El contagio social

XIMO VALLS

Vivimos como vivimos por contagio, sí, contagio. Como si de un virus se tratara, nuestras costumbres, tradiciones, lenguaje e incluso hábitos del día a día son producto del contagio social. Mimetizamos prácticamente todo, es decir, copiamos y replicamos nuestro comportamiento de generación en generación y ante la incertidumbre buscamos referentes como guías en el camino.

Muchos recordarán cuando eran adolescentes y la rebeldía se traducía en música metal, rock, pelos alocados y playeras de grupos antisistema, pues bien, hasta eso era copiado y replicado, es decir, tu rebeldía, la mía, la de todos no era más que comportamientos y modas copiadas. Cruda realidad.

Ahora vivimos en la época de los influencers, en nuestras redes sociales aparecen figuras públicas de todo tipo intentado “influenciar” a sus seguidores y miden su éxito por el nivel de “engagement” que no es otra cosa que si son capaces o no de contagiar a sus seguidores la venta de X producto.  Nuevas formas de venta, viejo trasfondo.

En política, donde todo llega más tarde, están descubriendo ahora de que va el rollo de los influencers y cómo pueden hacer llegar sus mensajes a través de personajes menos desacreditados que la fuente primaria, el político. En el fondo, la guerra es la misma, dos visiones del mundo enfrentadas que contagian sus ideas entre la población, conservadores y progresistas luchan por lograr en el mundo que sus visiones e ideales se impongan. Un caso claro es el de la activista adolescente Greta Thunberg, nuevo icono mundial contra el cambio climático, en tan solo un año se ha convertido en referente del tema, y hasta en tan noble causa, siempre hay un trasfondo, en este caso, según varios estudios resulta que energéticas, empresas y políticos con visiones compartidas.

Paul Mardsen en su obra memetics and social contagion: two sides of the same coin explica que “cuando estamos inseguros de cómo reaccionar ante un estímulo o reacción buscamos en los demás una guía y la imitamos de manera consciente”, no obstante, el ser humano se enfrenta cada vez más a nuevos estímulos y situaciones provocados por cambios tecnológicos y generacionales, es decir, lo que antes era un referente como tu padre o madre para enfrentarse a cierta situación, actualmente no lo es tanto, pues la situación es nueva, en otras palabras, improvisamos, y no tenemos ni idea de los posibles resultados.

El contagio social es tremendamente útil para la supervivencia humana, pero únicamente para eso, supervivencia, se nos queda atrás en términos de evolución y progreso.  Y como suelen decir, no todo es oro lo que reluce. Nos contagiamos de comportamientos muy útiles, pero también de muchos inútiles, y limitantes, que reducen nuestras capacidades, creencias del tipo “Si trabajas más horas eres más productivo” o “la izquierda gestiona peor el dinero que la derecha” parecen una estupidez, pero son estupideces que influyen y que se contagian de forma masiva.

Es muy fácil contagiar, pero complicado curar el contagio de creencias estúpidas, la única receta, hasta la fecha, es tomar conciencia y que cada uno de nosotros haga su propia “limpieza” de que es útil o no de todo lo aprendido por herencia.

Ximo Valls es consultor internacional de comunicación política. Director de Comunicación en Elemental. (@XimoVallsM).

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