MANUEL ORTEGA
Hay quienes aún creen que su público sigue esperando en un papel, en un titular o en una nota de prensa cuidadosamente redactada. Incluso en una entrevista en la televisión lineal. No se equivocan del todo: el error no es solo suyo, lo cometen en nombre de sus marcas. Porque cuando estos melancólicos dirigen la comunicación, arrastran con ellos a sus productos hacia la obsolescencia.
Son profesionales anclados en el pasado, aferrados a formatos del siglo XX, que desde sus cargos de responsabilidad condenan a sus marcas al anonimato, a la caducidad prematura o —peor aún— a la irrelevancia mediática.
La nostalgia no es una estrategia. Es una sentencia.
Los nostálgicos que siguen pensando que la comunicación social se basa exclusivamente en campañas en formato DIN A4, son cada vez una minoría. Lo demuestran los casos de éxito de marcas como Mahou, Alsa, Cerave, Grefusa, InfoJobs, Coca-Cola o Nothing, que han apostado por nuevas narrativas. Todas ellas estuvieron presentes en la Velada de Ibai, un evento que volvió a batir récords y que ya es, sin discusión, el mayor acontecimiento no deportivo del año en España. Y todo ello sin prensa escrita, sin televisión lineal y sin los viejos moldes de siempre.
Estas marcas supieron vender ayer a nuestros padres y hoy nos seducen a nosotros. Porque han entendido que la comunicación no puede quedarse quieta, y que evolucionar no es una opción: es una obligación. Lo mismo ocurre en política. Si no cambiamos el lenguaje, los formatos y los canales, seguiremos hablando solos, aunque creamos que estamos informando.
Ojalá la Velada de Ibai sirva como ejemplo. Para demostrar que YouTube, las redes sociales y lo digital no son “cosas de nicho”. Son ya el centro de la conversación, del entretenimiento y de la influencia.
La comunicación ha cambiado. Quien no lo entienda, no tendrá público. Ni presente. Ni futuro.
Manuel Ortega Martinez es consultor de Marketing y Comunicación (@ManuOrtega91)

