Campañas con visión de ciudad

ÁNGEL ARMIJOS

Las proyecciones apuntan que el 70% de la población vivirá en zonas urbanas en el año 2050. Esto obliga a replantearnos la forma de concebir a nuestras ciudades, no solo como un espacio aislado donde el contacto con los vecinos es más común, sino como espacio dinámico y vivo, que promueva la actividad: caminar, conocer, disfrutar y degustar.

¿Qué rol cumplen los políticos? Plantear en sus campañas una visión de ciudad como eje central en su discurso. Emocionar a la gente con la ciudad en la que quieren vivir y dejar a futuras generaciones. ¿Qué rol cumplen los ciudadanos? Otorgar el voto con visión de futuro, conocer los planes de gobierno y sobre todo participar activamente en la toma de decisiones a través del poder ciudadano. ¿Qué rol cumplen los consultores políticos? Investigar, generar planes de campaña y de gobierno que fomenten un proceso de construcción de ciudad a futuro.

¿Qué ciudad quiere la gente? Le planteo una propuesta clara y simple. Un experto planificador de ciudades, Gil Peñalosa, ha diseñado un concepto interesante para la planificación de ciudades. Él nos habla de diseñar ciudades 8-80. Le propongo trasladarlo al discurso político.

 

Ciudades 8-80 para gobiernos locales

¿Qué quiere decir esto? El concepto está basado en la premisa de que, si construimos una ciudad que es buena para alguien de 8 años y para alguien de 80, entonces tendremos una ciudad exitosa para todos. Hagamos este ejercicio: ¿Mandarías a un niño (de 8 años más o menos) y a un adulto mayor (de 80) a dar una vuelta al parque juntos? ¿A comprar en la tienda? ¿Los dejarías ir caminando o en bici a la escuela? Si lo harías es porque es lo suficientemente seguro, si no lo harías entonces tenemos mucho por mejorar.

Las ciudades deben mejorar en elementos básicos y esenciales, de baja inversión y de alto impacto.

 

Las ciudades resilientes y los políticos resilientes

Parece simple, ¿no? Construir ciudades con que sean inclusivas, accesibles, amigables, resilientes y sostenibles.

Dentro de la planificación de ciudades se usa el termino resiliencia para describir la habilidad y capacidad de éstas para prepararse, resistir y recuperarse frente a una crisis. Si traspolamos el concepto al campo político podríamos decir que, los gobiernos locales requieren políticos resilientes a los futuros cambios que afrontarán las ciudades, es decir, que sus planes programas o proyectos deberán encontrarse planificados para afrontar y prevenir futuras crisis.

 

La nueva agenda para ciudades y el discurso político

Considero primordial construir una ciudad basada en los siguientes ejes:

Movilidad

Promover una planificación de movilidad, que priorice la seguridad del peatón y de los ciclistas, que invierta en la mejora del transporte público con un servicio seguro, confiable y de calidad. Parece simple, pero no lo es. De hecho, varías propuestas de campaña de centran en eliminar el tráfico (¡Imposible!), cuando en realidad el tráfico se lo gestiona de manera adecuada para optimizar los desplazamientos. Abismal diferencia. Una nueva visión.

Es necesario centrar la planificación en las personas. Los sujetos más vulnerables en la movilidad.

Ambiente

La contaminación ambiental y el calentamiento global no son un cuento chino, y mucho menos la afectación de la calidad del aire en la salud de los ciudadanos. En este sentido, es necesario que la agenda de discusión se centre en la solución de problemas simples que requieren de voluntad política de cambio.

Por otro lado, generar procesos de reducción del uso del plástico y la modificación de comportamientos ciudadanos a través de campañas o impuestos pigouvianos (herramientas económicas para desincentivar las actividades contaminantes), pueden ser decisivos para la construcción de las ciudades del futuro y acciones de bajo costo y alto impacto.

Espacio público

Si queremos una ciudad viva, necesitamos de espacios públicos de fácil acceso al desarrollo de actividades ciudadanas donde se garantice la libertad de expresión, la libertad cultural y la construcción de una agenda diversa que dinamice los espacios públicos.

El espacio público juega un rol fundamental dentro de la planificación de ciudades. Una adecuada política para activar espacios públicos reduce índices de inseguridad, dinamiza la economía local, disminuye la inversión en seguridad y promueve el aumento en la inversión en obra pública.

Es importante no privatizar el espacio público y desarrollarlo para los ciudadanos.

Participación ciudadana

Nietzsche dice: “Sólo aquellos que están dispuestos a cambiar el futuro tienen derecho a juzgar el pasado”. Los ciudadanos deben formar parte de la planificación de las ciudades. Recordemos que todo proceso político lleva consigo un nivel de corresponsabilidad ciudadano, que obliga a que las autoridades generen los espacios necesarios para que se pueda ejercer el poder ciudadano y la incidencia en la toma decisiones.

Los procesos con planificación participativa tienden a ser efectivos para las actuaciones del gobierno local, reducen los índices de conflictividad y fomentan el compromiso ciudadano. Las mejores ideas para planificar una ciudad las tendrán de la experiencia ciudadana.

Es momento de que las autoridades generen procesos estables de construcción y planificación de ciudad. Las visiones cortoplacistas que pretenden un rédito político en ciudades, la crisis de partidos y la apatía política han generado ciudades planificadas acorde a los políticos de turno, con diferentes agendas y mala ejecución. Esto resulta incompresible cuando el objetivo de ciudad sigue siendo el mismo.

Dejemos de experimentar en las ciudades con fórmulas cortoplacistas, de bajo impacto, alto costo y bajo rédito político.

Es momento de acoplar al discurso político la visión de ciudad y con ellos, mejorar la gestión del gobierno en las ciudades por parte de las autoridades locales.

 

Visión de ciudad

Los ciudadanos queremos una ciudad accesible para todos (8-80), que sea construida y desarrollada de manera planificada al futuro (resiliente), que garantice la movilidad de los ciudadanos, que proteja su ambiente y la salud de sus ciudadanos, que inspire espacios dinámicos de arte y cultura, que defina su agenda solucionando los principales problemas de la ciudad, que mejore la convivencia ciudadana, y que fomente la cohesión social mediante procesos participativos que aseguren el involucramiento de la comunidad en la toma de decisiones (participación ciudadana).

Es momento de elevar el debate sobre las ciudades, posicionar una agenda planificada dentro de la opinión pública y centrar los planes de campaña en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

Está en manos de los políticos, los consultores y los ciudadanos asumir este compromiso para construir las ciudades el futuro.

 

Ángel Armijos es Abogado. Asesor parlamentario en Asamblea Nacional y Municipio de Quito. (@angelnietzsche)

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