismo. Se suceden los actos electorales en el colegio y vemos a los candidatos en la residencia de mayores pidiendo el voto en mangas de camisa. Hasta Larry King modera un debate entre ambos que decantará las elecciones.
En la decimocuarta temporada, los guionistas emulan la película de Frank Cappra, Caballero sin Espada, a través del personaje de Krusty. Lisa sabe que los artistas y actores suelen asegurar victorias electorales por lo que cree que el popular humorista puede ser el nuevo congresista de Springfield. El clan republicano acepta al payaso como candidato. Logró salir elegido tras la intervención de Lisa en la campaña, quien propuso una estrategia para conectar con familias normales. En su camino a Washington vemos reuniones con mujeres y hasta una cena de recaudación de fondos. ‘Krusty, el hombre que surgió de la risa’ es el eslogan que lleva al humorista judío hasta el Capitolio, donde le frenará la burocracia.
Los tradicionales episodios de Halloween también hicieron hueco a la política. En la octava temporada, dos extraterrestres se metieron en la piel de Bill Clinton y Bob Dole, quienes se disputaban las elecciones de 1996. El miniepisodio se llamó Ciudadano Kang y deja para la historia una reflexión de uno de estos candidatos alienígenas: “Los votantes terrestres, sólo quieren oír chistes fáciles adornados ocasionalmente con un solo de saxofón o un beso a un párvulo”.
Tras doce victorias consecutivas, Joe Quimby ve peligrar su puesto de alcalde en la temporada decimoséptima en un proceso al que concurren más de 200 candidatos, entre ellos un Homer Simpson convertido en héroe. Lisa es la directora de la campaña de su padre. Los distintos candidatos incluso llegan a celebrar un debate para confrontar propuestas. El lema de campaña: ‘Homer Simpson para alcalde, el mal menor de 25’ no fue suficiente.
Puede que Homer nunca llegará a ser alcalde de Springfield, pero al menos Lisa sí pudo formar parte de un gobierno de sabios tras la fuga de Quimby en la décima temporada. Es el episodio “Salvaron el cerebro de Lisa”: la factoría Simpson experimenta con las nuevas formas de política, y la mayor participación que demanda la sociedad. Al principio los vecinos acogen con agrado las nuevas ideas de un ayuntamiento codirigido por los ciudadanos más inteligentes, pero poco a poco el sistema idealista planteado por Platón se va deteriorando hasta hacerse insostenible.
En la decimonovena temporada Springfield adelanta las elecciones y acogerá las primarias más tempranas, arrebatando a New Hampshire el papel de termómetro de la política americana. La ciudad es invadida por periodistas que cubren el desarrollo de la campaña. Homer, Lenny y Barney participan en un focus group sobre candidatos republicanos y hasta el mismo Bill Clinton se deja ver colocando carteles para Hillary.
La invasión de políticos, asesores y periodistas acaba hartando a los habitantes de Springfield. En una reunión en el bar de Moe se llegan a cuestionar la democracia y deciden votar al candidato más ridículo en respuesta a su indignación. Eligen a Ralph Wiggum quien pese a ser un niño de 8 años llega a recibir ofertas para ser presidenciable.
En 2012 se emitió «Políticamente Inepto, con Homer Simpson» y es una de las últimas joyas. Incluye referencias a películas imprescindibles del género periodístico como Network y Buenas Noches y Buena Suerte. Un video de Homer se hace viral a través de YouTube y le permite convertirse en comentarista de actualidad. Llega a tener su propio programa donde representa al norteamericano medio indignado. Hay algún discurso que recuerda a las intervenciones de Howard Beale, aunque en vez de gritar por la ventana, la gente imitará a Homer colocándose una salsera en la cabeza. Este capítulo parodia las tertulias de actualidad política y su capacidad de influir en la sociedad. Como si fuera un reality, Homer tiene que elegir al próximo candidato republicano a las presidenciales.
No ha sido ésta la última aventura de Homer, famosas fueron sus dudas para elegir entre Obama y Romney, y recientemente los creadores lo han retratado en pleno lanzamiento de la campaña de Donald Trump. Seguro que no será la última vez que Los Simpson nos sorprenden con guiños a los entresijos de la política.
Fernando Cuñado es Periodista. Máster en Gestión de la Comunicación Política y Electoral. @ferkugon
Publicado en Beerderberg
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