Cómo luchar contra la abstención

El pasado viernes, 12 de julio, a las 20h, celebramos un nuevo Beers&Politics. En esta ocasión el título de la jornada fue “Cómo luchar contra la abstención“, a cargo de Jaume López, Profesor del Departament de Ciències Polítiques i Socials en la Universitat Pompeu Fabra (UPF). También imparte docencia en la UOC, la URLL y en el IBEI.

 

Este es el resumen:

Ir a votar o no, no sólo es una acción sino que ante todo, es una decisión, y como tal debe ser estudiada. Una decisión será más o menos racional, pero siempre será lo que podríamos decir «razonable», al menos para el individuo que la toma: siempre se darán-y no sólo a los demás sino a uno mismo-razones para explicar(se) su decisión.

La participación política no se limita a la participación electoral, sin embargo esta puede ser estudiada en sí misma. Cuando hablamos de participación electoral, una buena clave interpretativa es analizarla como una actividad más con costos y beneficios para el elector.

En el caso español, la literatura afirma que sólo se pueden establecer correlaciones fuertes y estables entre la participación y la edad y el tamaño del municipio en el siguiente sentido: los jóvenes votan menos y se vota más en los pequeños municipios. El hecho de que no se puedan destacar diferencias significativas y estables en la participación electoral-pero sí en otros tipos de participación política-según el tipo de empleo, el nivel de renta o el nivel educativo se ha explicado por el hecho de que votar en España representa unos costes muy bajos que cualquiera puede asumir fácilmente -no es necesario, como en otros países, registrarse-. En este sentido, se puede afirmar que las desigualdades sociales en el Estado español no se han trasladado a la participación electoral.

En Cataluña se la ha situado dentro de estos mismos esquemas -sólo edad y tamaño de municipio resultan significativos- pero la atención principal se lo han llevado las destacables diferencias de participación según el tipo de elección, con más abstención en las elecciones al Parlamento de Cataluña ya las locales, y menos a las del Congreso. Aunque estas diferencias también se dan en el resto del Estado, en Cataluña son mayores. Es lo que se llama «abstención diferencial».

Desgraciadamente, al intentar evitar la abstención suele ponerse toda la atención de la banda de los costes. La mayoría de las iniciativas para aumentar la participación electoral suelen centrarse en cómo reducir los costos de la participación (voto electrónico, jornadas electorales de más de un día, etc.). Pero el quid de la cuestión, como demuestran muchas teorías psicológicas, está en los beneficios que reporta (los costes se asumen-o no-tras la decisión motivada por los beneficios).

Hay muchos tipos de beneficios, aquí de nuevo puede ser interesante distinguir entre los beneficios más racionales (vinculados al propio diseño institucional) y los de carácter más emocional, que tienen que ver con los valores, las identidades y los sentimientos de pertenencia a una comunidad. En este sentido, y hasta las últimas elecciones autonómicas, la principal clave para explicar la abstención en Cataluña es el marco cognitivo de referencia: hispanocéntrica o catalanocèntric.

Imagen de: Papazimouris