JORDI SARRIÓN I CARBONELL
Corría un 18 de diciembre del año 2022. En Qatar, un país sin tradición futbolística alguna, Argentina ganaba ante Francia, anterior campeona en 2018, en los penaltis de una final de infarto, que enfrentó a Leo Messi contra la joven promesa del fútbol francés, Kylian Mbappé. A la victoria de Argentina le siguieron días vertiginosos. El 20, con la llegada de los futbolistas a la capital bonaerense, tuvieron lugar los festejos más multitudinarios que se recuerden, como explica la profesora Mariana Moyano en su podcast ‘Anaconda con memoria’. Un 20 de diciembre también (pero de 2001), las calles de Buenos Aires se llenaban de gente que protestaba contra el corralito del gobierno de De la Rúa, que había declarado el estado de sitio. Esta explosión popular fue duramente reprimida y se saldó con 5 muertos, 227 heridos y más de 300 detenidos.
La ‘felisidá’ y el fútbol: la más importante de las cosas menos importantes
Pero el 20 de diciembre de 2022 no hubo represión ni amargura, y los únicos llantos (que no fueron pocos) fueron de alegría. Todo ello, con una única vocación, en palabras de Ernesto Semán: “El sueño de fundirse en un abrazo con un Pueblo feliz”. Durante aquellos instantes eternos, como explica Pablo Alabarces, todo fue ‘felisidá’, una ‘felisidá’ pura, “transversal a los géneros, las especies, las clases, las edades, las castas”. Una alegría que sacudió al país e hizo que cada argentino y cada argentina, aunque por unas horas, se olvidase de que estaba compartiendo alegrías y llanto con el “otro”, con aquel con quien, en diferentes circunstancias, ni siquiera se atreverían a compartir un saludo. Y es que, como reza una frase atribuida a Jorge Valdano o a Arrigo Sacchi, “el fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes”. Pero no nos hagamos trampas, el fútbol es solo fútbol, constituye un fin en sí mismo y, como tal, no le debe nada a nadie. Llegados a este punto, quizás la pregunta que deberíamos formularnos es por qué este deporte es tan importante en la configuración de la identidad nacional de un país como el argentino.
Fútbol y Patria en Argentina: una historia de…¿Amor?
Como explica Eduardo P. Archetti en El potrero, la pista y el ring: las patrias en el deporte argentino, “los deportes de origen británico son concomitantes con la modernización, la construcción de estados nacionales y la internalización creciente de los intercambios económicos, sociales y culturales del siglo XIX y comienzos del XX”. En la Argentina el deporte tuvo un papel clave en la expansión de la sociedad civil, ya que, de la mano de los clubes deportivos, se generaron espacios que favorecieron la participación social al margen del Estado. Pronto, como señalan crónicas de la época, el fútbol se convierte en el deporte más importante de Argentina. Expone Pablo Alabarces en un artículo en la revista Anfibia que el fútbol se populariza, especialmente entre las clases populares argentinas, ya que estas “se divertían, hacían amigos, defendían el honor del barrio” y “eran objeto de la admiración de hombres y mujeres de sus comunidades”.
Posteriormente, en los años 30, el fútbol se profesionaliza (se juega a cambio de un salario y, por ende, este se democratiza) y se crea la Asociación de Fútbol Argentino (AFA). A partir del surgimiento y expansión de medios de comunicación como la televisión o la radio el fútbol argentino se consolidó como uno de los vehículos de construcción de la identidad nacional. Mediante la conformación de una liga nacional se generaban toda una suerte de códigos y referentes nacionales, al tiempo que se configuraba una cultura futbolística propia y diferenciada. Durante los años 70 tiene lugar un proceso de mundialización o planetización del fútbol, favorecido por la generalización de la televisión en los hogares y la llegada de Joao Havelange a la presidencia de la FIFA en 1974, con la intención de “vender un producto llamado fútbol”, como explica Fernando Carrión en La gol-balización del fútbol. Esta etapa está marcada por el seguimiento masivo de campeonatos como los Mundiales o los Juegos Olímpicos, así como los traspasos a otros clubes internacionales, en una mercantilización creciente que se evidencia en el concepto “mercado de fichajes”.
Ya en los años 90, el fútbol vive un proceso globalizador, como explica Pablo Alabarces en Fútbol y Patria: el fútbol y las narrativas de la nación en la Argentina. En él, citando a Renato Ortiz, colige que, de los discursos y mercancías articulados sobre el eje de lo nacional-popular, se constituye una nueva relación entre el fútbol, la nación y el mundo: un imaginario internacional-popular. Para Alabarces, a diferencia de otros países latinoamericanos como Brasil, que supieron adaptar su imaginario nacional y proyectarlo al mundo mediante el tridente novelas televisivas, Fórmula 1 (y el mito de Ayrton Sena) y fútbol (marcado por figuras como las de Ronaldo o Ronaldinho, ligadas a salarios astronómicos y al mundo de la publicidad), Argentina no fue capaz de integrarse en el proyecto globalizador, con una hegemonía neoconservadora que favoreció tasas de pobreza altas y porcentajes de sectores excluidos del bienestar cada vez más altos. En este sentido, el fútbol perdió paulatinamente su carácter popular, desclasándose y con la desaparición de las narrativas del ascenso social que sucedieron al “ciclo maradoniano”.
Bizarrap y Duki ponen letra a la ‘felisidá’ argentina
El triunfo de la albiceleste ha supuesto un nuevo impulso para la proyección de una nación argentina (que no pasa por su mejor momento social y económico) ante el mundo. Un orgullo que ha despertado un “momento populista” (Chantal Mouffe dixit) y una ‘felisidá’ que unos y otros intentan instrumentalizar. Uno de los productos culturales que mejor refleja las narrativas y los imaginarios nacionales que se construyen en torno al fútbol son las canciones. La canción de ‘Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar’ de La Mosca Tsé-Tsé (con alusión patriotera a la guerra de las Malvinas incluida), fue todo un éxito que acompañó a la Selección Argentina y a la afición durante el Mundial y dio la vuelta al mundo. En las siguientes líneas nos dedicaremos a intentar desentrañar otra de las canciones más masivas y exitosas sobre el Mundial que, al tiempo que presenta la característica de que está hecha a posteriori del triunfo argentino, nos muestra una serie de narrativas que consideramos interesantes para entender el grado de influencia que sigue teniendo el fútbol en la construcción identitaria de los argentinos.
Apenas unos días después de la victoria de Argentina, tras haber lanzado un pequeño adelanto y sin haber dado más detalles, el productor Bizarrap preguntó a sus seguidores si querían una nueva canción junto a Duki antes de terminar el año. Al cabo de un rato, más de un millón de personas habían respondido afirmativamente y, unas horas más tarde, la canción ‘3 estrellas en el conjunto’, en la que también participan los cumbieros de ‘La T y la M’, se encontraba subida en la cuenta de Bizarrap en YouTube. La canción es un homenaje a todos los integrantes del conjunto albiceleste (la Scaloneta), en el que riman con sus nombres y hacen resplandecer sus camisetas con un brillo un tanto naif. El vídeo intercala imágenes de los cantantes en una cancha de fútbol con vídeos del partido, que van mostrando a los protagonistas del triunfo al tiempo que los nombran, convertidos en héroes nacionales.
Si bien no se trata de una canción y un videoclip extraordinarios, creemos que la clave de su éxito pasa por algunas frases e imágenes memorables: se trata de entender la época y hacer la mejor foto posible del momento que se vive. Nada más empezar, hay un homenaje a aquel peronista de Fiorito llamado Diego Armando Maradona, que, con apenas 11 años, miró un día fijamente a la cámara y dijo que su sueño era jugar un mundial y ganarlo: “Le hablamos al cielo y nos la trajo Dios”, pronuncia Duki ante un mural de un Maradona que levanta la Copa del Mundo. “Cuando la toca Messi habla el fútbol” es otra de las frases que ya es parte del imaginario popular argentino. A esta le sigue otra más interesante si cabe: “El equipo y el Pueblo estamos juntos”. Esta frase tiene un componente discursivo populista enorme. Como explica Pablo Alabarces en Fútbol y Patria: el fútbol y las narrativas de la nación en la Argentina, el peronismo fue uno de los grandes protagonistas en la promoción de “la asociación entre Pueblo y Nación” como principio constructivo, creando toda una serie de momentos fundacionales compartidos.
Al tiempo, la canción enfatiza el momento histórico vivido, recordando que, a las finales ganadas en el Maracaná y en Wembley se añade la final ganada en Qatar. La inclusión en la parte final de los cumbieros de ‘La T y la M’ (autores de otra de las canciones más virales del Mundial) da un toque más popular a la canción, que culmina con una frase que dice mucho con pocas palabras: “Por eso elijo creer, tengo a los pibes, tengo a Lionel”. La elección del verbo “creer” no es casual, pues aporta trascendencia y eleva el fútbol a lo espiritual. Ante un momento de crisis política y económica continua en Argentina, la victoria es un soplo de aire fresco para una sociedad extenuada. En palabras de Alabarces, el fútbol termina por convertirse en un aglutinante, no ya de la nación, sino de su “supervivencia pulsátil”. De esta forma, se convierte en “la única forma en que la nación incluye a quienes ha dejado por el camino”, con unas clases medias y un Estado del Bienestar cada vez más depauperados y raquíticos.
Fútbol y trap: del mito del ascenso social a la mercantilización
Es un hecho que Bizarrap produce su propia música, por lo cual no hay discográficas en la ecuación; de esta manera, el vínculo entre Bizarrap, Duki y los futbolistas es horizontal. Como explica Romina Zanellato en la Revista Anfibia sobre Bizarrap, “una discográfica iba en contra del mensaje que quería dar: el pibe que desde su habitación hace hits que superan los millones de escuchas sin apoyo, sin banca de nadie”. Este relato se corresponde con “el sueño del pibe, la igualdad meritocrática y el ascenso social legítimo”, que expone Pablo Alabarces en su libro Fútbol y Patria. Además, se explica a través de multitud de ejemplos en numerosos productos culturales cómo el fútbol de élite que, pese a que cada vez está conformado por menos futbolistas de origen humilde, ofrece el relato nacional de la ascensión social, un relato que también se manifiesta en el trap a través del pibe humilde que sueña con comprarle una casa mejor a su mamá.
Otra de las cuestiones que podemos observar a través de la nueva canción de Duki y Bizarrap es la representación que se lleva a cabo de la cultura futbolística argentina. Para Pablo Alabarces, esta cultura futbolística es una cultura televisiva que practica un imperialismo simbólico (por su captación infinita de públicos y su construcción de un país que está futbolizado sin límites) y material (en el sentido de que cuenta con una instrumentalización enorme de los éxitos deportivos a través del merchandising, la publicidad, la facturación y la cantidad ingente de capitales involucrados. Así, a pesar de que en el vídeo se donan los ingresos obtenidos para ayudar a los jóvenes de barrios populares con menos recursos, Bizarrap no deja de estar vendiendo un producto de manera explícita y generando deseo sobre este: la camiseta de Adidas de la Selección con sus tres estrellas, que, además, Duki y Bizarrap llevan durante todo el videoclip junto con el chándal. Haciendo nuestras las palabras de Alabarces en su libro, observamos cómo se interpela a los sujetos en calidad de consumidores, ofreciéndoles un sentimiento de pertenencia.
El Mundial de Qatar, la desintermediación y los nuevos formatos comunicacionales
El Mundial de Qatar 2022 también nos sirve para comprender los mecanismos a través de los cuales se articulan los cambios que se están produciendo en la comunicación. Uno de los principales fenómenos que podemos observar a nivel comunicacional en este Mundial es el de la pérdida de protagonismo de la mediación que hacen los medios de comunicación de los contenidos y de las experiencias de los futbolistas, que apuntala algunas tendencias que observamos durante los últimos años. Como explica Mariana Moyano en su podcast ‘Anaconda con memoria’, a lo largo del Mundial hemos podido conocer de primera mano el relato de los futbolistas argentinos, siguiéndolos “en la distancia de las canchas del mundo y en la cercanía de sus cuentas de Instagram”. En la misma línea, explica Carlos A. Ballesteros que esta desintermediación permite a clubes y a conjuntos nacionales influir en “la construcción de la identidad, la reconstrucción ética y moral, la interiorización de las normas, el conocimiento de la historia y la integración del sujeto en las sociedades”.
Uno de los primeros en intentar romper la barrera de los medios de comunicación tradicionales y cambiar la lógica del debate en el Mundial fue el seleccionador español Luis Enrique, quien sorprendió a propios y extraños anunciando que, tras ver a su hijo consumir horas y horas de contenido de streamers, había decidido comunicarse con los seguidores de la Selección Española a través de Twitch. “Que el entrenador de la selección de nuestro país venga a nuestra plataforma me parece una de las cosas más surrealistas de este año 2022”, comentaba el creador de contenido Ibai Llanos en un vídeo de YouTube que dedicó a analizar y comentar el primer directo del seleccionador en Twitch, y que supera ya el millón y medio de visualizaciones.. Este proceso de desintermediación permitió a Luis Enrique crear un discurso que, posteriormente era replicado por los medios de comunicación, otros streamers de la comunidad, los fans de la Selección e incluso otras personalidades del mundo del fútbol mundial.
En el caso de la victoria de la selección argentina, la desintermediación fue la tónica dominante. Analizaremos de manera sucinta algunos casos:
- Messi e Ibai. Los streamers han sido una pieza fundamental para comprender este proceso de desintermediación. Desde que Ibai Llanos fuese el escogido por Messi para acompañarlo en su presentación en el PSG (ante la atenta mirada de una media de 340.000 espectadores), jugadores argentinos como Dybala o exjugadores como el Kun Agüero (también convertido en streamer) han sido algunos de los protagonistas de los directos de Llanos. La importancia de Twitch en esta intermediación ha tenido, así, un papel creciente, como analiza Diego Salazar en The Washington Post.
- El set de la Asociación de Fútbol Argentino. Tras la victoria en el Mundial, la AFA puso los medios necesarios para poder emitir en directo. De la mano de los streamers Momo, Coscu y el Kun Agüero una parte del equipo pudo comunicarse de manera directa, sin el filtro de los medios de comunicación, con la afición. De esta forma, consiguieron tirar abajo algunas barreras y llevar a cabo una comunicación más cercana y en un tono mucho más desenfadado, con la certeza de que todo quedaría grabado y podrían seleccionar los fragmentos más convenientes para sus propias redes sociales.
- Los futbolistas graban a la multitud. Durante la celebración en Buenos Aires, como destaca Mariana Moyano, fue el Pueblo argentino quien se vio a sí mismo festejando a través de las cuentas de Instagram de Messi y el resto de jugadores argentinos, que tuvieron que rechazar el plan inicial de desfilar por las calles de una Buenos Aires abarrotada para acabar grabando a las multitudes en la calle desde su helicóptero. Por una vez, hubo un vínculo directo entre la multitud que colapsaba las principales arterias de Buenos Aires y los futbolistas, que contemplaban el espectáculo desde el aire y lo compartían en sus redes.
- Duki y Bizarrap. Después de lanzar ‘3 estrellas en el conjunto’, Duki y Bizarrap se pasaron días interactuando directamente con los jugadores de la selección, especialmente a través de las historias de Instagram. Los jugadores compartieron la canción y la usaron para difundir imágenes suyas. De esta forma, el nuevo tema ha sido un éxito y ha superado los 10 millones de visualizaciones en YouTube en apenas unos días, manteniéndose la primera en la lista de tendencias musicales.
Jordi Sarrión-Carbonell es periodista, politólogo y @mastercompolin por la UPF. Fundó y dirigió Mirall València y actualmente cursa el máster en Estudios Latinoamericanos del Instituto de Iberoamérica de Salamanca (USAL). Colabora en medios como Contexto y Acción, El País o TVN24 (@jsarrion_)