33ª Cumbre del Mercosur en Paraguay

Querido presidente; representantes de distintos entes: realmente queremos agradecer la hospitalidad del hermano Gobierno de Paraguay y por supuesto del pueblo paraguayo, que nos recibe nuevamente con profunda calidez y esto no hace más que profundizar los hondos lazos que tenemos entre Paraguay y Argentina, entre todos los pueblos del MERCOSUR y entre todas las naciones del MERCOSUR.

Es preciso decir que necesitamos aprovechar este encuentro para pensar a fondo esta empresa colectiva de nuestros pueblos que es el MERCOSUR. Creemos que debemos hacerlo con realismo y con espíritu constructivo. Este realismo y aquel espíritu de construcción nos obligan a ir reconociendo las dificultades y los retrasos, sin ceder a las miradas apocalípticas que periódicamente se alzan en cada uno de nuestros países anunciando el fin del MERCOSUR.

Todos los gobiernos de nuestra región han situado la cuestión de la integración como un punto central de sus respectivas agendas, esto es muy bueno y auspicioso. Sin embargo, los ritmos y la profundidad de los avances no responden siempre con contundencia a ese enunciado. Esta claro que estamos construyendo un dispositivo político ambicioso y trascendente, llamado a transformar definitivamente nuestra cultura y nuestro horizonte como países soberanos, pero ese trascendental hecho se pierde en el vértigo informativo diario. Creo que esa contradicción no está señalando con claridad nuestro déficit que es a la vez nuestro desafío: la integración regional. La construcción del MERCOSUR no es vista todavía por nuestros pueblos como un acontecimiento que influya positivamente en sus vidas cotidianas y que influya de manera central sobre su futuro.

Por eso, estamos convencidos que la etapa que protagonizamos es decisiva para el futuro del bloque y está signada por un objetivo central: entrelazar más la agenda de cada una de nuestras sociedades con la agenda de la región en su conjunto. Con matices y diferencias, nuestras sociedades enfrentan problemas y tareas similares: el empleo, la inclusión, la producción, el cuidado del ambiente, la competitividad internacional, el desarrollo tecnológico, la inserción económica en el mundo, son entre otras, cuestiones centrales en cada una de nuestras agendas nacionales. Son las agendas nacionales las que rigen y deben regir nuestra vida política, no puede ser de otra manera porque las naciones son la cede de la soberanía popular, el ámbito en el que se desarrolla nuestra ciudadanía.

Lo que cada vez está más claro por nuestra experiencia y por la de todos los países del mundo es que los problemas de esta agenda son más dificultosamente superables si nos cerramos en la escala exclusiva de nuestros países. Definir un proyecto de inserción en el mundo sobre la base del fortalecimiento del proceso de integración regional, se convierte en un problema crucial para nuestro futuro como naciones independientes. Necesitamos asumir con franqueza la naturaleza de los problemas, necesitamos imprimirle al MERCOSUR el dinamismo y la potencia que permita superar una discusión que hay en cada uno de nuestros países y que se reaviva ante cada conflicto, entre ellos, ante cada dificultad.

Entender puertas adentro de cada país, que hace falta el MERCOSUR, que hace falta la integración Sudamericana. Entender y hacer comprender que es mejor para nuestra economía y para nuestra vida social. Entender que sin MERCOSUR será más difícil, de eso se trata. Asumir entre nosotros la existencia de que esta discusión tiene una enorme importancia, porque nos ayudará a enfrentar los problemas que están en la raíz de nuestras dificultades. Abordemos por ejemplo el tema de las asimetrías que existen entre nuestros países, tengamos en cuenta el hecho de la gran diferencia de volumen y potencia de nuestras economías. Esto genera una enorme presión interior en el MERCOSUR.

Esas asimetrías no son las que existen en otras regiones, en las economías más desarrolladas han alcanzado un grado de sustentabilidad e integración en sus propias sociedades que les permiten encabezar exitosamente el proceso de integración. Sucede que los países más grandes del MERCOSUR, son también países con enormes desigualdades, con indicadores sociales muy graves en su interior. No estamos diciendo que no se puede actuar más y mejor contra las asimetrías, tenemos los fondos de convergencia estructural, todavía hay que definir mejor los proyectos en los cuales se puede invertir esos fondos y tenemos que aspirar a incrementarlos.

Pero está claro que por ese solo camino no vamos a resolver el problema. Somos concientes que se trata de una redistribución de recursos existentes de muy modesto alcance. Sabemos también que aún esa modesta contribución es un esfuerzo considerable de nuestras sociedades. Por eso estamos convencidos que la hoja central para nuestro futuro es la del desarrollo productivo, la de la ampliación de los mercados a escala regional para las empresas locales. Creemos que la verdadera lucha contra las asimetrías entre los socios gira alrededor del mismo eje que condiciona todo el proceso de fortalecimiento e integración.

Hablamos de la concepción de un gran mercado interno ampliado, de un programa de especialización y complementación productiva que comprometa a nuestras universidades y centros de investigación, a nuestras empresas locales a instancias regionales de planificación y ejecución. Tenemos que elaborar un programa de avances en lo que hace a armonizar la utilización de incentivos, sin que esa coordinación perjudique las condiciones de competencia en la región. Avanzar en la coordinación macroeconómica es una necesidad y en avanzar en la armonización tributaria, no tengo duda que, contribuirá a una mayor integración. Disponer la revisión del arancel externo común en aquellos sectores en los cuales el arancel actual no resulta adecuado a las estructuras productivas de nuestros países, creemos que está en el buen camino. Avanzar en la armonización de reglamentos sanitarios y técnicos, en la generalización del reconocimiento mutuo entre las entidades gubernamentales de los miembros, ayudará a nuestro objetivo.

Sobre todo la clave está en avanzar en la integración productiva regional, en la creación de empresas del MERCOSUR, en el desarrollo de cadenas de valor de alcance regional, en la articulación de esfuerzos para optimizar nuestra capacidad de colocación de productos fuera de nuestra región.

Con todas sus dificultades el MERCOSUR sigue siendo nuestra gran fortaleza para negociar las condiciones del intercambio comercial en el mundo, y es el gran recurso para potenciar la presencia de nuestros países en las diferentes arenas de negociación mundial. MERCOSUR tiene que potenciar la fuerza que tendría cualquier de nuestros países en forma aislada en las discusiones de la Ronda de Doha – MERCOSUR, tiene que potenciar nuestra fuerza individual para discutir el problema de las restricciones a la colocación de nuestros productos agropecuarios en los mercados de los países centrales.

Nuestro bloque no puede conformarse sólo con un rol defensivo. MERCOSUR debe servirnos para configurar un amplio programa de negociaciones con diferentes países y regiones del mundo. Se trata de entender que así es como empieza a configurarse la nueva escena mundial. Tenemos que trabajar desde el MERCOSUR y con nuestro MERCOSUR, para lograr un mundo donde lo multilateral, lo multiregional se ubiquen en el centro de la escena. Ni un mundo imperial, ni un mundo de naciones aisladas y potencialmente conflictivas entre sí, tampoco un mundo sin naciones soberanas, porque por el momento no se vislumbra una cede posible de democracia que no sean los estados nacionales.

Necesitamos avanzar hacia una globalización con autonomía, diversa, plural, equilibrada y eso solamente es posible desde sólidas construcciones institucionales de carácter regional. Con todas sus dificultades el MERCOSUR ha crecido incorporando a la República Bolivariana de Venezuela, y es un impulso muy importante a la creación de la Unión Sudamericana.

Están en plena vigencia un conjunto de proyectos comunes en materia de aprovisionamiento energético, infraestructura y cooperación financiera de alcance subcontinental. Estamos convencidos que el camino de la superación de las dificultades en el desarrollo a fondo de esos proyectos, una integración regional que construye y mejora rutas internacionales, que facilita el desplazamiento de hombres y mujeres y su desempeño laboral en cualquiera de sus países. Una integración regional que asegura la disponibilidad de recursos energéticos cada vez más críticos en la escala mundial, que ayuda a la ampliación de los mercados para los empresarios, que establece normativas eficaces en defensa de los trabajadores, que se constituye en un garante de la vigencia de la democracia y los derechos humanos.

Un MERCOSUR así interesará a nuestros pueblos y a cada uno de nuestros países grandes o pequeños, nadie es tan grande como para no necesitar ayuda ni nadie es tan pequeño que no pueda hacer su aporte. Juntos nos ayudaremos a crecer en todas las escalas, separados nos achicamos todos. Si el MERCOSUR pasa a ocupar el interés de nuestros pueblos será irreversible su construcción, y nuestros países avanzarán en la calidad de vida de sus habitantes y en su capacidad de interlocución mundial.

Está visto que nosotros tenemos que dar y responder a asignaturas pendientes que tenemos dentro del MERCOSUR. Hablamos de integración económica, de resolver políticas sociales en forma conjunta, de resolver y consolidar proyectos educativos que sinteticen la construcción de la cultura del MERCOSUR, hablamos de trabajar conjuntamente en la investigación y en el avance tecnológico, hablamos también de la integración energética.

En el tema de la integración energética, el MERCOSUR está a prueba, porque el desarrollo que gracias a Dios están teniendo nuestros países, el crecimiento económico que están teniendo nuestros países en forma continuada, después de muchísimo tiempo de retroceso, está demandando en forma permanente la necesidad de mayores recursos energéticos. Para ello vamos a tener que ser muy decididos, tener convicciones muy fuertes, para que muchas de las empresas que funcionan en nuestros países, algunas privadas, otras privadas y estatales, otras estatales, comprendan la necesidad de la integración del tema del MERCOSUR.

Muchas veces nosotros notamos dificultades con el manejo de estas empresas, que van agotando poco a poco nuestra paciencia, y que evidentemente recurre a que nuestros gobiernos tengamos que construir solidaridades, y si es necesario, inversiones conjuntas, en un país o en otro país, para definitivamente generar esquemas superadores.

La Argentina apuesta profundamente a la integración energética, lo dije en Santa Cruz de Bolivia, cuando le dije al Presidente, al amigo Evo Morales, que la Argentina estaba dispuesta a invertir junto con Bolivia, en los yacimientos bolivianos si faltaba inversión, en el marco del MERCOSUR y en el marco de la integración.

Nosotros creo que no podemos quedar determinados por los caprichos o por las necesidades eventuales de empresas individuales, por más que sean o privadas o estatales y privadas, sino que fundamentalmente tienen que estar al servicio del proyecto estratégico que nuestra región tiene. Es allí donde nosotros, como presidentes, tenemos que demostrarles a nuestras sociedades que somos capaces de coordinar, que somos capaces de estructurar políticas conjuntas, y que somos capaces de construir solidaridades que nos permitan ayudarnos unos a los otros a poder superar la crisis energética recurrente que tenemos por el crecimiento permanente y por inversiones que no se hicieron en otra etapa, que se están haciendo en esta etapa, pero evidentemente el crecimiento que tienen nuestros países, gracias a Dios, es importante, lo cual nos obliga a invertir permanentemente.

Entonces, el tema energético, como caso específico, como hay otros temas, nos pone en claro cuál es el grado de solidaridad que seremos capaces las naciones que integramos el MERCOSUR, de proceder en forma armónica, de hacer inversiones conjuntas y de tener la capacidad de decisión política soberana de hacer prevalecer estos intereses o los intereses individuales, empresarios que existen, que desconocen las necesidades globales del desarrollo de los pueblos de nuestra región.

Nosotros, durante mucho tiempo, tenemos todavía por supuesto una amplia cuota de paciencia, pero también tendremos una alta cuota de resolución si evidentemente no se entiende y no se comprende cómo se debe avanzar decididamente para solucionar todos estos temas.

Cuando hablamos del tema energético pasamos a otros temas importantes que tenemos que resolver, cuando hablamos de las asimetrías, cuando hablamos de los aranceles, cuando hablamos del libre tránsito que planteaba el amigo presidente de Paraguay, que creo que planteó en alguna oportunidad el presidente del Uruguay, que han planteado acá sucesivamente en distintas exposiciones que han tenido.

Tenemos que tener la audacia, la decisión, el coraje de escribir este nuevo tiempo de la historia, y para eso tenemos que tomar decisiones que ordenen el funcionamiento de global de la construcción de un MERCOSUR que sea plenamente efectivo. Si no, reiteraremos expresiones muy buenas, de muy buena voluntad, que existen, nosotros estamos felices en muchos temas que hemos avanzado, pero hay temas centrales que definitivamente tienen que tener una coordinación, una rigurosidad y una racionalidad que nos permitan, definitivamente, la construcción de una región diferente.

Nosotros lo hacemos con la mayor voluntad, con el mayor sentido de solidaridad, con el mayor sentido de integración, pero es muy importante que cada uno de nosotros, hacia adentro, haga un profundo análisis junto con su pueblo y en las decisiones que tiene que tomar, para saber el por qué algunas cosas no se pueden resolver. Habrá temas que por su dificultad serán muy difíciles, pero hay otros temas que nos ponen a prueba a diario, donde evidentemente nuestros pueblos nos están mirando para ver si estamos entendiendo hacia dónde tenemos que avanzar y cual es el rumbo que tenemos que tomar.

Les agradezco profundamente a los señores presidentes del MERCOSUR, a los señores gobernadores, a los señores representantes de los distintos entes. Hay temas que nos apasionan, nos alegramos por la incorporación de Uruguay al Banco del Sur, nos parece un hecho auspicioso, muy positivo. Con el Banco del Sur, junto con otras entidades financieras, como la entidad Andina y demás, que están haciendo tareas muy importantes en la región, podemos construir instrumentos de financiamiento para resolver problemas que, por allí, parecen muy lejanos de resolución a cada país en forma individual, pero con un Banco del Sur que cumpla con el rol que tiene que cumplir, puede dar respuestas muy importantes. Por eso el Banco del Sur entusiasma, y creo que hay varias áreas que tenemos que profundizar decididamente. Si tenemos que intercambiar inversiones en forma conjunta, las tenemos que hacer.

Nosotros reiteramos que lo que dijimos aquel día en Bolivia estamos dispuestos a hacerlo profundamente, porque lo que nos interesa es volcar toda nuestra capacidad de inversión para construir una solidaridad energética que permita consolidad el desarrollo definitivo del a región, fuera de las presiones corporativas de determinadas empresas que muchas veces creen que los países tienen que estar subordinados a sus intereses.

Apuntamos y defendemos toda la inversión privada, toda la que pueda venir nos parece bárbaro, pero siempre rescatamos el rol soberano de nuestros estados, para que tengan el rol del camino estratégico que cada nación tiene que construir para darle a su pueblo el país que merece, con inclusión, con equidad y con justicias. Muchísimas gracias.