¡Ah! Pobre catolicismo español, que no ha llegado nunca a ser cristiano (aplausos); no ha llegado nunca a ser cristiano, porque en la pugna del catolicismo y del cristiano entra una explosión belicosa, que es toda la distancia que existe entre el fanatismo, el catolicismo y el cristianismo español que ha marcado la ruta guerrera, y en esa ruta guerrera por él emprendida dejó secos los corazones de la mayor parte de sus militantes de la maravillosa emoción nazarena. ¡Pobre catolicismo español.! En vez de coadyuvar para dar exquisitez a las misiones cardinales del alma española, en vez de eso, se lanza a la pelea y ofrece como presea gustosa al paladar de sus secuaces la persecución de las conciencias, y además, mediante sus poderosos órganos de opinión, mediante sus órganos de actividad política, incluso mediante sus púlpitos, hace una labor proterva y demoníaca, consistente en defender la falsedad, en defender la injuria, defender la calumnia, emponzoñando de esta suerte las conciencias y desmedrando la potencia heroica moral del individuo español. (Muy bien. Grandes aplausos.)
Discurso de propaganda antimarxista
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