Memoria y democracia

El pasado jueves, 14 de mayo, a las 20h, celebramos un nuevo Beers&Politics en Santiago de Compostela. En esta ocasión el título de la jornada fue “Memoria y Democracia“, a cargo de JOSEP GELONCH. Josep es Doctor en filosofía y profesor de historia y geografía, especialista en ideologías políticas contemporáneas. Fue también investigador de la London School of Economics.

Este es el resumen:

La relación entre la memoria (Histórica, política) y la democracia es profunda, y cargada de simbolismos. En España, la construcción de una sociedad democrática se ha cimentado en gran medida de espaldas a la memoria, frente a los casos francés, alemán, británico, portugués, griego o fines. En esta ocasión el invitado nos ha demostrado cuáles han sido las diferentes políticas memorialísticas que se han implementado en España a lo largo de la etapa democrática, y sus diferencias con el resto de casos europeos.
Como decíamos, una de las especificidades españolas es la habitual falta de políticas en torno a la memoria. La creación de la democracia española durante la Transición se basó, señaladamente, en la negación u olvido del papel de la memoria en su construcción, pese a que en gran medida fue posible gracias a individuos y grupos conscientes del pasado del país. Gelonch se hace una misma pregunta en dos momentos diferentes, ¿Por qué recordar, por qué olvidar?. Primero en la etapa de la Transición, y por último en la época actual. También disecciona el perfil de los que olvidaban o recordaban, tanto entonces como ahora.
La memoria, dice Gelonch, es profundamente compleja, en un país dividido por un suceso traumático como la guerra civil es evidente que existirán memorias enfrentadas, o incluso muchas versiones e interpretaciones de la misma memoria. Por eso la apuesta por construir una memoria de la Democracia, es necesaria. En los países de nuestro entorno se escribieron relatos memoriales que ayudaron a construir y fortalecer los valores democráticos, creando una suerte de lugar de encuentro entorno al pasado que en el caso español no ha sido posible.
El debate se fue dirigiendo hacia la Ley de Memoria de 2007. Una ley para unos innecesaria y para otros insuficiente. La misma posibilidad de pretender construir una memoria a través de una ley es objeto de análisis. Desde los individuos que la combaten, hasta los grupos que la apoyan, pasando por la financiación que se le concede son desmenuzadas y expuestas a la crítica.
¿Cuál es el futuro de la memoria? ¿Se puede construir una memoria democrática en España, se puede crear una memoria común que cimente los valores democráticos y de convivencia del Estado? Las opiniones son encontradas, pero tanto el invitado como los asistentes señalan dos hitos a tener en cuenta. En primer lugar el generacional; si han sido los nietos de la guerra los que han iniciado la recuperación de la memoria, por qué y para qué. En segundo lugar, el universo de la memoria; si el Estado debe construir un relato memorial propio, aceptable convencionalmente; cómo hacerlo, sobre qué bases cimentar ese pacto. Nuevamente las respuestas son diversas, y el estado de la cuestión apasionante.
El tiempo se acaba, la asistencia, la participación, y el debate han sido intensos; salimos con muchas más dudas que las que teníamos al inicio, pero con una idea clara: la ausencia de política de memoria, es una política de memoria en si misma.