Noam Chomsky

GABRIELA ORTIZ DÍAZ

Aunque Noam Chomsky, famoso científico, catedrático emérito de Lingüística del Instituto Tecnológico de Massachusetts (Cambridge, Estados Unidos) y activista filosófico político, nació en Filadelfia, Estados Unidos, ha sido uno de los críticos más contundentes y constantes de la política exterior de su país natal. Además de impartir clases y producir teoría especializada, es un analista político que hace accesible sus planteamientos a cualquier persona, no sólo a intelectuales. En esa faceta de analista político, denuncia los problemas políticos y sociales del mundo, especialmente las intervenciones de los Estados Unidos en el Tercer Mundo.

Desde su visión y concepción del término naturaleza humana, este importante pensador ha hilvanado –aunque nunca ha aceptado tal integración– un proyecto intelectual que incluye la vertiente lingüística y la crítica política. En ese sentido naturalista, fue trascendental para la Lingüística contemporánea la publicación de Estructura Sintáctica (1957), libro que resultó en la formación de una nueva escuela que tuvo como pilar la “Gramática Generativa Transformacional” y otros postulados teóricos innovadores, formulados a base del innatismo chomskiano o lo que es igual, de la idea de que todos los seres humanos nacen dotados de un órgano mental (Facultad del lenguaje) que los capacita para acceder a estructuras del lenguaje.

Del otro lado, Chomsky piensa que una posibilidad de la naturaleza humana es entender la justicia como valor alternativo al poder. Y es que, como activista sociopolítico, cree en la izquierda igualitaria y critica el mantenimiento de situaciones injustas al que ha contribuido Estados Unidos en muchos lugares del mundo. Entre los grandes temas que ha explorado, figura la situación social y política que vive la sociedad contemporánea mundial. De ahí que desarrolle su filosofía política basándose en el intervencionismo imperial de Estados Unidos, en el papel que juegan los medios de comunicación masiva como factor de manipulación y dominación de la opinión pública, en los conceptos democracia, poder, globalización, neoliberalismo, hegemonía, entre otros. Es de reconocer, entonces, que Chomsky, paralelamente a su trabajo lingüístico, defiende la instauración de una forma alternativa de orden social como expresión de la exaltación de los valores humanos.

Uno de los grandes aportes al análisis político mundial de  Chomsky es el desarrollo de gran parte de su producción teórica a partir de la noción del “pensamiento único”: “ese conjunto ideológico de conservadurismo cultural y recetas económicas neoliberales de tanta difusión en los medios masivos de comunicación” (1). Ese pensamiento único está cimentado en que la fuerza (invasiones, represiones, torturas, dictaduras, masacres) no es el único factor que tiene el poder para dominar a las masas a nivel mundial, sino que éste tiene que acompañar ese ejercicio de la fuerza con un control de pensamiento, una construcción de consensos sociales, políticos, económicos e ideológicos, y una meditada elaboración de ideas que favorezcan la hegemonía.

Muchas de las preguntas que se pueden contestar utilizando los planteamientos sociopolíticos de Noam Chomsky son: ¿cuál es la verdad oficial y cómo se construye? ¿De qué modo se manipulan los datos y los hechos para hacer que las gentes los interpreten siempre en un mismo sentido: el que favorece a los intereses de las clases poderosas económicamente? ¿Cuál es la forma específica utilizada por el gran capital mundial –la élite del establecimiento– para que sus intereses particulares aparezcan como “intereses generales” de la nación y la democracia? (Tafur Guevara, 2007). De todos esos cuestionamientos, vale contestar que según Chomsky con las técnicas propagandísticas se obliga a la ciudadanía a “fabricar consenso” o a manifestar una posición unánime sobre determinadas cosas. En definitiva, que el rol político de este pensador es emprender un ataque moral contra la hegemonía de la información.

Toda la teoría sociopolítica que ha propuesto Noam Chomsky a lo largo de la publicación de una treintena de libros se enmarca, entre otros aspectos fundamentales, en que uno de los problemas de la sociedad contemporánea mundial es que no se acepta –o no se nota– que las relaciones de autoridad instauradas por el poder, el prestigio y el privilegio se han convertido en mecanismos legítimos para la constitución del orden social. Contra ese orden social establecido, Chomsky, uno de los pensadores más importantes de este siglo, se ha revelado y ha lanzado toda una crítica bien articulada y argumentada.

 

Gabriela Ortiz hilvana ideas a través de la escritura. En ese ejercicio, une sus poliedros y los hace vibrar.

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Ver otros artículos del monográfico: “20 autores básicos de la filosofía política

 

  1. Sandra Tafur Guevara, Aproximación al pensamiento filosófico-político de Noam Chomsky, Bogotá, D.C., 2007, pp. 1-67.