Cómo se prepara un debate electoral

SANTIAGO MARTÍNEZ

Se hace complejo escribir sobre esta cuestión a menos que antes se advierta al lector que cada librillo tiene su maestrillo, si bien es cierto que hay una serie de lugares comunes que siempre se dan cuando pensamos en la preparación de un debate, pero también es importante establecer ciertos matices:

  1. No es lo mismo preparar un debate, que entrenar un debate.
  2. El debate no se ¨gana¨ en el atril.
  3. Puedes ganar el debate y no ganar votos, y viceversa.

En el específico campo de la preparación de debates, defiendo la división entre preparadores y entrenadores de debate: Los primeros desean y pueden intervenir en todas las fases que exlicaré, mientras que los entrenadores solo se encargan de una, el ensayo.

Como profesional del debate me sorprende lo poco y mal que los candidatos y partidos se preparan en Latinoamérica y España, y aunque ya empiezan a cambiar ciertos comportamientos respecto a este punto, aún nos queda mucho para llegar al nivel ideal de preparación de los países anglosajones, especialmente de EE.UU.

En dicho modelo ideal existe una fase inicial de preparación, en la que yo centraré este artículo, y en la que un equipo multidisciplinar debe realizar las siguientes funciones:

  1. Investigación del discurso del rival/es y anticipación a los argumentos y ataques que éstes previsiblemente usarán durante el debate.
  2. Un equipo, denominado ¨equipo rojo¨ en la cultura anglosajona, investigará y detectará los puntos débiles de nuestro candidato/a tal y como si estuvieran trabajando para nuestros adversarios.
  3. Otro equipo negociará las condiciones de debate. Esto es muy importante porque en función de las características de nuestro orador intentaremos lograr las condiciones que mejor se adapten a sus caracterísiticas. En virtud de esto, se negocian decenas de parámetros que pueden influir en el transcurrir del debate, tales como los temas, tiempos, introducción o no de preguntas, réplicas cruzadas, turnos monólogo o compartidos, tiros de cámara, planos, formato de debate en mesa, en atril, o de pie sin atril; hasta el moderador suele negociarse, a veces también los canales, las fechas,los colores del fondo del escenario, luces, temperatura, el orden de intervención, el orden de los temas, incluso el orden de llegada a plató.
  4. Hay que preparar los discursos del debate, para lo que un equipo los redactará y buscará la información y los datos que dén peso a los mismos.

Todas estas tareas pueden y deben ser asumidas o lideradas por un preparador de debates. Una persona con experiencia que tiene toda la visión estratégica del debate y que sabe orientar todo ese trabajo para que el debate esté incardinado en la gran estrategia de campaña. Y precisamente, éste es el grave error que algunos ¨profesionales¨, sobre todo de los media trainers venidos del periodismo de TV, porque no tienen experiencia integral en campañas y no saben adecuar su trabajo a dicha estrategia general. Solo se quedan en la parte estética y escénica del debate.

Ese preparador de debate puede ser un especialista o puede ser alguien de la campaña, normalmente el director/coordinador de campaña. Así pues, este preparador debe estar presente o al menos asesorar en las negociaciones del debate. Marca las pautas de investigación y documentación necesarias, se reúne con el equipo de dirección de campaña para conocer la macro estrategia de campaña, toma notas del argumentario, de los mensajes, líneas discursivas, analiza el material cuantitativo de encuestas y sobre todo cualitativo de focus groups, y empieza a tener en mente cómo deberá realizar la siguiente fase, ya con el candidato/a: El ensayo.

Dicho ensayo debería ser ejecutado por el preparador especialista de debates, que ya viene liderando el trabajo descrito y ahora entrenará también al candidato. Pero cómo dije, a veces no hay este perfil de preparador/coordinador previo y el director de campaña decide contratar a un especialista (Entrenador) esperando que haga milagros en un día o dos de trabajo. De hecho, esto último es lo más habitual en nuestra profesión. Se nos llama para entrenar a una persona que ya tiene un discurso, un modelo de debate diseñado, y en el que ya tenemos poco margen de maniobra en cuanto al fondo por lo que apenas podemos sugerir algún cambio. Así pues solo podremos en la forma, lo cual no es poca cosa tampoco. Pero también muchas veces nos llaman faltando un par de días y sin discursos ni investigación realizada.

Particularmente soy de los que disfruta con ese asesoramiento integral del preparador de debate; si bien en la mayoría de los casos mi labor ha sido de mero entrenador. Pero los debates que mejores resultados hemos tenido, no solo yo, sino cualquier profesional de debate, son aquellos en los que realizamos un asesoramiento integral y no un mero entrenamiento. Haberte empapado de la estrategia general, del discurso y de las necesidades de campaña, te da una visión más clara de lo que debes hacer en el ensayo del debate. Esa visión global te ayuda a determinar algo muy importante y que yo denomino ¨win conditions¨ o condiciones de victoria. Es decir, qué situaciones en el debate real beneficiarían a mi candidato y cómo puedo lograr con el ensayo que éstas ocurran, cómo propiciarlas e incluso cómo puedo anticiparme a las de mis rivales. Si logro que esas win conditions ocurran durante el debate, sabes entonces que lo habrás ganado. Visualizar dichas condiciones de victoria es clave para un buen preparador de debates. Y obviamente, un mero entrenador de debate tiene más complicado hacer esto ya que tiene menos margen de maniobra.

Normalmente suelo trabajar 2-3 días con un candidato presidencial por ejemplo. Y es cierto que cuánto más se pueda recrear el escenario del debate, mejor, pero es curioso como a veces con escasísimos recursos se logran espectaculares resultados, por lo que tampoco es necesaria una gran parafernalia de platós, cámaras y asesores de imagen durante los ensayos para tener éxito. Con el último cadidato presidencial con el que trabajé hace pocos meses estuvimos recluidos él y yo solos en una pequeña casa de verano. Centrados y sin interferencias de agenda de campaña y demás asesores. Durante dos días buscamos que él expresara el discurso con sus propias palabras y así lo interiorizara, que expresara realmente la visión de país que tenía en mente, porque en un debate lo más importante es la naturalidad y la seguridad que transmita al hablar y también cuando no se habla. Si no usas tus propias palabras no vas a ser natural y te mostrarás inseguro, porque no es tu mensaje. Por eso gran parte de mi trabajo en la fase de ensayos es desarrollar la naturalidad del orador.

Otra labor importante en el ensayo es enriquecer el discurso con mayor carga retórica, con el uso de efectos verbales y paraverbales que permitan captar la atención de la audiencia. Y sobre todo, es muy importante ensayar y recrear muy bien el inicio y el cierre de los debates. Son la parte más esencial de la contienda.

En resumen, mi trabajo en esta fase se caracteriza por saber proyectar un gran ¨efecto halo¨ de mi cliente en su posterior debate, pero eso del efecto halo y la neurocomunicación darían para otro artículo aún más extenso que éste.

Hablaba al inicio de este artículo que el debate no se gana en el atril, y es que hoy en día un debate se gana en las redes sociales y en cómo los medios lo recojan una vez finalizado. También decía que puedes ganar el debate y no ganar votos, pero estos matices también darían para otro artículo. 😊

 

Santiago Martínez es Consultor político y Media trainer. Profesor de oratoria profesional y jurídica (@nonetsic)

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