PEPE MARTÍNEZ
Era el 20 de Julio de 1969. Apolo XI, la misión espacial tripulada que pretende llevar al hombre a la luna, se encuentra en su momento más delicado. Neil Armstrong y Buzz Aldrin, abandonan el Columbia, que permanecerá con su compañero Michael Collins orbitando el satélite y entran en el Modulo Lunar Eagle. Todo está preparado. Después de una hora de descenso, el Eagle aluniza en el Mar de la Tranquilidad. Cuando se posa sobre la superficie, una pequeña esquirla de hierro se introduce en el propulsor de posición del módulo lunar, causando una pequeña fisura en el conducto principal de abastecimiento que empieza a perder combustible. Cuando los tripulantes se percatan, ya es demasiado tarde.
Seis horas y media más tarde. Neil A. Armstrong, es el primer hombre en pisar la superficie lunar. La señal se retransmite para 600 millones de personas. Armstrong da unos pasos por la luna, y recita su ya célebre: «Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la Humanidad». En ese momento, ya sabe que nunca volverá a la tierra.
En Cabo Kennedy, el ambiente festivo del alunizaje se torna sombrío. Eugene F. Kranz, Director de Operaciones de Vuelo, informa a la Casa Blanca.
William Safire entrega al Jefe de Gabinete, Bob Haldeman, un memorando que esperaba que no tener que utilizar: “En Caso de Desastre Lunar”. Haldeman se lo lleva al Presidente, que a las 00.00 horas va a dirigirse a la Nación. Richard Nixon piensa en Rusia y en la maldita promesa de Kennedy siete años atrás. Quince minutos antes de la retransmisión del discurso, llama a las futuras viudas. Habla de sacrificio, de orgullo y del destino de la humanidad. Las desconsoladas esposas no parecen entenderlo. Acaban de ver a sus maridos por televisión.
A las 00.00 en punto, se retransmite el discurso más difícil de su presidencia:
“El destino ha querido que los hombres que fueron a la Luna a explorar en paz se quedaran en la Luna a descansar en paz. Estos valientes hombres, Neil Armstrong y Edwin Aldrin, saben que no existe esperanza de que sean recuperados. Pero también saben que existe esperanza para la humanidad en su sacrificio”
Safire no habla de muerte, ni de accidente. Sabe que el impacto de sus palabras en el imaginario colectivo americano será decisivo.
“Serán llorados por sus familiares y amigos. Serán llorados por la nación. Serán llorados por la gente del mundo. Serán llorados por una Madre Tierra que se atrevió a enviar a dos de sus hijos hacia lo desconocido”
Consigue con maestría no plantear el suceso como una tragedia y la operación como un fracaso. Propone que la humanidad hace un nuevo sacrificio para tratar de superar sus propios límites y enmarca el esfuerzo de estos héroes modernos en el permanente esfuerzo de los héroes de la historia del hombre.
“En la antigüedad, los hombres miraron a las estrellas y vieron a sus héroes en las constelaciones. En la actualidad, hacemos lo mismo, pero nuestros héroes son hombres de carne y hueso»
Termina sus breves palabras, con una magnifica expresión tomada del poema The Soldier de Rupert Brooke, que resonará durante décadas en la conciencia común de los Estados Unidos.
“Todo ser humano que mire a la Luna en las noches venideras, sabrá que en algún rincón de otro mundo, estará para siempre la humanidad»
La NASA contacta por última vez con Aldrin y Amstrong. Están serenos. Se despiden de sus familias. Cuando se corta la conexión, un sacerdote castrense realiza una breve ceremonia para entierros en el mar.
Los primeros hombres en llegar a la luna permanecen allí para siempre.
El 21 de Julio de 1969 el propulsor de posición del Eagle no falló. Los astronautas aterrizaron sin contratiempos en la luna y pudieron volver al Columbia. La operación Apollo XI fue un éxito. Cuando en 2012 muere Neil Amstrong, comienza a circular un memorándum de Bill Safire con el protocolo y las palabras que tenía preparado para Nixon, en caso de que algo hubiera salido mal. Uno de los discursos más hermosos de su presidencia que, afortunadamente, jamás llego a pronunciar.
Transcripción del discurso en la web de discursos
Pepe Martínez trabaja en la Universidad de Santiago de Compostela. Es Secretario de Comunicación del Centro de Estudios de Seguridad y co-organizador de los Beers&Politics en Santiago de Compostela.
Publicado en Beerderberg
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