Pueblo Dominicano:
El jueves de la semana pasada se cumplieron los primeros cien días desde que el actual gobierno se instaló en el Palacio Nacional, el pasado 16 de agosto.
Desde entonces lo único que hemos hecho es sumergirnos en una paciente y laboriosa tarea para tratar de enfrentar con éxito la situación de catástrofe heredada de la pasada administración, y hacer que la República Dominicana recupere la vitalidad y el dinamismo que siempre le han distinguido, y vuelva a trillar por senderos de paz, de progreso y bienestar.
Hace tan sólo tres meses, la República Dominicana parecía un país deshecho, destrozado. La devaluación del peso dominicano había llegado a niveles sin precedentes. La inflación se había disparado. Las tasas de interés de los préstamos bancarios se habían colocado a niveles prohibitivos. La deuda pública se había duplicado. El desempleo se había incrementado y el poder adquisitivo de los salarios se había reducido en más de un cincuenta por ciento.
Hace tan sólo tres meses encontramos una República Dominicana en la que el costo de la canasta familiar resultaba inalcanzable para la inmensa mayoría de los dominicanos. Un país virtualmente apagado, con una industria eléctrica en estado de colapso total. Con los hospitales desabastecidos de medicina. Con largas colas en la búsqueda del gas propano para cocinar.
En resumen, un país quebrado, que parecía haber sido azotado por una tormenta perfecta, la cual, al paso de las lluvias y de los vientos, había dejado un indescriptible panorama de desolación, de ansiedad e incertidumbre.
Hace tan sólo tres meses, el país estaba a punto de declararse en cesación de pagos de sus obligaciones internacionales. Los atrasos con gobiernos y bancos superaban los 500 millones de dólares, y el segundo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional se había extinguido como consecuencia de los incumplimientos en que había incurrido la anterior gestión de gobierno. La credibilidad y la confianza de la República Dominicana ante la comunidad internacional se habían evaporado.
En adición, la situación fiscal del gobierno era sumamente grave. Por ejemplo, para el año 2003, el gobierno anterior se había comprometido con el Fondo Monetario Internacional a terminar ese año con un déficit fiscal de mil 982 millones de pesos. Sin embargo, ese año, el déficit fiscal fue de 22 mil 800 millones de pesos, lo que significa que el gobierno gastó esa cantidad por encima de los ingresos que recibió.
Para el año 2004, el gobierno pasado hizo también el compromiso con el Fondo Monetario Internacional de generar un superávit de 4 mil 702 millones de pesos.
Sin embargo, a septiembre de este año, el déficit acumulado del gobierno central llegó a 19 mil 634 millones de pesos, y las proyecciones eran que para fines de este año habrían significado unos 35 mil millones de pesos, esto es, el 5 % del Producto Interno Bruto.
Lo señalado anteriormente significa que en el período comprendido entre enero del 2003 y septiembre del 2004, el gobierno dominicano gastó más de 42 mil millones de pesos por encima de los ingresos fiscales, lo que pone de manifiesto el caos en que habían caído las finanzas públicas, producto de la irresponsabilidad de la anterior administración.
Dentro de ese exceso de gastos, hay alrededor de 15 mil millones de pesos que inclusive se gastaron fuera de los canales del sistema presupuestario de la nación.
Todo cuanto hemos dicho no toma en consideración otro factor de gran trascendencia: el déficit cuasi-fiscal del Banco Central, la peor pesadilla financiera de la historia dominicana, la cual representa 30 mil millones de pesos adicionales sólo en pago de intereses.
¿Cómo financió el pasado gobierno el cuantioso déficit fiscal a que hemos hecho referencia?
En primer lugar, acumulando atrasos de pago de la deuda externa por un valor de 7 mil 680 millones de pesos, lo cual explica que el país redujera su calificación de riesgo en los mercados financieros internacionales de B a CCC, con la consiguiente pérdida de credibilidad como deudor confiable en la comunidad financiera internacional.
En segundo término, acumulando también atrasos de pago de la deuda interna con la banca comercial del país por 9 mil millones de pesos; con los suplidores de gas licuado por más de mil 600 millones de pesos, lo que provocó el continuo desabastecimiento de dicho producto; con el sector eléctrico por más de 3 mil millones de pesos debido al Fondo de Compensación, por el no pago de los no cortables del gobierno y por el Programa de Reducción de Apagones (PRA).
Finalmente, mediante la utilización de financiamientos procedentes de desembolsos externos, por un monto de 7 mil millones de pesos.
Otro aspecto de indisciplina que caracterizó al gobierno pasado, y que en su momento fue motivo de gran preocupación para los distintos sectores de la vida nacional, fue el astronómico nivel de endeudamiento que se verificó en los últimos cuatro años.
A este respecto, es preciso informar que se ha identificado un nivel de compromisos de deuda externa contratada que supera los 10 mil 300 millones de dólares, cifra que es necesario comparar con los 3 mil 600 millones de dólares de deuda que existía al 16 de agosto del año 2000.
Lo preocupante de la situación anteriormente descrita, es que ese endeudamiento se hizo sin ningún sentido de prioridad. Todo el proceso de contratación de deuda externa era un absoluto desorden. Cualquier institución se podía endeudar sin que existiera un registro centralizado de deuda que permitiera conocer el monto real de las obligaciones internacionales del país.
Esa situación llegó tan lejos que debido a los excesos de gastos realizados con financiamiento internacional, el segundo acuerdo con el FMI fracasó y se dieron informes a ese organismo internacional que contrastan con la realidad.
En pocas palabras, el país fue sometido a una política de endeudamiento externo imprudente e insensata.
Como resultado de esa insensatez, hay en estos momentos cerca de 2,500 millones de dólares en préstamos contratados que no pueden ser desembolsados, debido a las restricciones que hay que asumir para recuperar la estabilidad y normalizar nuestras relaciones con la comunidad financiera internacional.
Al llegar al gobierno, hace tan sólo tres meses, la situación del país era tan sombría que en un informe sobre la República Dominica preparado por el Economist Intelligence Unit, se afirman estas graves palabras:
«Al asumir por segunda vez la Presidencia, el doctor Leonel Fernández se enfrenta a un desafío intimidante, o dicho textualmente en inglés, a un «daunting challenge», lo que traducido a buen dominicano quiere decir que en este gobierno veníamos a enfrentarnos a una situación que mete miedo.
Sin embargo, ¡cuánto ha cambiado este país en tan sólo tres meses!
No quiero transmitir la falsa impresión de que en tan breve lapso ya hemos superado de manera definitiva los males que durante los últimos años nos han estado afectando, pero sí indicar que estamos en un proceso consistente de recuperación de la crisis. Y que ese proceso, a su vez, se ha logrado gracias a la actitud de colaboración de diversos sectores de la vida nacional, entre los cuales hay que destacar al Congreso Nacional, al sector empresarial, a las organizaciones sindicales, a la Iglesia católica y otras expresiones cristianas, a la sociedad civil, a los líderes de opinión pública y a los propios funcionarios y empleados del Estado que han realizado grandes esfuerzos, dedicando muchas horas de trabajo, en la búsqueda de soluciones al drama nacional.
En su edición del pasado jueves, 25 de noviembre, el periódico The Miami Herald, bajo el título, República Dominicana, Fortalecimiento del Peso Disminuye Inflación, informaba lo siguiente:
«La economía de la República Dominicana está mostrando señales de mejoría desde que el presidente Leonel Fernández asumió su mandato…»
Más adelante, la publicación norteamericana cita a Geoffrey Gottlieb, un destacado analista económico de la reputada firma financiera Goldman Sachs, quien sostuvo la siguiente opinión sobre la evolución de la economía nacional:
«Puede asegurarse que ciertamente la economía dominicana está saliendo de la crisis. Ha sobrepasado las expectativas.»
Lo primero que hemos logrado en este gobierno ha sido la recuperación de la confianza por parte de los agentes económicos, tanto nacionales como internacionales; y eso, a su vez, es lo que explica, de manera fundamental, la razón por la cual se ha producido una caída espectacular del precio del dólar en los mercados cambiarios, más allá de lo originalmente previsto o imaginado.
La tasa de cambio o prima del dólar, como popularmente se le conoce, es la variable más sensible a los cambios en las expectativas, y al mismo tiempo, es una de las que tiene mayor incidencia en la inflación.
El tipo de cambio registrado al 16 de agosto, al asumir la primera magistratura del Estado, era de RD $ 42.21. Al pasado viernes 26 del mes en curso el tipo de cambio fue de RD $ 29.63, o sea, que en los primeros cien días de nuestra gestión, éste se ha reducido en 1,258 puntos, o lo que es lo mismo, en RD $ 12.58.
Eso refleja que con relación al dólar norteamericano el valor del peso dominicano ha aumentado en un 30% desde agosto pasado, traduciéndose en un fortalecimiento de nuestro signo monetario.
Sin embargo, nuestro gobierno está consciente del impacto que una apreciación desproporcionada de la tasa de cambio pudiera tener sobre los sectores generadores de divisas, y por eso nuestra apuesta es lograr que la moneda se estabilice en niveles que sean compatibles con la preservación de la competitividad externa de la economía dominicana, pero también con la garantía de que los pobres tendrán acceso a una canasta familiar a precios razonables.
Esta significativa reducción del tipo de cambio influenciada por la ejecución de una política monetaria y fiscal prudente, ha logrado regular y controlar los agregados monetarios para evitar presiones no deseadas en la economía nacional.
Desde el 16 de agosto hasta el pasado día 25 del mes en curso, el balance de los certificados colocados en el Banco Central aumentó en RD $ 23,900 millones. Esto significa que en tan solo cien días se ha logrado desmonetizar, vía los certificados, alrededor del 30% de lo que al anterior gobierno le tomó casi dos años.
Esta política austera ha dado como resultado que la emisión monetaria haya disminuido en términos netos casi RD $ 9,000 millones durante los primeros cien días de nuestro gobierno, convirtiéndose en parte de la verdadera garantía de la estabilidad macroeconómica que hemos alcanzado, y de que no volveremos a los tiempos de procesos inflacionarios incontrolables que desangran a los pobres y causan pesar en el resto de la población.
Para llevar a cabo el manejo de la política monetaria se han utilizado en forma pro-activa las operaciones de mercado abierto del Banco Central, como parte de una estrategia para resolver el problema del déficit cuasifiscal, a que hemos hecho referencia.
Para enfrentar esta difícil situación hemos adoptado un programa de solución integral con el fin de lograr la disminución del referido déficit cuasifiscal del Banco Central, cambiando el perfil de la deuda de los certificados financieros emitidos, e invirtiendo la curva de rendimiento de los mismos, a la vez que se han emitido novedosos instrumentos de largo plazo con rendimiento real positivo que contribuirán con este objetivo.
En estos momentos, se pagan mayores tasas a los plazos más largos, mientras que en la gestión anterior ocurría lo contrario, lo que evidentemente permite reducir el costo financiero de los certificados colocados.
Asimismo, se ha logrado reducir la tasa de interés en más de la mitad. En las subastas de certificados del Banco Central realizadas durante la gestión anterior, la tasa de interés llegó a alcanzar hasta un 59.61%, mientras que la subasta efectuada el pasado día 24 de noviembre, la tasa promedio fue de apenas 26.46%.
Una muestra fehaciente de que los dominicanos confían en los resultados de la política fiscal y monetaria es que, a pesar de que la tasa de interés que devengan los certificados se ha reducido, los depositantes continúan participando en las subastas del Banco Central o en las colocaciones directas.
La segunda fase del programa de solución integral, que se encuentra en ejecución por parte del Banco Central, consiste en la realización y venta de todos los activos recibidos en dación en pago de las entidades bancarias sujetas a salvamento o liquidación, así como los propios activos del Banco Central y los que podrían ser aportados por el Gobierno con la finalidad de contribuir a disminuir el balance de los valores en circulación.
Por otro lado, el efecto de la reducción del tipo de cambio ha impactado favorablemente en la disminución de la tasa de inflación, flagelo que golpea de manera más intensa a los estratos más pobres de la población, los sectores de ingresos fijos y sobre todo aquellos que no tienen ingresos.
La caída más importante se produjo en el mes de septiembre, cuando la inflación fue de apenas 1.13% negativa, es decir, lo que los economistas llaman una deflación. En el pasado mes de octubre la inflación fue de un 1.35%.
De acuerdo con las informaciones preliminares de que dispone el Banco Central a la fecha, se indica que la inflación para el mes de noviembre que finaliza será nuevamente negativa, alcanzando aproximadamente un -0.68%.
Esta notable mejoría en el control de los precios ha determinado que los organismos internacionales revisen sus pronósticos de inflación para todo el año, situándola en 33%, desde un 45% que era el estimado que se tenía antes de las elecciones pasadas. Lo anterior quiere decir que quedaríamos con una inflación que sería un 12% menor a lo previsto por el Fondo Monetario Internacional.
De acuerdo con declaraciones suministradas por el ingeniero Iván de Jesús García, presidente de la Federación Dominicana de Comerciantes (FDC), más de 2,500 artículos han reducido sus precios en el último mes.
Y es que, efectivamente, señoras y señores, cuando comparamos los precios de los productos de consumo principal para el pueblo dominicano, antes y después del 16 de agosto, encontramos lo que sigue:
La libra de arroz, que antes costaba 25 pesos, ahora se encuentra a 12 pesos. La libra de habichuelas, que antes estaba a 37 pesos, ahora ha pasado a 28 pesos. La libra de pollo, que aún está cara, ha pasado, sin embargo, de 50 pesos a 30 pesos. La carne de res, de 85 a 60 pesos. La de cerdo, de 75 a 55 pesos la libra.
El bacalao bajó de 95 a 60 pesos la libra. El plátano, de 7 a 4 pesos la unidad. El huevo también, de 5 a 3 pesos, la unidad; y el pan, de 3 a 2 pesos.
La yuca ha dado un bajón de 22 pesos a 8 pesos la libra. La batata igualmente ha descendido de 13 a 8 pesos la libra. El aceite, de 260 a 165 pesos el galón. La leche en polvo ha bajado de 600 a 490 pesos la lata.
Si de algo podemos sentirnos orgullosos en estos primeros cien días de gobierno, es que por fin los pobres de la República Dominicana encuentran un alivio y empiezan a ejercer su derecho a comer. A que por vez primera en la historia económica de nuestro país, los precios de productos que se habían disparado por las nubes han vuelto a bajar, desmintiendo el dicho popular de que lo que sube no baja, y a que se ha creado un verdadero aumento del salario real, ya que ahora con la misma cantidad de dinero se compra una mayor cantidad de productos.
En adición a la notable reducción de precios de los principales artículos de consumo de la población, el actual gobierno, preocupado por el bienestar de las familias en situación de pobreza extrema, ha empezado a poner en ejecución un proyecto piloto del programa Comer es Primero, el cual aspira a beneficiar para julio del 2006 a 200 mil hogares.
El programa Comer es Primero consiste en la entrega de una transferencia condicionada de 550 pesos en alimentos que pueden ser adquiridos en los colmados y otros establecimientos comerciales situados en los barrios donde viven los beneficiarios.
A cambio de esa transferencia los hogares deben asumir un conjunto de responsabilidades, tales como enviar a los niños y a los adolescentes menores a las escuelas.
Para identificar a las 200 mil familias pobres, el Gabinete Social, que coordina el Vicepresidente de la República, doctor Rafael Alburquerque, ha iniciado un censo en todo el país, el cual es ejecutado por organizaciones de la sociedad civil contratadas para tales fines.
No menos importante ha sido el aumento en las reservas internacionales netas del Banco Central, variable que representa la capacidad de pago con que cuenta un país para enfrentar los compromisos internacionales de corto plazo.
Desde el 16 de agosto hasta el pasado día 24 del mes en curso, las reservas internacionales netas del Banco Central, excluyendo los depósitos en dólares correspondientes al encaje legal de los bancos comerciales, pasaron de un US $ –13.1 millones a US $176 millones, lo que significa una mejoría en aproximadamente US $190 millones de dólares.
Ese es un logro notable, sobretodo si se observa que el Fondo Monetario Internacional había proyectado en su Programa, que para el cierre del año 2004, la meta consistía en alcanzar una reserva neta de cero.
De la misma manera, las reservas internacionales brutas, que es el indicador por excelencia que utilizan las agencias calificadoras para calcular el riesgo país, registraron una mejoría de US $ 221.2 millones, al alcanzar, a la última fecha disponible, un monto de US $ 776.5 millones.
Como han podido observar, la adecuada coordinación de la política monetaria y fiscal le han permitido al Gobierno obtener en tan sólo cien días, lo que rara vez ocurre: que bajen los tres principales precios de la economía, es decir la tasa de cambio, la tasa de interés y la tasa de inflación, situación que refleja el éxito de la política económica de este periodo, causando una grata impresión a los agentes económicos nacionales y a la comunidad financiera internacional.
De acuerdo con cifras aún preliminares, el Producto Interno Bruto terminará creciendo este año 1.8 %, luego de que el pronóstico inicial del Fondo Monetario Internacional era de que habría un decrecimiento de -1.0 %.
Para que esto haya podido ocurrir es imprescindible que la economía haya crecido 3.6 % desde el 16 de agosto al presente, nueva prueba del manejo adecuado y de la confianza de los agentes económicos en las actuales autoridades.
Señoras y Señores, como hemos podido apreciar, la República Dominicana está retomando la senda del crecimiento y del progreso, y por consiguiente, hemos empezado a eliminar el sombrío panorama que estremeció nuestro país durante el último cuatrienio.
Ahora, de lo que se trata es de consolidar esa situación, y para lograrlo es imprescindible la suscripción de un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, respecto del cual, de hecho, ya ha habido un entendimiento de tipo técnico entre los equipos de trabajo.
En las negociaciones para la firma de ese nuevo acuerdo con el organismo financiero internacional, el nuevo gobierno ha tenido que impulsar, en primer lugar, la promulgación de una reforma tributaria que entró en vigencia el 1 de octubre y que comprende, entre otros, el incremento del ITBIS del 12 % al 16 % y un aumento del impuesto selectivo al consumo de alcohol y tabaco; en segundo término, el ajuste por inflación de los impuestos al consumo de combustible; y en tercer lugar, la focalización de los beneficiarios de los subsidios del gas licuado de petróleo y la electricidad.
Ahora bien, el objetivo de la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario, tal como se desprende de la carta de intención, consiste en aplicar políticas destinadas a afianzar la estabilidad de precios y asegurar la reanudación de un crecimiento sostenido.
En poner en vigor una estrategia de financiamiento que le permita al sector público superar la restricción de liquidez de corto plazo.
En aplicar reformas de las instituciones en el ámbito de las finanzas públicas para mejorar el diseño y la aplicación de las políticas fiscales, así como en propiciar el fortalecimiento del Banco Central y de la Superintendencia de Bancos con la finalidad de mejorar la aplicación de la política monetaria y garantizar el mejor funcionamiento del sistema financiero.
Finalmente, el propósito de la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario es para poner en ejecución un plan que permita mejorar la eficacia del sector eléctrico con miras a asegurar su viabilidad financiera.
De manera paralela al FMI, el gobierno ha venido sosteniendo negociaciones con el Club de París, el cual agrupa a los principales acreedores bilaterales de la República Dominicana, de forma tal que podamos consolidar el acuerdo alcanzado en abril de este año de reprogramar 193 millones de dólares de pago de deuda que debieron ser realizados este año.
Asimismo, el gobierno ha iniciado los contactos para llevar a cabo una reestructuración de la deuda privada, de forma amigable y sin necesidad de una suspensión de pagos, que nos permita en algún momento recuperar la credibilidad financiera y volver a los mercados internacionales de capitales.
En tal virtud, se han contratado los servicios de reconocidas firmas de asesoría financiera para la reprogramación de no menos de mil 100 millones de dólares de compromisos con el sector privado.
Por último, el actual gobierno ha suscrito con las autoridades de Venezuela un acuerdo energético que le permitirá obtener un financiamiento del 25 % de la importación de petróleo proveniente de ese hermano país, lo cual tendrá también un impacto positivo en la buena marcha de la economía nacional.
Además, nuevas inversiones han sido realizadas para el sector turístico, las zonas francas y nuevos proyectos de infraestructura.
Como podemos estimar, en tan sólo cien días es mucho lo que el país ha avanzado en sus planes de sanear la economía y estabilizar las finanzas públicas. Por consiguiente, hay razones para mantener la confianza de que la situación económica seguirá mejorando en el porvenir inmediato, sobre todo, debido a que al pueblo dominicano se le está devolviendo su capacidad de demandar bienes y servicios por una doble vía: por la apreciación del peso en un 30 % y por el aumento de los salarios de otro 30 %, tanto para el sector público como para el sector privado.
Pero, en los últimos cien días el actual gobierno no ha estado sólo dedicado a problemas de política fiscal, de política monetaria y de política cambiaria.
En el sector de los combustibles, por ejemplo, esta administración ha obtenido dos importantes logros.
En primer lugar, ha resuelto el gran problema del abastecimiento del gas licuado de petróleo a las familias y demás sectores consumidores, lo que significó honrar deudas atrasadas con las empresas importadoras, por concepto del subsidio a dicho combustible, ascendente a más 1,600 millones de pesos, como habíamos dicho anteriormente.
Con esa acción les evitamos a los consumidores las penurias de largas colas y traumáticas pérdidas de tiempo que significaba la obtención de ese importante carburante.
Pero, en segundo lugar, el haber transparentado y desmontado parcialmente el subsidio al GLP, y el haber establecido nuevos controles y procedimientos para su distribución, ha permitido que la presente administración haya obtenido ahorros en estos primeros tres meses por encima de 600 millones de pesos.
En el sector agropecuario, las acciones de la Secretaría de Estado de Agricultura en los primeros cien días de la actual gestión, han estado orientadas hacia tres áreas fundamentales: Primero, hacia la recuperación de la actividad productiva nacional.
Segundo, hacia la rehabilitación de la agropecuaria nacional de los severos daños causados por el huracán Jeanne, y tercero, hacia el fortalecimiento de acciones productivas de largo plazo.
En el ámbito del sector agropecuario se ha hecho un gran esfuerzo por mejorar la oferta al consumidor, disminuir los precios y elevar el consumo de la población para detener el pronunciado deterioro de la oferta de alimentos que sufrimos los dominicanos durante el período 2000-2004, como recientemente lo han puesto en evidencia estudios realizados por la FAO, que es el organismo de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación.
En obras públicas, luego del paso del huracán Jeanne, se realizó la construcción del puente de la Represa, en un tiempo record de 45 días, en la carretera que va de La Romana a Higuey. De igual manera, la construcción de badenes, en el mismo lugar de la Represa, pero en el cruce del Pintao y en el Batey La Cuchilla.
Se han realizado avances para la construcción de nuevos puentes sobre el Río Chavón, en la carrretera El Seybo-Higuey; los ríos Guarón y El Cedro, en la carretera Miches-Higuey, el río Pedro Sánchez, en la carretera El Seybo-Miches, el río Yamasá, en la entrada de Yamasá, en la provincia de Monte Plata, el río el Helechal, ubicado entre las provincias de San Francisco de Macorís y Nagua, así como el río a la entrada de San José de Ocoa, en la carretera Sabana Larga-San José de Ocoa.
Se ha procedido a la reparación del puente de la 17, en la Avenida Padre Castellanos, y del puente de la carretera Sánchez, en Haina; y de igual manera, se ha reiniciado la construcción de la Circunvalación de Santiago, y la reconstrucción de las carreteras San Juan-Vallejuelo, Bohechío-Arroyo Cano, Cruce del 15 de Azua-San Juan de la Maguana-Las Matas de Farfán.
Estamos terminando la construcción del edificio de la Suprema Corte de Justicia y la Procuraduría General de la República, de los centros regionales de la UASD y de su biblioteca central, todo dejado completamente abandonado durante el pasado período de gobierno.
En el sector salud, se han adquirido las unidades de diálisis renal de los hospitales Luis E. Aybar y Padre Billini. Se han adquirido ambulancias para centros y hospitales sin acceso a grandes centros de salud. Se han comprado y reparado plantas eléctricas para garantizar un servicio sin interrupciones en los centros hospitalarios. Se han abastecido, con recursos frescos, medicamentos y equipos, veinte grandes hospitales, entre los cuales se encuentran:
El Hospital de La Altagracia de Higuey, el Hospital Cabral y Báez de Santiago, el Hospital Infantil Arturo Grullón , de Santiago, el Hospital Darío Contreras, de Santo Domingo, el Hospital Antonio Musa, de San Pedro de Macorís, el Hospital de Los Mina y el Hospital Morillo King de La Vega.
Hace tan sólo cien días, los almacenes de las clínicas rurales de PROMESE estaban clausurados, y había un desabastecimiento en los renglones básicos de medicinas en todos los demás centros de depósito. Había un deterioro de las plantas físicas de las boticas populares. Había distorsión en el suministro de medicinas y una supervisión ineficiente e irregular.
Había una ausencia de control de temperatura y de humedad de los medicamentos. Había una situación de incumplimiento con las recomendaciones de rechazo de medicamentos que no cumplían con los requisitos establecidos. Había una entrada de productos sin registro sanitario y una inexistencia de planes concretos para vigilar la calidad de los insumos almacenados y despachados. El Laboratorio Nacional Dr. Defilló, que es el laboratorio de referencia del país, estaba operando con deficiencias para realizar pruebas físico-químicas y microbiológicas. En resumen, ¡un desastre
Pero cuánto ha cambiado todo eso en tan sólo cien días. Ahora se han aplicado mejoras al departamento de control de calidad. Se ha instituido un programa técnico inter-institucional con INDOTEC. Se ha puesto en ejecución un plan para la remodelación y equipamiento del referido Laboratorio Nacional Dr. Defilló y se ha dado inicio a un programa con facultades de la carrera de farmacia de universidades nacionales para establecer acuerdos de colaboración.
En el sector de medio ambiente y recursos naturales, se plantaron un millón setecientos mil árboles durante los primeros cien días de gobierno. Se ha dado continuidad a las actividades de reforestación y manejo de bosques de la cuenca del Artibonito; y se dio inicio a la formulación de las políticas generales sobre áreas protegidas, biodiversidad y vida silvestre, con apoyo técnico de la cooperación alemana.
Para coronar sus primeros cien días de acción gubernamental, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales ha ordenado que sea sacado del país el rock-ash que de manera vergonzosa fuera traído y depositado en zonas turísticas de la nación.
En lo que respecta al área de educación, la actual gestión ha iniciado proyectos innovadores destinados a mejorar la calidad de la enseñanza y el aprendizaje en la República Dominicana.
Entre esos proyectos se encuentran la creación de los rincones tecnológicos en las aulas de los niveles inicial y básico. El programa de financiamiento de computadoras para maestros, en el que por vez primera los docentes de todo el país son beneficiados con un plan tecnológico que los coloca como protagonistas de primer orden en la sociedad de la información.
Igualmente, figuran entre los proyectos de la Secretaría de Educación, la puesta en funcionamiento de la unidad de desarrollo de software educativo nacional; el establecimiento de un programa nacional de capacitación de docentes en el uso de las tecnologías de la información, la creación del portal educativo dominicano y el desarrollo de la educación bilingüe desde el nivel preescolar hasta el bachillerato.
Como parte de las acciones de los primeros cien días, se seleccionaron y capacitaron 10 mil jóvenes del tercero y el cuarto año del bachillerato a nivel nacional sobre metodología para alfabetizar a personas jóvenes y adultas.
Se han integrado 51 mil estudiantes al Programa Alfabetización a Distancia PREPARA, lo que les permite utilizar las nuevas tecnologías como instrumentos de aprendizaje.
Un total de 740 maestros de todo el país se beneficiarán, en la primera etapa, con becas para ser capacitados en sus áreas de especialidad, a través de un diplomado organizado por el Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (INAFOCAM), con el apoyo de universidades del país.
Se han entregado 4 millones 400 mil libros de texto, gratuitamente, a estudiantes del nivel básico. Se han distribuido 50 mil mochilas a estudiantes de escasos recursos económicos, con todos los útiles escolares necesarios.
La cartera educativa ha tenido que trabajar arduamente en lo referente al déficit del mobiliario en las escuelas, y por eso ya se han entregado 20 mil butacas a nivel nacional.
Se han rehabilitado 189 centros educativos, lo que totaliza 486 aulas. Se han inaugurado nuevas escuelas, y se distribuyen 1 millón 600 mil raciones de desayuno escolar en todo el territorio nacional.
No es mi intención agobiarles con una rendición de cuentas que tal vez aparente estar hecha a destiempo. Pero mi interés ha sido el que el pueblo dominicano pueda valorar que aquí hay un gobierno que, debido a su apoyo y comprensión, está trabajando día a día por mejorar la dramática situación de penurias y de calamidades por la que hemos tenido que atravesar en los últimos tiempos, y que en ese propósito no descansará un solo instante hasta ver alcanzadas sus metas de progreso, de tranquilidad y desarrollo para toda la sociedad dominicana.
Estoy consciente que tenemos grandes desafíos aún pendientes. Que está la necesidad de fortalecer las instituciones del Estado democrático de derecho en la República Dominicana. Que hay que fortalecer la lucha contra la corrupción. Que necesitamos crear mecanismos eficaces que permitan una adecuada aplicación de la ley de servicio civil y carrera administrativa, a los fines de evitar la situación de anarquía que se crea dentro de la administración pública con todo cambio de gobierno. Que necesitamos rehabilitar la escuela diplomática, para formar representantes calificados de los intereses nacionales en el exterior, ahora que avanzamos hacia un mundo cada vez más integrado e interconectado.
En fin, estoy consciente en lo mucho que hay que trabajar en dos frentes, que en estos momentos se erigen como las dos principales amenazas para el futuro de nuestra nación: En primer lugar, el problema eléctrico, al cual le hemos transferido más de 3 mil millones de pesos en apenas cien días, para mejorar la situación de colapso heredada, al tiempo que diseñamos, conjuntamente con el Banco Mundial, una estrategia de solución definitiva del problema.
En segundo lugar, el problema de la violencia, el narcotráfico y el crimen organizado.
En ese campo, ya hemos concluido la elaboración de un plan dominicano de seguridad democrática, cuyos detalles serán conocidos próximamente, pero que en todo caso tiene como finalidad dejar en claro que en la República Dominicana no habrá tolerancia frente al crimen.
Lo digo una vez más: frente al crimen, mano dura, sin contemplación.
Con planes concretos, con políticas bien elaboradas, con actitud interna de colaboración de todos los sectores, con ayuda y asistencia técnica de carácter internacional, iremos avanzando hacia la solución de todos esos males que tantas preocupaciones y tantas angustias dejan en el alma nacional.
Por más difíciles que sean las circunstancias, no desmayaremos. Estaremos siempre en primera fila, sólo imbuidos por aliento patriótico, en la defensa del interés de la nación. En nosotros, los hombres y las mujeres del Partido de la Liberación Dominicano y sus aliados, el pueblo dominicano no encontrará más que un soldado al servicio incondicional de sus órdenes.
Mientras tanto, por los logros conquistados a lo largo de estos primeros cien días de gobierno, sin titubeos de ningún género, podemos afirmar: Pueblo Dominicanos, ¡E’ Pa’ lante Que Vamos! ; E’ Pa’ lante Que Vamos!
Muchas Gracias