Buenos días.
Antes de nada, como president del Parlament de Catalunya, permítanme agradecer la invitación a presidir esta sesión inaugural, que versará sobre “Las asambleas parlamentarias y el cambio climático y la adaptación, como cuestiones políticas clave.â€
Y como presidente de un parlamento regional donde ayer mismo se debatía un proyecto de ley de evaluación ambiental de los planes y programas, que tiene por objetivo mejorar la aplicación de la normativa europea y estatal adecuándola al entorno organizativo, político y ambiental de nuestro territorio, permítanme también una breve reflexión antes de dar paso a los ponentes de esta sesión.
El del cambio climático es uno de los temas que en los últimos años han abierto los ojos al mundo acerca de la necesidad de adoptar una perspectiva global ante determinados problemas cuyos efectos no conocen fronteras administrativas.
Las consecuencias medioambientales y sociales pueden ser muy diferentes en un punto u otro del planeta; incluso, a menudo, entre territorios vecinos. Pero la raíz del problema es común, y todos tenemos la responsabilidad de participar en una respuesta común.
No tenemos otra opción. Ante la amenaza del cambio climático, el destino de todos los pueblos del mundo debe estar unido. Este no es un juego de suma cero. El perjuicio de unos no se traduce en el beneficio de otros. A medio y largo plazo, todos ganamos o todos perdemos.
En parte por ello, y en parte por las diferencias de un mundo que es global pero no igual ni homogéneo –ni lo es la Unión Europea ni lo son la mayoría de los estados–, el tema exige perspectiva y medidas globales, pero necesariamente perspectiva y medidas que al mismo tiempo tengan en cuenta, respeten e integren las múltiples perspectivas locales y regionales.
Caso contrario, cualquier intento de adoptar medidas globales generará múltiples conflictos y desajustes internos, y no encontrará ni la eficiencia ni la eficacia en su implementación. No olvidemos que lo que globalmente puede ser un detalle menor, local o regionalmente puede ser urgente e, incluso, imprescindible.
Por tanto, el reto es de todos, y desde el punto de vista legislativo la respuesta pasa por el diálogo y la cooperación entre todas las asambleas legislativas, haciendo todo lo posible para que se impliquen y asuman responsabilidades en estas cuestiones políticas que son claves para nuestro futuro.
Hecha esta reflexión, esta apreciación, me complace dar la palabra al señor Hans Blokland, vicepresidente del Comité de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo.